Ingrid y Jorge, la gran historia de amor del pop espa?ol
El l¨ªder de La Habitaci¨®n Roja ha dedicado a su pareja 89 canciones, entre ellas cl¨¢sicos del ¡®indie¡¯ como ¡®Indestructibles¡¯. Ahora cuenta en un libro una relaci¨®n imposible que ya dura 26 a?os y que ha superado enfermedades, la distancia y la nieve infinita de Noruega
Ingrid ?ver?s tiene 46 a?os y es noruega. Padece una enfermedad llamada s¨ªndrome de fatiga cr¨®nica. Pasa la mayor parte del tiempo agotada, sin energ¨ªas, casi sin poder levantarse de la cama. Lleva as¨ª 12 a?os. Ingrid era una joven llena de proyectos. Muy activa: con 20 a?os ya hab¨ªa asistido a tres ediciones de uno de los grandes ...
Ingrid ?ver?s tiene 46 a?os y es noruega. Padece una enfermedad llamada s¨ªndrome de fatiga cr¨®nica. Pasa la mayor parte del tiempo agotada, sin energ¨ªas, casi sin poder levantarse de la cama. Lleva as¨ª 12 a?os. Ingrid era una joven llena de proyectos. Muy activa: con 20 a?os ya hab¨ªa asistido a tres ediciones de uno de los grandes festivales europeos de rock al aire libre, Roskilde (Dinamarca), y se hab¨ªa recorrido Asia de mochilera. Pero su mundo fren¨® en seco de repente. Ingrid seguramente es la persona a la que m¨¢s canciones de amor le haya dedicado un grupo espa?ol puntero, en su caso los valencianos La Habitaci¨®n Roja. Indestructibles, Ayer, La moneda en el aire, Nuevos tiempos, Lo mejor que me ha pasado, El d¨ªa internacional de los amantes, Quedas t¨²¡ Y as¨ª hasta 89 composiciones que versan sobre ella. Cl¨¢sicos del indie espa?ol coreados en cientos de festivales durante los ¨²ltimos 25 a?os por unos aficionados que ignoran la verdadera identidad de la inspiradora de esos versos. Las ha escrito Jorge Mart¨ª (Valencia, 49 a?os), cantante y l¨ªder de La Habitaci¨®n Roja. Ingrid y Jorge se casaron y son padres de dos ni?as, Frida y Erika. En sus 26 a?os juntos han estado a punto de romper varias veces, con la relaci¨®n resquebrajada, agotada por la distancia, las enfermedades, el estr¨¦s, la nieve. Pero han resistido. Su historia de resiliencia, adem¨¢s de reflejarse en las canciones, se puede leer ahora en Canci¨®n de amor definitiva (Penguin Random House), el libro que ha escrito Mart¨ª.
Esta entrevista ilustra lo complicado de la relaci¨®n. Jorge se encuentra en Madrid para atender asuntos relacionados con el libro, y luego viajar¨¢ a Valencia para visitar a sus padres; Ingrid comparece por videollamada desde el dormitorio de su casa en Noruega. Tambi¨¦n es la prueba de que se equivocaban familiares y amigos que, con pragmatismo y cari?o, les aconsejaban que cada uno siguiese su camino, que era una historia condenada al fracaso. Un chico de 23 a?os de un pueblo de Valencia, L¡¯Eliana (18.000 habitantes), y una chica noruega de 20 de Molde (26.000). Distancia y fractura cultural. Jorge cuenta el principio: ¡°La Habitaci¨®n Roja empez¨® en 1995, y en 1996 me fui de Erasmus a Noruega a estudiar enfermer¨ªa y conoc¨ª a Ingrid. Ya en el primer disco hablaba de ella, en canciones como Te quiero o Mi habitaci¨®n¡±.
No hab¨ªa m¨®viles ni vuelos baratos. Se las arreglaban como pod¨ªan. Cuando Jorge reun¨ªa algo de dinero se presentaba en Noruega; ella hac¨ªa lo mismo, como aquel viaje de tres d¨ªas en un autob¨²s lleno de jubilados noruegos rumbo a Alicante.
Cuando La Habitaci¨®n Roja comenz¨® a funcionar, Ingrid se encontraba en Espa?a y ejerc¨ªa de ayudante: conduc¨ªa, vend¨ªa camisetas, cargaba con instrumentos y altavoces. Eran peque?os par¨¦ntesis, porque estaba estudiando Antropolog¨ªa Social y Cultural en Trondheim, ciudad universitaria noruega. En 2005 Jorge dio el gran paso: vivir con ella en Trondheim.
Los viajes a Espa?a eran constantes: grabar un disco, embarcarse en una gira. ?l era el l¨ªder de La Habitaci¨®n Roja, no pod¨ªa faltar. Erika naci¨® en 2006 y, un a?o despu¨¦s, Frida. La familia aument¨® y los ingresos no llegaban para pagar todo. Ella trabajaba en la Universidad, pero ¨¦l no ganaba lo suficiente con el grupo. Cuando pasaban los veranos en Valencia, Jorge compatibilizaba las actuaciones en festivales con un trabajo de enfermero, t¨ªtulo que ya ten¨ªa. En 2009, todo cambi¨® con la llegada de la fatiga cr¨®nica.
Ingrid describe as¨ª su dolencia: ¡°Me encantaba mi trabajo, viajar, salir con mis amigas, montar cenas interminables en casa¡ Y todo eso ha desaparecido. Desde entonces la vida es muy peque?a para m¨ª. Hace un tiempo vimos una serie donde encerraban a una chica en una caja de cristal. Con eso me identifico. Es una enfermedad que no se ve. A ojos de los dem¨¢s soy normal, no parezco enferma. Pero puedo durar media hora, una hora. Luego se me empieza a ver p¨¢lida y callada. Y adem¨¢s es dif¨ªcil saber d¨®nde est¨¢n los l¨ªmites. Por eso te estrellas todo el rato. No puedo ni andar medio kil¨®metro para ir a ver a una amiga. Todo esfuerzo se paga. No hay actividad gratis. Si me voy a duchar y a lavar el pelo tengo que pagarlo. Hasta las cosas m¨¢s b¨¢sicas cuestan¡±. Despu¨¦s de asumir el esfuerzo de esta entrevista, augura dos o tres d¨ªas sin salir de la cama.
Desde que se le diagnostic¨® la enfermedad a Ingrid, Jorge vivi¨® siempre con su particular fustigamiento. ¡°Dese¨¦ muchas veces que el grupo fracasara para poder dejar la m¨²sica y quedarme siempre en casa¡±, se?ala. Pero ocurri¨® lo contrario. La Habitaci¨®n Roja public¨® en esa ¨¦poca sus mejores trabajos (Universal, 2010; Fue el¨¦ctrico, 2012; La moneda al aire, 2014¡) y les reclamaban en muchos festivales en Espa?a. Tambi¨¦n en M¨¦xico, donde el grupo aspiraba a ampliar mercados. Jorge escribe en el libro sobre este periodo: ¡°Estoy en el mejor momento de mi carrera y mi mujer acaba de enfermar y me necesita m¨¢s que nunca. El grupo me necesita en Espa?a el mayor tiempo posible e Ingrid y las ni?as deber¨ªan ser mi prioridad por encima de cualquier otra cosa. Vuelvo a partirme en dos, a fallar a ambas partes¡±. La situaci¨®n en casa resultaba insostenible. Ingrid quer¨ªa criar a sus hijas en Noruega y estar al lado de sus padres, por lo que descart¨® mudarse a Valencia. Eran los peores momentos de la pareja, reflejados en canciones como Ayer: ¡°Ayer, no pude abrazarte, / decirte las palabras adecuadas, / no quiero seguir haci¨¦ndote sentir as¨ª¡±. O Indestructibles: ¡°T¨² me repites una y otra vez / que ya no sientes lo que un d¨ªa fue / la fuerza que nos mantendr¨ªa unidos / ante el m¨¢s fatal de los destinos¡±.
Si ten¨ªan que seguir as¨ª sus vidas necesitaban un impulso, aunque fuera peque?o. Ingrid lo encontr¨® plante¨¢ndose ir a vivir a su pueblo, Molde (estaban en Trondheim, separados por 200 kil¨®metros, casi cuatro horas de viaje en coche por complicadas carreteras atestadas de nieve), al lado de sus padres, para que pudieran ayudarla ante las ausencias de ¨¦l. Se mudaron y la cosa mejor¨®. Jorge, adem¨¢s, consigui¨® ingresos extra trabajando en un centro de personas con alzh¨¦imer en el mismo Molde.
Ingrid, que habla perfectamente espa?ol en un tono dulce, bromea: ¡°?Solo me has dedicado 89 canciones, Jorge? Deber¨ªas llegar a 100¡å.
¡°Es una gran historia de amor¡±, agrega Jorge. ¡°Hemos pasado de todo. Estuvimos a punto de separarnos, la paternidad fue dur¨ªsima, los problemas de salud¡ Momentos de incomunicaci¨®n, de distanciamiento brutal, de casi tirar la toalla. Pero ninguno de los dos hemos sentido que no nos queremos. Nuestra relaci¨®n empez¨® en los cielos, luego baj¨® a los infiernos, y nos hemos redimido. Hemos renacido. Es un proyecto de vida com¨²n. Yo la quiero cada d¨ªa m¨¢s¡±.
Ahora se enfrentan a otros retos. Jorge ha tenido dos embolias pulmonares, la segunda hace poco, que quiz¨¢ le hagan tomarse la vida con m¨¢s tranquilidad. Y a los padres de Ingrid, los que siempre han estado ah¨ª para todo, les ha agarrado el c¨¢ncer. ¡°Mi suegro ha sido mi h¨¦roe¡±, se arranca Jorge. ¡°So?amos con ser Michael Stipe o Morrissey, pero el aut¨¦ntico h¨¦roe es ¨¦l. Ver a tu suegro montando tus muebles o arregl¨¢ndote el garaje, o poniendo la le?a, con su mono de trabajo, su gorra y su camisa de le?ador... Ostras: ese hombre tan discreto, tan en segundo plano, pendiente de su familia, de sus nietas, nunca diciendo no a nada, nunca enfad¨¢ndose. Siempre que he tenido que ir a Espa?a para una gira me ha llevado a las cinco de la ma?ana al aeropuerto. Cuando he regresado, ah¨ª estaba para recogerme. Y cuando le diagnosticaron el c¨¢ncer y se puso muy malito, empec¨¦ a reflexionar: ¡®Joer, para m¨ª este t¨ªo es la hostia. Qu¨¦ paz el ser alguien as¨ª, y qu¨¦ est¨²pido el querer ser famoso¡±.
Ingrid describe su d¨ªa a d¨ªa: ¡°Bastante mon¨®tono. Soy como la bater¨ªa de un m¨®vil antiguo que tienes que cargar todo el rato y se gasta enseguida. Te dura 15 minutos y para cargarse se pasa muchas horas. Mi d¨ªa a d¨ªa es comer, ducharme, organizar la rutina de las ni?as. Llevar el control de que tengan su tarjetita para el autob¨²s; y ellas ya se las apa?an, porque ya son mayorcitas. Y poco m¨¢s. Cualquier cosa fuera de eso es un extra, un derroche de energ¨ªa que luego pago¡±.
De las 89 canciones que le ha dedicado Jorge, Ingrid elige Volver¨¢s a brillar. As¨ª dice la letra: ¡°Volver¨¢s a brillar, no hay nada que demostrar. / Lo s¨¦, conf¨ªo en ti y estamos solos otra vez¡±. Jorge la explica: ¡°La escrib¨ª en una ¨¦poca en la que Ingrid estaba bastante desanimada. Ella pensaba que era una mierda estar con alguien que nunca se siente bien, que hasta entender¨ªa que yo abandonase el barco. La canci¨®n era una forma de decirle que yo iba a estar a su lado por encima de todo, que la iba a esperar, que volver¨ªa a brillar con fuerza, que no perdiera la esperanza¡±.
La pareja reconoce que quiz¨¢ en un futuro se muden a vivir a Valencia, donde las condiciones climatol¨®gicas son m¨¢s favorables que en Noruega. ¡°Igual si lo podemos plantear, ?no, Jorge?¡±, plantea Ingrid durante la entrevista. Ser¨¢ cuando las ni?as sean un poco mayores, cuando sus padres... Ya se ver¨¢.
La 90? canci¨®n dedicada a Ingrid est¨¢ ya coci¨¦ndose. La letra dice as¨ª: ¡°S¨¦ que yo podr¨ªa no estar aqu¨ª, y que t¨² lo est¨¦s es solo cuesti¨®n del azar. / Somos fruto de la casualidad, el mayor tesoro que hay se puede encontrar¡±. Habla del d¨ªa en que se conocieron, hace 26 a?os, una noche que les uni¨® en una aventura que sigue.