La Scala inaugura su nueva temporada con un ¡®Macbeth¡¯ dist¨®pico dise?ado para ser retransmitido
Davide Livermore repite por cuarto a?o consecutivo al frente de una propuesta esc¨¦nica concebida para un p¨²blico masivo
El d¨ªa de San Ambrosio el mundo mira hacia la Scala de Mil¨¢n. En la calle la gente compra baratijas en la tradicional feria del Oh Bej Oh Bej y bebe vino caliente. Dentro del teatro comienza el tradicional desfile de poder ¨Dmermado por la pandemia y el reclamo tur¨ªstico¨D en la inauguraci¨®n oper¨ªstica m¨¢s importante del a?o. Un italiano, valenciano de adopci¨®n, ha ligado su suerte a la de esa fecha y esa platea. El director de escena Davide Livermore repite el martes por cuarta vez consecutiva al frente de la prima con un Macbeth, Riccardo Chailly en el foso y Anna Netrebko como soprano. Esta vez con una adaptaci¨®n de la obra de Giuseppe Verdi en clave dist¨®pica. La referencia, cuenta, es la pel¨ªcula Origen (Inception) de Christopher Nolan, bastante lejos de los esquemas que se manejan habitualmente los temibles loggionisti del teatro, esos taca?ones que asisten a la funci¨®n con partituras y abroncan las salidas de tono. ?Nervios? ¡°Mire, he pasado ya algunas tormentas. En italiano podr¨ªamos decir que soy como vecchia ballerina di palcoscenico¡±, dice sonriendo al otro lado de la pantalla de la videollamada.
Las distintas dimensiones en las que transcurre la narraci¨®n y las pantallas son, precisamente, la base de la nueva criatura de Livermore. Tambi¨¦n lo fueron en sus tres ¨²ltimos estrenos en La Scala, que alcanzaron cifras de audiencia de alrededor de 30 millones de espectadores y le consagraron como el rey midas de la escena. ¡°Creamos un puente entre el teatro y el cine. Cambia la t¨¦cnica y la perspectiva, claro. En estos cuatro a?os hemos transformado la manera de comunicar la ¨®pera. Hemos inventado una manera de hacer una pel¨ªcula en directo, con un plano secuencia y un decorado que siempre participa de la acci¨®n. Es como si estuvieras en un plat¨® de cine¡±, explica.
Una transformaci¨®n que, a menudo, puede generar inquietud o cierto runr¨²n entre los rigoristas. Una especie de p¨²blico, bien mirado, en progresiva extinci¨®n. Pero el debate, es cierto, permite interrogarse sobre la identidad del g¨¦nero oper¨ªstico cuando una funci¨®n est¨¢ pensada para las pantallas con t¨¦cnicas cinematogr¨¢ficas. ¡°Es una evoluci¨®n de la comunicaci¨®n de la ¨®pera, pero con todo el rigor y la ¨¦tica de este arte. Riccardo Chailly, uno de los directores de orquesta m¨¢s grandes, quiere espect¨¢culos as¨ª porque sabe que tenemos un respeto profundo por la partitura. ?Claro que es ¨®pera! Pero estamos ante un cambio hist¨®rico, porque introducimos nuevos elementos que generan otra interacci¨®n entre el decorado y la partitura¡±.
El universo de Livermore encaja perfectamente con nuestro tiempo, edificado sobre las cenizas del miedo al contagio. Pero la pandemia es un viento que sopla a favor de su m¨¦todo de trabajo. ¡°Siempre he pensado que la ¨®pera pod¨ªa ser popular gracias a la televisi¨®n, pero esto lo empezamos antes de la pandemia. Aunque es verdad que con el hambre que la gente tiene de espect¨¢culos, aunque con el miedo del auditorio y el teatro como espacios de contagio, puede ser que ayude. Mire, la ¨®pera debe ser contempor¨¢nea en el medio. Debe ser poder grabada para la televisi¨®n y para ello hay que crear un lenguaje distinto. Y eso nosotros lo empezamos a hacer en 2018 con Attila¡±.
Este Macbeth es la quintaesencia de la evoluci¨®n que propone Livermore. La reivindicaci¨®n de la contemporaneidad del medio en el que se expresa cada obra. ¡°La ¨®pera no es un museo, cambia con la sociedad. Y no reconocerlo va contra el sentido de todo lo que me ha emocionado siempre en el teatro. Macbeth es una obra maestra, una columna vertebral para la creaci¨®n de una sociedad italiana con sentido com¨²n en 1847. El tema era el sufrimiento que puede generar que el poder est¨¦ en las manos de un dictador. Ni bueno ni malo, un dictador. Italia no exist¨ªa todav¨ªa, pero s¨ª un deseo de ser uno, de ser naci¨®n. Y se contaba tambi¨¦n gracias a compositores como Verdi, que eligieron Macbeth no solo por la investigaci¨®n del alma humana, sino para contar el efecto de una patria opresora. As¨ª que creo que el deseo m¨¢ximo de Verdi fue el de tocar el alma de la gente hablando de lo contempor¨¢neo. No un documental sobre el alto medievo o algo contempor¨¢neo a Shakespeare¡±.
Ese mundo que propone Livermore es una realidad paralela. Algo as¨ª como lo que ¨¦l mismo vivi¨® durante la pandemia. ¡°La viv¨ª en Valencia, en el Saler. En la playa dibujando tranv¨ªas que ten¨ªan la capacidad de navegar sobre las olas. Los imagin¨¦ como un medio de viaje de antigua memoria metropolitana. Fue un tiempo maravilloso para escribir y bajar el nivel de ocupaci¨®n. Ah¨ª escrib¨ª mi primera gran pel¨ªcula, que empezar¨¦ a grabar en junio¡±. Visto desde la Scala, quiz¨¢ lleve ya cuatro a?os seguidos dedic¨¢ndose a la gran pantalla.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.