Kirmen Uribe: ¡°La novela es una segunda oportunidad que te da la vida¡±
El escritor vasco recupera en su ¨²ltimo libro la figura de Rosika Schwimmer, c¨¦lebre sufragista y pacifista de principios del siglo XX, como homenaje a las mujeres fuertes y valientes que le criaron
Encerrada en 176 cajas en el s¨®tano de la Biblioteca P¨²blica de Nueva York, la historia de Rosika Schwimmer (1877-1948) se resist¨ªa a no ser contada. La peripecia vital de la sufragista y pacifista h¨²ngara exiliada en EE UU, que la revista Time glos¨® como una de las personalidades del a?o de su muerte junto a la del Mahatma Gandhi, permanec¨ªa en silencio, sin ninguna biograf¨ªa a la altura del personaje, pese a la labor de su secretaria y amiga, Edith Wynner, que document¨® durante 50 a?os la existencia de la activista en ese material, p...
Encerrada en 176 cajas en el s¨®tano de la Biblioteca P¨²blica de Nueva York, la historia de Rosika Schwimmer (1877-1948) se resist¨ªa a no ser contada. La peripecia vital de la sufragista y pacifista h¨²ngara exiliada en EE UU, que la revista Time glos¨® como una de las personalidades del a?o de su muerte junto a la del Mahatma Gandhi, permanec¨ªa en silencio, sin ninguna biograf¨ªa a la altura del personaje, pese a la labor de su secretaria y amiga, Edith Wynner, que document¨® durante 50 a?os la existencia de la activista en ese material, pronto olvidado y encerrado en esas cajas. Hasta que el escritor Kirmen Uribe (Ondarroa, Bizkaia, 51 a?os) empez¨® a buscar historias de mujeres fuertes y poderosas como las que le criaron en el Euskadi de los ochenta; figuras en¨¦rgicas que le llevaban a manifestaciones proaborto o le insuflaban la pasi¨®n por los libros. Uribe descubri¨® en internet el tesoro de las cajas recopiladas por Wynner y present¨® un proyecto para una beca, ¡°de concesi¨®n dificil¨ªsima,¡± en la Biblioteca neoyorquina. El fruto de esa investigaci¨®n, la novela La vida anterior de los delfines (Seix Barral), se present¨® el lunes en Madrid y este mi¨¦rcoles en Barcelona.
Uribe, premio Nacional de Narrativa en 2009, recorre la venerable sede de la Biblioteca en una ciudad en la que vive desde 2018 y de la que se confiesa enamorado. En la novela, ¡°un juego de espejos en el que tambi¨¦n confluye la experiencia migrante¡± de ambos, la protagonista y el autor, Uribe aborda el perfil poli¨¦drico de Schwimmer, ¡°con una conciencia cultural e ideol¨®gica muy clara desde la ni?ez; sindicalista y feminista a la vez¡±, tan compleja que a menudo suscit¨® recelos en los distintos movimientos de las causas que defend¨ªa. ¡°Se hizo famosa en Hungr¨ªa, su pa¨ªs natal; la ficharon para la central de mujeres sufragistas de Londres; abander¨® la Internacional feminista y alent¨® una iniciativa, el Barco de la Paz, con una amplia delegaci¨®n de sufragistas, pacifistas, intelectuales y periodistas [estadounidenses] para Europa con el fin de organizar una conferencia de paz y parar la guerra¡±, explica Uribe, en alusi¨®n a la I Guerra Mundial (1914-1918). ¡°Lo intentaron, aunque fracasaran: a menudo los triunfos en derechos civiles se han logrado a base de peque?as derrotas, y la causa de Schwimmer confluy¨® despu¨¦s en la Conferencia de Naciones y, luego, la ONU¡±, sostiene el escritor, mientras recuerda que su legado y su memoria quedaron sepultados por la Guerra Fr¨ªa.
Schwimmer fue una mujer de armas tomar, si se permite la expresi¨®n para alguien que, al negarse hipot¨¦ticamente a empu?ar un arma contra los enemigos de la naci¨®n, se vio privada de la ciudadan¨ªa estadounidense, viviendo hasta su muerte en Nueva York en un limbo administrativo. El v¨ªvido interrogatorio ante el juez que deb¨ªa decidir sobre la concesi¨®n de la nacionalidad, en 1929, abre el libro. Refugiada en EE UU al constatar que su figura empezaba a resultar molesta en Londres, la activista logr¨® entrevistarse en la Casa Blanca con el entonces presidente Woodrow Wilson y forj¨® una relaci¨®n fluida con el magnate Henry Ford; a ambos intent¨® convencerles de la necesidad moral de impedir la guerra en Europa.
El descubrimiento del tesoro Schwimmer puso a Uribe ante ¡°un libro no escrito; una novela en crudo, con todos los ingredientes¡±, que el autor desarrolla en un juego de planos que van del Euskadi de los ochenta y el Nueva York contempor¨¢neo a la Europa de la Primera Guerra Mundial. ¡°La primera parte, sobre el a?o de la beca, 2018-2019, la cuenta el escritor, un trasunto m¨ªo. Son los a?os prepandemia, de aclimataci¨®n a Nueva York. La segunda, Nora, su compa?era; un cambio de foco en el que vemos al escritor desde fuera, en una crisis creativa. La tercera la cuentan los hijos¡å, explica Uribe, que hoy se considera ¡°m¨¢s novelista que poeta¡± aunque siga frecuentando la l¨ªrica. ¡°La primera parte es un relato autoficcional, porque el contenido tiene un significado, pero tambi¨¦n la forma. La segunda parte la cuenta ella: es la juventud del autor, los a?os duros de hero¨ªna y violencia en Euskadi; la violencia social y cultural contra las mujeres¡±.
El ¨²ltimo tema se plasma en un episodio hist¨®rico. ¡°El juicio en Bilbao en 1979 contra 11 mujeres que hab¨ªan abortado, cuya defensa se bas¨® en parte en la ley del aborto de Nueva York, seg¨²n la cual el Estado deb¨ªa garantizar a las mujeres la interrupci¨®n segura del embarazo. Esa ley recoge adem¨¢s el dictamen de un rabino de la ciudad¡± en favor de las mujeres, explica Uribe. La novela recuerda momentos del juicio, incluidas manifestaciones a las que ¨¦l iba de la mano de su t¨ªa Bego, que le inocul¨® la inquietud social y la pasi¨®n por la lectura. ¡°Las mujeres perdieron el juicio, y aunque apelaron, la sentencia fue confirmada por el Supremo, con el ¨²nico voto en contra de [Francisco] Tom¨¢s y Valiente, al que despu¨¦s mat¨® ETA¡ No ganaron, pero el proceso contribuy¨® a colocar el tema en la opini¨®n p¨²blica¡±.
El libro es un compendio de causas y afanes, de alientos vitales, y el del alegato contra la violencia ¡°es una idea muy vigente, no aprendemos las lecciones de la historia¡¡±, dice, en referencia a la guerra en Ucrania. ¡°Schwimmer quer¨ªa parar la guerra, so?aba con una rep¨²blica federal mundial, sin ej¨¦rcitos, como humanista que era. Fue siempre un paso por delante, creaba tensiones. El intelectual, el escritor, debe ser eso: inc¨®modo¡±. A Uribe tambi¨¦n le gusta ir un paso por delante, ¡°tal vez por eso vine a Nueva York¡±, cuenta, mientras se?ala el parque, contiguo a la Biblioteca, bajo el que se acumulan ¡°tres millones de vol¨²menes¡±, parte de los fondos de la instituci¨®n. Una bella met¨¢fora de c¨®mo la savia de los libros ofrece un alivio al asfalto y las prisas de la ciudad de los rascacielos.
¡°Me gusta trabajar con la forma, que ha cambiado la literatura: la no ficci¨®n entra en la ficci¨®n, mi novela es muy transg¨¦nero, h¨ªbrida. El periodismo y el cine han cambiado la novela: qu¨¦ habr¨ªa sido de Faulkner sin el cine o de Hemingway sin el periodismo. Vivimos conectados a internet, y eso tambi¨¦n est¨¢ transformando la novela, que hoy es de g¨¦nero fluido¡±, apunta. Sigue escribiendo poes¨ªa (su ¨²ltimo poemario, 17 segundos, en Visor, alude al promedio que un visitante del Met dedica a cada cuadro). Pero como cr¨ªo con los zapatos nuevos de su ¨²ltimo libro, se muestra vocacionalmente novelista: ¡°Trato de escribir lo que no se ha escrito, de construir una realidad que no existe y hacerlo de una manera diferente. Para m¨ª, la novela es una segunda oportunidad que te da la vida, porque el pasado es insistente¡±. El tema del exilio no es sin embargo nuevo en su obra: en la novela Lo que mueve el mundo recog¨ªa una historia de exilio protagonizada por un h¨¦roe an¨®nimo.
Su pasado de adolescente en Euskadi, rodeado de mujeres fuertes (¡°la valent¨ªa de mujeres como Schwimmer est¨¢ en todas ellas¡±); su presente, embelesado por los cantos de sirena de los rascacielos. ?Qu¨¦ o qui¨¦nes son los delfines que dan t¨ªtulo al libro? ¡°Unas criaturas de la mitolog¨ªa vasca, las lamias, parecidas a las sirenas, convert¨ªan en delfines a todos cuantos se enamoraban de ellas¡±, explica. El Kirmen Uribe de 2022 se debate entre los reclamos de las sirenas y de la ninfa Calipso, lejos como Ulises, pero a la vez tan cerca, de su ?taca.