La pulsi¨®n suicida de Radio 3
La intrahistoria de la emisora p¨²blica ayuda a entender su actual deriva
Conviene pensar en Radio 3 como un volc¨¢n. Est¨¢ all¨ª, forma parte del paisaje sonoro, cumple su funci¨®n est¨¦tica. Hasta que entra en erupci¨®n y entonces se monta el alboroto; la explosi¨®n suele corresponder con la desaparici¨®n de algunos de sus programas, un trance dram¨¢tico, ya que generalmente no hay equivalente de su oferta en otras emisoras de alcance nacional. Al poco, la pol¨¦mica se aplaca: se pasa de la furia a la indiferencia. El volc¨¢n vuelve a dormir.
El ¨²ltimo estallido del cr¨¢ter correspondi¨® a la jubilaci¨®n obligatoria de varios presentadores de plantilla (y algunos colaboradores que, por razones misteriosas, tambi¨¦n fueron defenestrados). Radio Nacional se puso el manto de dama virtuosa y aleg¨® que estaba cumpliendo el ¨²ltimo convenio colectivo. Igualmente pod¨ªa haber recurrido al disfraz del t¨ªo lud¨®pata o al del abuel??o derrochador. En el medio radiof¨®nico, el p¨²blico se crea por sedimentaci¨®n y h¨¢bito. El patrimonio de una emisora est¨¢ en las voces y los conceptos (programas) establecidos: desecharlos supone un salto en el vac¨ªo, y m¨¢s si se busca una hipot¨¦tica nueva audiencia entre chavales que, mecachis, parece que no consumen radio musical.
Convendr¨ªa que RNE se mirara en su supuesto modelo, la BBC brit¨¢nica. Hace un mes muri¨® Janice Long, la primera locutora con programa propio en la emisora pop de la BBC, Radio 1. Ten¨ªa 66 a?os y segu¨ªa trabajando para la BBC. En 2004, con 65 a?os, falleci¨® el legendario John Peel y nadie duda de que, de no haber sufrido aquel infarto en Cuzco (altitud 3.400 metros), todav¨ªa estar¨ªa en activo: su eterno rival en cuestiones musicales, Tony Blackburn, sigue en la brecha con 78 a?os.
Que conste que no sugiero que los programas se eternicen. Pero s¨ª que podr¨ªan tener una vida m¨¢s prolongada y satisfactoria si fueran sometidos a evaluaciones peri¨®dicas, y eventuales puestas al d¨ªa. Eso no ocurre en Radio 3. No puede ocurrir ya que, seg¨²n Jes¨²s Vivanco S¨¢nchez, en Prado del Rey nunca han sabido qu¨¦ hacer con ella. De hecho, hasta la han cambiado de nombre en varias ocasiones, aunque hoy nadie la recuerde como Nacional 3 FM, Radio 3 Pop o (glup) Radio Mundial 82.
Jes¨²s Vivanco fue uno de los grandes motores de la Radio 3, digamos cl¨¢sica, aparte de planificador de Radio 5 Todo Noticias. Desde su marcha, Vivanco se dedica por pura querencia personal a investigar en la historia de Radio Nacional, con t¨ªtulos como 50 a?os de RNE en Barcelona o Guerra Civil y RNE. Salamanca 1936-1939, estudios que a veces imprime en tiradas cortas y que generalmente difunde en PDF entre los interesados. Su ¨²ltimo trabajo es Canci¨®n triste de Radio 3 (LARlibros) y es la bomba, por lo menos para los que pretendan saber c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª.
Recuerden que Vivanco fund¨® los famosos Informativos, que fueron un signo de diferenciaci¨®n de Radio 3 en la d¨¦cada de los ochenta. Dado que los sucesivos directores de RTVE y RNE suelen preocuparse exclusivamente por los espacios informativos, Vivanco tuvo una intensa relaci¨®n con los jefes. Por vocaci¨®n profesional, fue guardando circulares y notas internas, cartas y propuestas, declaraciones p¨²blicas de los directivos y hasta los ocasionales rifirrafes en el Parlamento.
Ya desde el principio de Radio 3, un mandam¨¢s asegur¨® que lo mejor que le pod¨ªa pasar a la nueva emisora es que pasara inadvertida: estaba concebida para mejorar la imagen de Radio Nacional, con su origen franquista, durante la Transici¨®n. Pero lo que inicialmente era un bloque nocturno en el Tercer Programa fue creciendo y adquiriendo una ins¨®lita relevancia a escala nacional. Tanto que los jerarcas de la Casa de la Radio empezaron a reprobarla, reacci¨®n instintiva ante lo que no se entiende: era ¡°Radio Malasa?a¡±, una emisora ¡°para putas y maricones¡±, un ¡°gasto in¨²til¡±. Y luego estaban los que pretend¨ªan domesticarla sugiriendo que los locutores desarrollaran su compromiso, pero siempre fuera de micro; que dependiera del Ministerio de Asuntos Sociales o que se transformara en ¡°radio servicio¡±, con cursos de idiomas, clases de cocina y programas para la tercera edad.
Resulta divertido comprobar que el envejecimiento (de locutores y oyentes) ya era una preocupaci¨®n ?en plenos a?os ochenta! Se resolv¨ªa con el comod¨ªn del ¡°rejuvenecimiento¡±, palabra fetiche que ocultaba el ansia de convertirla en una radiof¨®rmula m¨¢s o menos pudibunda: hubo directores de Radio 3 que creyeron competir con Los 40 Principales y aspiraron a introducir publicidad.
Aparecen muchos momentos de involuntaria comedia en Canci¨®n triste de Radio 3. Como la exquisita hipocres¨ªa de Carmen Caffarel, asegurando en sede parlamentaria, ante una pregunta del diputado Jos¨¦ Antonio Labordeta sobre Tr¨¦bede, el eliminado espacio de folk, que volver¨ªa a la antena, ya que ella lo ¡°o¨ªa con mucho gusto¡±.
No, los directores generales ni oyen ni escuchan radio. Y casi mejor as¨ª: podr¨ªan concebir ideas a¨²n m¨¢s disparatadas. Una constataci¨®n final: las peores calamidades de Radio 3 coinciden con periodos en los que el PSOE est¨¢ en el poder. Ah¨ª lo dejo.
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