El gran ¡®trip¡¯ de Pau Riba
Entre la creaci¨®n del disco ¡®Dioptria¡¯ y la estancia lis¨¦rgica en Formentera, el artista tension¨® como nunca el sistema cultural catal¨¢n de 1969 a 1972. Se quedar¨ªa solo
Si el Pau Riba de 21 a?os hubiera sabido algo m¨¢s de ingl¨¦s, su vida quiz¨¢s no habr¨ªa cambiado el verano de 1969. Acababa de grabar el primer Dioptria con Om. Jordi Sabat¨¦s, el pianista del grupo, fallecido el pasado d¨ªa 11 de enero, era el m¨²sico con quien Riba hab¨ªa empezado a trabajar en los arreglos antes de entrar en el estudio. Despu¨¦s se a?adir¨ªan los otros dos integrantes de Om: el guitarrista Toti Soler y el flautista Rom¨¤ Escalas.
Con el trabajo hecho, intens¨ªsimo, Riba y su mujer, Merc¨¨ Pastor, se marcharon a Formentera con un objetivo: descubrir el ¨¢cido. Estuvieron all¨ª unos 15 d¨ªas. El primer impacto fue contemplar una multitud de gente desnuda tumbada en la playa de Migjorn. Preguntaron qui¨¦n era el camello y les dirigieron a un hippie norteamericano. Le dio una dosis doble de LSD, pero Riba no entendi¨® que lo deb¨ªa partir porque, si no, el efecto ser¨ªa demasiado fuerte. Se la tom¨® entera. Ella otra. Sentados en un acantilado, las olas se transforman en cangrejos. Su vida ha cambiado.
Las autoridades de Formentera cortaron en seco el desenfreno. La pasma requisaba la documentaci¨®n y solo pod¨ªa recuperarse si se ense?aba el billete de salida de la isla. Cuando llegan a Barcelona, se dan cuenta de ello al bajar del barco: el mundo experiencial que hab¨ªan descubierto les imposibilitaba vivir como lo hab¨ªan hecho en su ciudad.
Es una ruptura que tuvo concreciones en su cotidianidad y en la m¨²sica. Dejan el piso donde estaban realquilados y fundan una comuna en una peque?a torre junto a la avenida Tibidabo, en una zona en parte despoblada. Participa en un experimento que no se entiende al margen de su acceso al universo lis¨¦rgico: Miniatures. Son cuatro canciones cantadas por cuatro solistas diferentes. A dos de ellos Riba los hab¨ªa conocido en otro proyecto colectivo: el Grup de Folk. Eran Albert Batiste y Jaume Sisa. La canci¨®n que daba t¨ªtulo al disco era de un personaje con puntual pero gran influencia en la escena musical barcelonesa: Jos¨¦ Manuel Brabo Castells, Cachas. Como explica el estudioso Javier Padilla en A finales de enero, Cachas era hijo de una familia rica, estudiante de arquitectura y hermano de una dirigente de la oposici¨®n comunista. En Madrid hab¨ªa sido pareja de Dolores Gonz¨¢lez ¡ªque justo despu¨¦s se juntar¨ªa con Enrique Ruano, a quien la polic¨ªa asesin¨® el 20 de enero¡ª. Tocaba la guitarra y la arm¨®nica, le gustaba improvisar y form¨® parte del grupo Tijuanas Inconformistas, cuyos integrantes reconoc¨ªan que no sab¨ªan tocar. Tambi¨¦n particip¨® en La Canci¨®n del Pueblo. Despu¨¦s apareci¨® por Barcelona. Estaba convencido de que la t¨¦cnica musical era irrelevante, era mejor que el sonido dominara la canci¨®n para que te llevara a un tipo de verdad esencial. Es la sensaci¨®n de desconcierto t¨¢ntrico que retumba en su canci¨®n. Ten¨ªa una textura orientalizante transmitida por la flauta, la c¨ªtara, la mandolina y un cantar gutural no de palabras sino de sonidos. Parece la banda sonora de una experiencia de relajaci¨®n alucin¨®gena. Son caminos que quer¨ªa explorar el Riba que hab¨ªa vuelto de Formentera.
Atac¨® a la c¨¦lula b¨¢sica de la civilizaci¨®n, la familia, y espec¨ªficamente quien cree que encarna y transmite los peores de sus valores, la mujer sometida, la madre cat¨®lica
De esta experiencia, de hecho, habla su canci¨®n: El mat¨ª just a trenc d¡¯alba. Antes de marcharse a Formentera ya ten¨ªa m¨²sica y letra. ¡°A les quatre de la tarda / quan el sol se¡¯n va cap a la posta / i ha passat el vell cami¨® que rega i ha regat¡±. Ahora Riba le cambia la letra para explicar la visi¨®n del ¡°nocturn viatge¡± de Formentera. El gran ¡°trip¡±. Su voz es acompa?ada primero por el fraseo de la guitarra de Toti Soler. Despu¨¦s se intensifica la emoci¨®n cuando entra la segunda voz. El estribillo, disruptivo, describe la sensaci¨®n con la que queda el cuerpo cuando pasa el efecto del LSD. Lo m¨¢s impactante viene despu¨¦s. Incorpora el sonido de las olas y Riba susurra, describe la naturaleza redescubierta gracias al ¨¢cido. Es un imaginario que lo aleja de su mundo de partida. Es una joya.
II
Viajamos no con un ¨¢cido sino en el tiempo. Dos a?os atr¨¢s. La Nova Can?¨® es un movimiento consolidado. Artistas, conciertos, discogr¨¢ficas, p¨²blico. Raimon lo ha petado en el Olympia, Joan Manuel Serrat recrea la geograf¨ªa moral y sentimental de la menestral¨ªa de posguerra con una sensibilidad que conmueve. Como un Joan Salvat-Papasseit beat, Pau Riba irrumpe como Bob Dylan lo hizo en el Village. De hecho, Riba adapta al catal¨¢n Girl of the North country y escucha una y otra vez los primeros discos de un Dylan que le parece un visionario. El sistema cultural catal¨¢n, a pesar de la fragilidad de sus estructuras, puede mitificar sus referentes ¡ªya se ha concedido el primer Premio de Honor; el primero que lo recibe es el acad¨¦mico proscrito Jordi Rubi¨®¡ª y, a la vez, se refuerza integrando a los transgresores. En la literatura vale para Terenci Moix, que arrasa con su personaje y sus narraciones. En m¨²sica vale para Riba.
Claro est¨¢ que le ayuda ser un pata negra: es nieto del poeta Carles Riba, el modelo de escritor de la resistencia fallecido el verano de 1959. As¨ª se explica que Salvador Espriu revise sus manuscritos o que Raimon escriba el pr¨®logo de su primer libro, el primero de muchos. Como cantante se estrena con un sencillo donde est¨¢ Taxista, la canci¨®n que dedica a Merc¨¨ Pastor y El mat¨ª de Sant Esteve, primera demostraci¨®n de su conocimiento de las tradiciones y la voluntad de actualizarlas. Podr¨ªamos estar en el festival de Newport, pero es Barcelona. El 20 de octubre de 1967, Maria Aur¨¨lia Capmany ¡ªprofesora suya en la burbuja catalanista de la escuela Isabel de Villena¡ª lo presenta en el caf¨¦ concierto La Cova del Drac. Entre el p¨²blico est¨¢ Joan de Sagarra. En la cr¨®nica, no duda: ¡°Es todo un poeta¡±.
El a?o siguiente publica Poemes i can?ons y canta en el Romea con Pi de la Serra, Arza Arnaik i Raimon. En el programa de mano, letras suyas. La mayor¨ªa, escritas saliendo de la adolescencia, lo mostraban como un pionero naif de la contracultura. Ataca la c¨¦lula b¨¢sica de la civilizaci¨®n, la familia, y espec¨ªficamente quien cree que encarna y transmite los peores de sus valores, la mujer sometida, la madre cat¨®lica. Es as¨ª, carcomiendo los cimientos, como Riba destruye la cultura entendida como la superestructura de la cual se sirve el capitalismo para atenazar el desarrollo individual.
Aquel 1968 publica el sencillo con una primera versi¨®n de Noia de porcellana y dos discos de canci¨®n tradicional modernizada con Jordi Pujol (?no se me confundan!). Es un proyecto que enlaza con la misma revoluci¨®n moral: la rehabilitaci¨®n del cancionero tradicional permitir¨¢ que los j¨®venes se vuelvan a conectar de una manera pura a la colectividad de la cual forman parte. Las cubiertas las dise?a el mismo Riba y en la discogr¨¢fica Conc¨¨ntric lo contratan de portadista, donde pone en pr¨¢ctica lo que hab¨ªa aprendido de dise?o publicitario en la Escola Massana. En el primer disco de Pau i Jordi salen los dos juntos, con la imagen retocada con recursos warholianos. Antes del ¨¢cido queda claro que Riba experimenta con c¨®digos de la psicodelia. Pero la predisposici¨®n para la psicodelia todav¨ªa no cuaj¨® musicalmente en el Dioptria I.
La mejor cr¨®nica de la grabaci¨®n del Sgt. Peppers catal¨¢n la escribi¨® ?lex Milian en El Temps. El elemento clave es la maduraci¨®n de unas canciones magn¨ªficas a trav¨¦s del tratamiento majestuoso que hizo el grupo Om. Se hab¨ªan estrenado pocos meses antes, acompa?ando a la gran voz melosa de Maria del Mar Bonet. En aquella adaptaci¨®n de Jo em donaria a qui em volgu¨¦s, entre ¨®rganos y flautas, ya se intuye la confluencia entre free jazz y m¨²sica antigua. Es un preciosismo sonoro con el que se atreven porque su calidad como instrumentistas es excelente. Hay un mont¨®n de ejemplos. Las flautas renacentistas en Noia de porcellana. El final de Helena, desenganya¡¯t, cuando a los golpes del hit-hat de la bater¨ªa se suma el piano y despu¨¦s el coro. O al final de la ¨²ltima canci¨®n, Vost¨¨ (Tu, tu mateixa), cuando conviven las escalas que toca Sabat¨¦s con el sonido met¨¢lico de la el¨¦ctrica de Soler. Todo al servicio de aquel dardo disparado en el coraz¨®n moral de la cultura cat¨®lica encarnada por la mujer sometida al patriarcado: ¡°No s¨¦ si te n¡¯has adonat, t¡¯estic dient prostituta¡±.
III
Cuando el verano de 1969 acabaron el trabajo, convinieron que seguir¨ªan con la segunda parte del disco cuando Riba regresara de Formentera. Pero el Riba que regres¨® era otro. Lo ha transformado el ¨¢cido. Quiere llevar tan lejos como sea posible la ruptura con su mundo originario. Tambi¨¦n musicalmente. La v¨ªa que predica Cachas le parece mejor que Om, entiende que le permite ir hacia el nuevo mundo que ha descubierto y donde quiere vivir. Es una revoluci¨®n interna que no se podr¨ªa escuchar en el Dioptria I, comercializado por las Navidades de 1969, pero en el disco ya queda constancia de ella.
Igual que el ni?o hab¨ªa nacido en su casa sin luz en Formentera, ¡®Jo, la donya i el gripau¡¯ ten¨ªa que grabarse en medio del campo
El texto de acompa?amiento que escribi¨®, dictado por el estilo y la moral de la literatura beat, era terrorismo contra los valores establecidos. Contra la familia. Contra la suya, para empezar. Si la cubierta reproduc¨ªa una pintura del Renacimiento, con un beb¨¦ en un campo, la contracubierta lo profanaba: unos duendes colocaban sobre el beb¨¦ una especie de placenta dentro de la cual hab¨ªa multitud de personas y bichos inquietantes. Adem¨¢s, en el paisaje que rodeaba a la criatura hab¨ªa sobreimprimidos una serie de grupos que contemplaban el espect¨¢culo desagradable con una sonrisa loca en la cara. El disco fue un ¨¦xito y durante la primera mitad de 1970 Riba fue reconocido como un referente fundamental de la cultura catalana.
Pero no da conciertos con Om. El 18 de enero de 1970 se organiz¨® un festival donde habr¨ªa dos actuaciones: Pau i Jordi y M¨²sica Dispersa, el grupo liderado por Cachas y que surg¨ªa de Miniatures. Hac¨ªan experimentaci¨®n psicod¨¦lica, como queda claro en el disco que graban. Es una translaci¨®n musical de la alucinosis. Por aquellos d¨ªas, el escritor y periodista Baltasar Porcel ¡ªanarquista integrado en el sistema¡ª visit¨® la comuna del Tibidabo para entrevistar a Riba para Destino. El cantante, sobrado, hab¨ªa conseguido suficiente fama como para provocar. Si pensaba que su abuelo Carles Riba hab¨ªa sido un fascista, lo dec¨ªa, y que se escandalizara quien quisiera. Estaba decidido a romper las dioptr¨ªas con las que la gente miraba la realidad convencional a fin de que la vieran sin filtros.
?Pod¨ªa el sistema cultural catal¨¢n soportar tanta transgresi¨®n? Las alarmas de los biempensantes, tal como ¨¦l pretend¨ªa, empezaron a parpadear. Contra aquellos biempensantes escribe una canci¨®n nueva con la droga en el centro. Licors. Es una f¨¢bula urbana que protagoniza un estereotipo estigmatizado: el joven pasado de vueltas. Est¨¢ en la calle mirando al cielo, empanado. A su alrededor provoca una reacci¨®n que lo lleva al hospital. ¡°Van buscar-li marihuana / van buscar-li grifa o haixix / van buscar-li ¨¤cid lis¨¨rgic / mescalina, coca?na, opi o kif¡±. Simplemente hab¨ªa bebido m¨¢s de la cuenta. Llegado a ese punto, mejor que hiciera otra cosa: ¡°?s el que passa per mamar massa / pren xocolata i deixa els licors¡±. Descon¨¦ctate de la sociedad, le dice el cantante, porque la utop¨ªa empieza a ser vista como una amenaza real para con el orden establecido.
Esta es la v¨ªa por la que quiere avanzar Riba. El 13 de abril hace el gran intento para presentar al nuevo cantante que quiere ser. El concierto en el Price, una sala tradicionalmente dedicada a combates de lucha libre. El cartel para anunciarse es el de la portada de uno nuevo sencillo. La imagen es el mensaje. A trav¨¦s del rostro de Riba se ve la fotograf¨ªa de una puesta de sol y unas gaviotas. No ha dejado de tener Formentera en la cabeza. Al Price acudi¨® una multitud. Quiz¨¢s 4000 personas. Primero actuaba M¨²sica Dispersa; despu¨¦s, un americano que hab¨ªa gravado un sencillo con Om y que cruz¨® la sala con una motocicleta. Cerraba ¨¦l con Om. Sombrero negro, gre?as, un trajo rojo llamativo. Un baj¨®n ¨¢cido. Y giro de tim¨®n. De un d¨ªa para otro descarta gravar la segunda parte del disco con Om y opta por M¨²sica Dispersa, que se est¨¢ disgregando. Se ponen a ello en verano de 1970. El resultado tambi¨¦n es magn¨ªfico, m¨¢s decantado hacia la psicodelia. Durante las sesiones aparece un joven reci¨¦n aterrizado en Barcelona. Lleva siempre una c¨¢mara colgada en el cuello, con la que hab¨ªa fotografiado Jimi Hendrix en la isla de Wright. Quiere dedicarse a la industria de la m¨²sica. Ser¨¢ uno de los grandes productores de la m¨²sica espa?ola del ¨²ltimo cuarto del siglo XX. Es Mario Pacheco. En la grabaci¨®n tambi¨¦n colabora Merc¨¨ Pastor. Acaba de saber que espera al primer hijo.
IV
A finales de diciembre de 1970, la polic¨ªa detuvo a los peludos que viv¨ªan en la comuna. Pasaron el Fin de A?o en comisar¨ªa. A Riba lo raparon y cuando sali¨® descubrieron que el propietario de la casa la hab¨ªa precintado. Aunque Merc¨¨ Pastor estaba en un estado de gestaci¨®n muy avanzado, dan el salto. A principios de 1971, la pareja se instala en Formentera.
Ahora el objetivo es que la criatura nazca en medio del campo, casi como un ritual. Durante los d¨ªas previos al parto, Riba se hab¨ªa puesto a componer y seguir¨¢ despu¨¦s del nacimiento de su hijo, Pauet; canciones que parecen hechas para apaciguar el llanto del beb¨¦ y, a la vez, testimoniar la plenitud. Est¨¢n donde so?aban estar. Formentera se convierte en el para¨ªso. Mientras el ni?o crece, viven fundidos en la naturaleza, explorando los espacios prohibidos de la conciencia reprimida gracias a los alucin¨®genos. En Barcelona, mientras tanto, se distribuye el segundo Dioptria, que ya no tiene tanto impacto como el primero. Pero su realidad es otra y tendr¨¢ su correlato art¨ªstico con Jo, la donya i el gripau.
Para poder materializarlo hab¨ªa que fecundar el disco exactamente all¨ª donde la plenitud se hab¨ªa hecho vida. Igual que el ni?o hab¨ªa nacido en el campo, dicho de otra manera, el disco se deb¨ªa grabar all¨ª. No importaba que a su casa no llegara luz el¨¦ctrica. En su primer disco como productor, Mario Pacheco, que trabajaba en Edigsa, lo hizo posible. Las canciones que Riba hab¨ªa compuesto a solas con la ac¨²stica las reconvirti¨® en el folk psicod¨¦lico de su admirada The Incredible String Band.
Incluso la cubierta del disco estaba inequ¨ªvocamente inspirada en la de The 5000 Spirits or the Layers of the Onion. Otra vez Toti Soler ser¨ªa el guitarra solista. Es la m¨²sica de la Arcadia, la vivencia de la refundaci¨®n de una nueva civilizaci¨®n. Luz, paz y amor. La beatitud de la que habla Allen Ginsberg en el curso que impartir¨ªa poco despu¨¦s (incluido en Las mejores mentes de mi generaci¨®n, que Anagrama acaba de publicar).
El 16 de diciembre de 1971 present¨® Jo, la donya i el gripau en el Teatre Poliorama de Barcelona. No fue un concierto exitoso, seg¨²n la cr¨ªtica. Parec¨ªa como si en el escenario no pudiera hacer otra cosa que sabotearse. Es una constante. A principios de 1972 el disco se distribuy¨®. Ya no se entendi¨®.
No es f¨¢cil imaginar c¨®mo era un concierto. En La Web sense nom, gestionada por Canti Casanovas ¡ªdocumentalista de la exposici¨®n sobre la contracultura que todav¨ªa se puede ver en el Palau Robert¡ª, se puede encontrar un f¨®sil para fantasear como debi¨® ser. Es la grabaci¨®n parcial de la actuaci¨®n que el 1 de julio de 1972 hizo en el festival Escudella Barreixada y que se desenterr¨® hace 10 a?os. A pesar de que el sonido es horroroso, es un tesoro. Permite intuir el tipo de espect¨¢culo que ofrec¨ªa Riba ¡ªsin ning¨²n eco de Dioptria¡ª y el estado de maduraci¨®n de canciones que todav¨ªa no hab¨ªa grabado, como Licors. Pero sobre todo retumba en bruto el ¨²ltimo gran proyecto compuesto en Formentera y que qued¨® in¨¦dito: una obra titulada La llei Polar trinit¨¤ria i c¨ªclica de la natura.
Aquel d¨ªa cant¨® Frare Sant Mart¨ª y el emocionante Raquel amor, una nueva estampa de sensibilidad cautivadora. Contamos con m¨¢s f¨®siles para reconstruirlo. Las letras pueden leerse en la recopilaci¨®n Lletrerada que prepar¨® el cr¨ªtico literario Juli¨¤ Guillamon. Riba explic¨® su prop¨®sito en una entrevista a Antoni Bassas. Y Memi March ¡ªla pareja que hoy lo vela con todo el amor¡ª colg¨® las maquetas que se conservan en el fondo de Conc¨¨ntric en la Biblioteca de Catalunya. Pero la discogr¨¢fica no arriesg¨®. Parece como si Riba se hubiera fundido en la visi¨®n psicod¨¦lica y, desde all¨ª, pretendiera fundar una cosmogon¨ªa m¨ªstica. Pero si su amigo Sisa, por ejemplo, mantiene el control sobre el imaginario gal¨¢ctico, Riba no puede porque no encuentra la manera de conceptualizar la fantas¨ªa. Cuando el hippismo declina, ¨¦l se sumerge del todo. Cuando la utop¨ªa revienta, a ¨¦l lo posesiona.
En Formentera los iban a visitar amigos. Enric Casasses, Pau Malvido Maragall y el cineasta Joaquim Jord¨¤, que film¨® materiales que deber¨ªan haber servido para montar un tipo de corto donde Merc¨¨ Pastor se transformaba en una especie de Virgen Mar¨ªa. Es una nueva demostraci¨®n de aquella heterodoxia recluida. Un mundo deshabitado donde casi solo viv¨ªan Merc¨¨ y ¨¦l. Una parte de ¨¦l se quedar¨ªa siempre en la isla, quiz¨¢s asumiendo que nunca se puede regresar de ?taca.
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