Bee Gees, en clave country¡ y funciona
Barry Gibb, ¨²nico integrante vivo del grupo, acaba de publicar un interesante disco repleto de colaboradores del g¨¦nero vaquero como Dolly Parton, Brandi Carlile, Jason Isbell y Gilliam Welch
Para el pop, la m¨²sica de los Bee Gees es imperecedera, pero este 2021 nos ha tra¨ªdo una agradable sorpresa: ahora tambi¨¦n puede tener una buena lectura country. Son de esas cosas que pueden echar para atr¨¢s, pero conviene saltarse barreras de prejuicios, tanto para aquellos que los tienen con las canciones de los hermanos Gibb como para los que los guardan para el g¨¦nero vaquero.
Barry Gibb, ¨²nico integrante vivo de los Bee Gees, acaba de publicar un buen disco con el cancionero de la banda en clave country. Se llama Greenfields: The Gibb Brothers¡¯ Songbook Vol. 1. Un volumen en el que se rodea de un pu?ado de francotiradores del g¨¦nero, tanto de antes como de ahora. Por ah¨ª cantan viejos pesos pesados como Dolly Parton, Keith Urban o Sheryl Crow. Pero lo que llama la atenci¨®n es la participaci¨®n de tan grandes talentos del country contempor¨¢neo. Gente como Jason Isbell, Brandi Carlile, Gilliam Welch o Allison Krauss. Todo un ej¨¦rcito de colaboradores que confeccionan un disco raro, que vuela con las distintas personalidades que participan, pero tambi¨¦n con la identidad sonora de su hacedor.
Barry Gibb ha pasado a la historia del pop por su famoso falsete, esa voz penetrante y agud¨ªsima tan reconocible, ese ¡°chillido afinado¡± al que se refer¨ªan los suyos. Ahora, reviviendo fuera de la pista de baile y el pop de relumbr¨®n, se adapta a las estampas country. Es chocante, pero no por ello tiene su punto, incluso su justo punto hortera. Al principio, parece como fuera de lugar, pero hay algo tan sentimental, tan a tumba abierta, en su interpretaci¨®n que encaja en ese esp¨ªritu que tiene el country de llorar las penas como pocos g¨¦neros. Un buen ejemplo es Run to Me junto a Brandi Carlile. Auspiciada por el timbre colosal de Carlile, se eleva con ambos rompi¨¦ndose en un crescendo folk-country que hace justicia a la original. No sucede este logro con todas las canciones incluidas en el disco, pero el conjunto termina por funcionar.
Esta locura de ¨¢lbum, lleno de voces, demuestra que el cancionero de los hermanos Gibb es inmenso. La primera ¨¦poca del grupo est¨¢ cargada de p¨ªldoras pop con tintes psicod¨¦licos de enorme peso (poned en vuestro reproductor ¨¢lbumes como Bee Gees 1st, Horizontal y Odessa), pero, a ra¨ªz de su salto a la m¨²sica disco, Bee Gees moldearon un sonido definitivo que influy¨® a toda la cultura popular. Es decir, el grupo de los Gibb cre¨® una m¨²sica apta para el baile, que llegaba al club como a la emisora, que mezclaba el soul blanco con el R&B, en un ramalazo fascinante de pop. Una historia muy conocida y tan bien contada en el documental How Can You Mend a Broken Heart, estrenado el a?o pasado.
Dice Barry Gibb que su lugar est¨¢ ya de aqu¨ª en adelante en el country. Se siente un cantante country, aunque sea conocido por la historia como la gran voz de la m¨²sica disco. Tambi¨¦n cuenta en las entrevistas a la prensa estadounidense que no esperaba una respuesta tan buena de Nashville a este proyecto. La grandeza de Bee Gees es sabida por todos, pero este viaje de los himnos de la disco music llevados al sonido ra¨ªz podr¨ªa haber sufrido un severo rechazo. No ha sido as¨ª. Una suerte. Locuras de estas se agradecen en tiempos en los que cada vez se rompen m¨¢s cors¨¦s estil¨ªsticos.
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