¡®Star Wars¡¯ jubila a los Skywalker en vi?etas y abraza la multiculturalidad
'Star Wars' lanza 'La Alta Rep¨²blica', su nueva era sin la legendaria familia
En realidad, el plan no es nuevo. Pero la forma de desplegarlo s¨ª lo es; radicalmente. Star wars va a intentar, de una vez por todas, el esfuerzo m¨¢s intenso y necesario que necesita emprender su mitolog¨ªa: jubilar a los Skywalker. La Alta Rep¨²blica, una nueva era dentro del universo Star wars que aterriza ahora con novelas, tebeos y que en un futuro muy pr¨®ximo dar¨¢ el verdadero do de pecho para que esa sencilla m¨¢xima, sencilla en su enunciaci¨®n, asiente su realidad.
La fuerza de gravedad de los Skywalker ha sido, a la vez, una bendici¨®n y maldici¨®n para el universo Star Wars. Su ¨²ltima cinta, que dej¨® un regusto amargo a pesar de lograr m¨¢s de 1.000 millones de d¨®lares en taquilla, llevaba a los Skywalker, por primera vez, al t¨ªtulo (Rise of the Skywalker), un s¨ªntoma del arraigo que dichos personajes tienen para m¨²ltiples generaciones, al punto de que dicho apellido ensombreci¨® el extaordinario universo que los enmarcaba.
Lo curioso es que en paralelo a esta dependencia de los Skywalker, Star Wars, para los verdaderamente fans, que son tambi¨¦n millones, aunque no cientos de millones, vivi¨®, desde fecha muy temprana, m¨¢s all¨¢ de los Skywalker. El milagro se le debe a una serie de creadores, reverenciados por los proselitos y desconocidos para el p¨²blico en general, que crearon una infinita trama de tebeos y videojuegos que, a ojos de esta minor¨ªa (entre la que me incluyo), rivalizaban si no ampliamente superaban lo conseguido en la trilog¨ªa original. Obras como el videojuego Star wars. Knights of the Old Republic o novelas como Heir to the Empire de Timothy Zann son peque?as de un gran collar que crec¨ªa en paralelo al culebr¨®n de los Skywalker.
Pero todo ha cambiado gracias a un ¨¦xito monumental que no esperaba nadie: el del Mandalorian y el peque?o Baby Yoda. Por primera vez, se demostr¨® que Star Wars, incluso sutraida de sables l¨¢ser (hasta esta segunda temporada) y protagonizada por personajes secundarios que viv¨ªan aventuras paralelas a las grandes tramas donde se jugaba el destino de la galaxia y de la fuerza, ten¨ªan una potencia tal como para hechizar a un p¨²blico masivo. El mandaloriano ha sido la puesta de largo, en fin, de esa idea tras el universo expandido que vivi¨® su vida en paralelo durante d¨¦cadas. El siguiente paso a esa conquista, tras reconciliar los dos lados de Star Wars en el hist¨®rico episodio El rescate de la segunda temporada de The Mandalorian, es plantear este nuevo status quo en la mitolog¨ªa de Star Wars: La Alta Rep¨²blica.
?Y qu¨¦ es, exactamente, ese nuevo status quo?
A juzgar por las 24 p¨¢ginas de este primer n¨²mero, La Alta Rep¨²blica es una vuelta al Star Wars m¨¢s centrado en lo aventuresco, con lo multicultural en el punto de mira y el ¨¦nfasis en el protagonismo colectivo. En este primer n¨²mero (escrito por Cavan Scott e ilustrado por el indonesio Ario Anindito) las cartas se despliegan desde la portada. La protagonista (aunque sin ning¨²n aura de elegida a lo Skywalker) es una joven negra con un peinado muy contempor¨¢neo, cabeza rapada a un lado y melena al otro, el marco de la historia es una vieja rep¨²blica triunfante (transcurre dos siglos antes de los acontecimientos de la primera saga Skywalker), que manda sondas para expandir su mensaje de luz por la galaxia y el ritmo y las peripecias son alegremente desvergonzadas. Hay langostas gigantes c¨®smicas, una ciudad de peque?os duendecillos en peligro de ser arrasada y constantes secuencias de acci¨®n. Y un peque?o cameo, la ¨²nica concesi¨®n al gui?o: un Yoda doscientos a?os m¨¢s joven del que vimos en las trilog¨ªas de Lucas.
Como ¨¢gape, es tremendamente prometedor lo que contienen estas 24 p¨¢ginas. Primero, porque su ambiente no trata ya de replicar el look de las viejas pel¨ªculas que tanto lastr¨® a la ¨²ltima trilog¨ªa; en cierto sentido, se empapa de ese esp¨ªritu festivo y colorido que predominaba en los mejores pasajes de Episodio I, II y III, una galaxia m¨¢s viva, ex¨®tica y criaturesca. El propio guionista revela con desparpajo cu¨¢l es el esp¨ªritu de las p¨¢ginas en un breve mensaje al lector tras la aventura: "Tiene todo lo que se le deber¨ªa pedir a un c¨®mic de Star Wars: alucinantes batallas de sable de luz, temibles villanos, sobrecogedoras batallas espaciales, amistades que enternecer¨¢n tu coraz¨®n y traiciones devastadoras que te lo romper¨¢n en el siguiente minuto. Oh, y hay monstruos. Muchos, muchos monstruos." Ni la engolada seriedad de Lucas en Episodio I, II y III ni la temerosa reverencia a los Skywalker de Abrams en los cap¨ªtulos VII y IX. Simplemente, abrazar el esp¨ªritu.
Segundo, porque abraza el protagonismo colectivo. Hay muchos jedi y la protagonista es una m¨¢s; no una Harry Potter o Anakin Skywalker abrazada por una profec¨ªa. Una m¨¢s en un colectivo de luchadores de la justicia. Scott y Anindito visualizan este hecho en una p¨¢gina verdaderamente emocionante, la ¨²ltima del tebeo, donde La Alta Rep¨²blica apuntala un mensaje que ya dio el cineasta Rian Johnson en la extraordinaria y vilipendiada Episodio VII: cualquiera puede ser un h¨¦roe de la galaxia. La Fuerza es de todos.
Aqu¨ª unos ojos ansiosos de ver c¨®mo ese verbo se hace carne. O, en este caso, vi?etas.
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