Gis¨¨le Sapiro: ¡°Estamos en una guerra cultural¡±
La soci¨®loga francesa analiza los l¨ªmites a la libertad de expresi¨®n entre crecientes protestas por los abusos cometidos
El debate sobre si Peter Handke merec¨ªa el Nobel trat¨¢ndose de alguien cercano a Milosevic o Roman Polanski los premios Cesar cuando a¨²n no ha respondido ante la justicia por violaci¨®n parpadea intermitentemente al calor de la cultura de cancelaci¨®n con debates crecientes. La soci¨®loga francesa Gis¨¨le Sapiro (1965) ha puesto contexto y datos al asunto en ?Se puede separar la obra del autor? (Clave Intelectual), donde recuerda cap¨ªtulos anteriores de gran fuerza como el de C¨¦line, enorme autor con panfletos antisemitas que en general desaparecieron de las ediciones tras el nazismo. En Francia, Bertrand Cantat ha vuelto a cantar tras cumplir c¨¢rcel por el asesinato de su novia Marie Trintignant por una brutal paliza. En ocasiones, el delito est¨¢ en los actos (Polanski, Cantat); en ocasiones, puede estar en las palabras (C¨¦line, Houellebecq); y, a veces, en las dos (el autoproclamado pederasta Matzneff).
Pregunta. ?Estamos en una guerra cultural?
Respuesta. S¨ª, s¨ª, podemos hablar de guerra cultural porque hay una radicalizaci¨®n de posiciones. Hay reivindicaciones leg¨ªtimas por parte de grupos antirracistas y feministas y una reacci¨®n muy violenta por parte de los grupos dominantes de la derecha, y no solo la derecha. En EEUU estos grupos han ganado en parte la batalla, en Europa no es el caso.
P. ?El autor es responsable de su obra?
R. S¨ª, y debe responder por ella ante un tribunal. Los autores modernos han construido una ¨¦tica de responsabilidad separada de su responsabilidad penal, pero el derecho a describir los males de la sociedad no puede ejercerse en detrimento de otros.
P. ?Es l¨ªcito premiar a Polanski?
R. El jurado podr¨ªa haber evitado recompensarle en una coyuntura en que se ha visto el abuso de mujeres muy j¨®venes en la industria del cine. En profesiones organizadas como abogados o m¨¦dicos existen sanciones a ese tipo de abuso.
P. ?Juzgar una obra en un tribunal es admisible?
R. Las obras siempre han sido juzgadas cuando han traspasado los l¨ªmites a la libertad de expresi¨®n, y los autores siempre han luchado por ampliar sus derechos. Flaubert fue procesado por representar el adulterio en Madame Bovary y el tribunal reproch¨® su realismo sin condenarlo. Se puede representar a un criminal nazi sin adherirse a su personaje. El juicio a Houellebecq por incitaci¨®n al odio contra el Islam no fue por su novela Plataforma, sino por sus comentarios en prensa.
P. ?Y c¨®mo valora el juicio popular?
R. El juicio popular suele surgir en las grietas del sistema judicial o de la deontolog¨ªa de quienes est¨¢n en posici¨®n de autoridad. Sin esa movilizaci¨®n, ni siquiera se hablar¨ªa de eso.
P. ?La celebraci¨®n de conciertos de Cantat, por ejemplo, no es una forma de aceptaci¨®n de la violencia contra la mujer?
R. No ir¨¦ tan lejos como para decir eso. Algunos lo ven as¨ª, pero otros ven que cumpli¨® su condena y por lo tanto tiene derecho a reintegrarse en la vida social. Las feministas que protestan contra sus conciertos argumentan que su posici¨®n le da una dimensi¨®n ejemplar y por ello se oponen. Usan la notoriedad de Cantat para promover la causa de mujeres an¨®nimas asesinadas y puedo decir que es juego limpio.
P. El caso de Matzneff necesit¨® el libro de Springora sobre sus abusos cuando era ni?a para que se retiraran sus obras. ?Necesitaremos un libro para cada crimen?
R. El testimonio de Springora fue determinante para la toma de conciencia: la editorial Gallimard decidi¨® retirar los libros de Matzneff de la venta y se abri¨® el debate sobre la edad del consentimiento. El caso tambi¨¦n revel¨® la complicidad de parte del mundillo literario y eso tambi¨¦n tendr¨¢ un impacto.
P. ?La cultura de la cancelaci¨®n amenaza la libertad?
R. El boicoteo y la protesta son un derecho, no son censura. La libertad no consiste en abusar de una posici¨®n dominante sino que presupone la libertad del otro, como dec¨ªa Sartre.
P. ?Cree que hay una caza de brujas, como alegan algunos?
R. No se puede identificar esto con el macartismo, como a veces se oye decir, porque no est¨¢ organizado por el Estado. Por el contrario, es una reacci¨®n contra el abuso de autoridad. Con suerte, esto conducir¨¢ a un cambio de comportamientos. Por supuesto, la justicia popular no debe reemplazar a los tribunales, pero estos deben hacer mejor su trabajo en materia de violencia contra las mujeres y los ni?os.
P. ?Hay m¨¢s tab¨²es hoy en la izquierda que en la derecha?
R. Los tab¨²es de la derecha consisten en proteger a los dominantes. En el siglo XIX estaba prohibido por ejemplo criticar la monarqu¨ªa, las creencias religiosas y las jerarqu¨ªas sociales. Nuestras democracias liberales han abolido estos tab¨²es y protegen a las personas del discurso del odio y la violencia. Es esa protecci¨®n la que la extrema derecha cuestiona en nombre de la libertad de expresi¨®n.
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