Javier Gurruchaga: ¡°No me considero ning¨²n ¡®zumbao¡¯. Soy un loco controlado¡±
EL PA?S estrena en primicia el tema ¡®No dispares m¨¢s¡¯, personal alegato antibelicista del m¨²sico donostiarra y la Orquesta Mondrag¨®n en plena agresi¨®n rusa contra Ucrania
Javier Gurruchaga ha cogido el macuto, el micro y el hast¨ªo y se ha ido a la guerra, o mejor dicho, contra la guerra. No dispares m¨¢s, su nueva canci¨®n, reci¨¦n grabada y a¨²n in¨¦dita tanto en disco como en directo, es su personal alegato antibelicista en plena agresi¨®n rusa contra Ucrania. ¡°Sigue John cantando/ Imagine/Y quiero sentirme siempre/ So?ador/. ?Qu¨¦ hacen esos tanques desfilando?/ ?Y qu¨¦ hacen los ej¨¦rcitos en pie?/ Fieros y grotescos/ Sangre y sufrimiento/ Otra vez/ Qu¨¦ gran estupidez¡±. As¨ª arranca el nuevo tema, una especie de balada cabreada que el propio Gurruchaga justifica as¨ª: ¡°En un principio, la canci¨®n iba a tener un tono pacifista en general, a lo Imagine de Lennon, pero claro, con la guerra de Ucrania quisimos una letra m¨¢s contundente y donde se hablara m¨¢s claramente y por desgracia con m¨¢s crudeza¡±.
La canci¨®n quiere ser, seg¨²n su autor, una catarsis y hace referencia a pel¨ªculas antibelicistas como Senderos de gloria, de Kubrick o Johnny cogi¨® su fusil, de Dalton Trumbo. ¡°Es un doble homenaje: por un lado, una canci¨®n pensada para Ucrania y para quienes sufren las m¨¢s de 70 guerras que hay por el mundo, y tambi¨¦n, claro, un homenaje a John Lennon y su tradicional vinculaci¨®n con la exigencia de paz¡±.
El l¨ªder de la Orquesta Mondrag¨®n ¡ª45 a?os ya en la carretera desde que el grupo viera la luz en San Sebasti¨¢n¡ª ten¨ªa la canci¨®n perfilada desde hace cosa de un a?o, pero ¡°sin rematar¡±. La guerra de Ucrania lo aceler¨® todo. Gurruchaga grab¨® la versi¨®n definitiva de No dispares m¨¢s hace pocos d¨ªas, en los estudios C¨¦zanne de Las Rozas (Madrid), costeando los gastos de producci¨®n de su propio bolsillo. La letra corre a cargo de Gabriel Sope?a y Juan Mari Montes, y la m¨²sica es de Javier Gurruchaga y Javier Monteverde.
No es la primera vez que el cantante, compositor, actor, escritor, presentador y showman donostiarra realiza una incursi¨®n ¡ªperd¨®nese la expresi¨®n¡ª en el territorio antibelicista. En 1984, la Orquesta Mondrag¨®n public¨® el disco ?Es la guerra! ¡ªa cuya portada se asomaba sonriente un Gurruchaga con casco, pajarita y pistola haciendo la ¡°v¡± de la victoria¡ª como desider¨¢tum del final absoluto de una Guerra Fr¨ªa que a¨²n coleaba. El t¨ªtulo del ¨¢lbum y de la canci¨®n que le daba nombre (con letra de Eduardo Haro Ibars) no era solo una voz de alarma, que tambi¨¦n, sino una humor¨ªstica alusi¨®n al c¨¦lebre alarido proferido por Groucho Marx en Los hermanos Marx en el oeste.
Es un homenaje a Ucrania, a quienes sufren las guerras que hay por el mundo y a Lennon y su compromiso con la paz
En breve, la banda comenzar¨¢ a interpretarla en directo, dentro de la gira Historias extraordinarias que, tras casi dos a?os de par¨®n, retomar¨¢n ahora por toda Espa?a y, esperan, por M¨¦xico y Argentina. Javier Gurruchaga la sit¨²a en un momento especial de su vida y de la de su banda: ¡°Esta gira es un reencuentro conmigo mismo, rescato historias m¨ªas, las ordinarias y las extraordinarias. Es que uno ya piensa en cosas, en la vida, en la muerte¡ s¨ª, sigue siendo la Orquesta Mondrag¨®n, pero con cicatrices ya m¨¢s contundentes. Y aparte de mis extraordinarios viejos letristas, Eduardo Haro Ibars, Luis Alberto de Cuenca, Manolo Tena o Joaqu¨ªn Sabina ¡ªque me hizo m¨¢s de 30 letras¡ª la gran estrella de este espect¨¢culo es Edgar Allan Poe, de ah¨ª viene el t¨ªtulo¡±.
Pero como al parecer no solo de m¨²sica vive el hombre, Javier Gurruchaga tambi¨¦n ha retomado recientemente su vis interpretativa en la pantalla. Lo ha hecho de la mano del director Nacho Vigalondo en el cap¨ªtulo La alarma dentro de la segunda temporada de la serie de terror Historias para no dormir (original de Chicho Ib¨¢?ez Serrador), para Amazon Prime Video y RTVE. El l¨ªder de la Mondrag¨®n realizar¨¢ tambi¨¦n un cameo en la pr¨®xima pel¨ªcula de Alex de la Iglesia.
Pero volvamos a las Historias extraordinarias. Ni es una gira m¨¢s ni transcurre en un momento f¨¢cil para las incorrecciones pol¨ªticas, eterno leit motiv de la Mondrag¨®n. Gurruchaga es plenamente consciente de ello. Recordemos, por poner dos leves ejemplos, que la banda tiene una canci¨®n titulada Ellos las prefieren gordas y otra titulada Mu?eca hinchable. ?Acabar¨¢n siendo abucheados un d¨ªa Gurruchaga y sus huestes? Respuesta, argumentada y acalorada, del interesado: ¡°De momento no ha ocurrido, pero bueno, hay que tomar ciertas¡ en fin, que hay algunas canciones que ya no las hacemos, por ejemplo Mu?eca hinchable¡ y en la de Ellos las prefieren gordas pues ahora digo tambi¨¦n ¡®ellas los prefieren gordos¡¯, y me falta un telediario para decir ¡®gordes¡¯, en fin, t¨² me entiendes. Estoy haciendo concesiones, y es porque a esta peste que es el covid, se une otra ¡ªigual justificada en algunos aspectos, pero no siempre¡ª radical e intolerante que es la de la censura inquisitorial. Estamos volviendo al siglo XIII o XIV. Se est¨¢n revisando autores, Casanova, prohibido, el Marqu¨¦s de Sade, prohibido, la picaresca es pecado, el bofet¨®n de Glenn Ford a Rita Hayworth en Gilda ya no se podr¨¢ ver¡ nos hemos vuelto modernamente reaccionarios. Y un problema sociopol¨ªtico as¨ª no se puede resolver en media hora diciendo gordos, gordas, gordes o gordis, es mucho m¨¢s complejo¡±.
A la peste del covid se ha unido la peste de una censura inquisitorial. Nos hemos vuelto modernamente reaccionarios
Estas Historias extraordinarias quedaron interrumpidas por la pandemia. Con ella legaron las cancelaciones y el arresto domiciliario de la poblaci¨®n civil. Incluido un Javier Gurruchaga que, en el transcurso de una larga entrevista mantenida hace un tiempo en su casa del barrio de Chueca en Madrid, hablaba as¨ª de las consecuencias del encierro y de la pandemia en general: ¡°Estos dos a?os ¨²ltimos han sido un corte tremendo. De repente hemos vivido lo que ve¨ªamos en las pel¨ªculas de ciencia-ficci¨®n japonesas malas. Un enemigo invisible. Y todos encerrados en casa con todo tipo de miedos. Y eso te va creando un estr¨¦s enorme. Muy fuerte. Alucinas. Y la gente se ha muerto y se muere. Y se ha jugado con ella, porque se ha hecho pol¨ªtica con la enfermedad, de tal forma que la gente se ha vuelto mucho m¨¢s descre¨ªda. Es muy denigrante y muy terror¨ªfico. Han salido todos los monstruos¡±.
Hay gente que dice cosas como: ¡°Pues a m¨ª todo esto del covid me sirvi¨® para pensar y resetearme¡±. ¡°?Pues a m¨ª no!¡±, se queja Gurruchaga, ¡°yo solo quer¨ªa llegar al d¨ªa siguiente y no contagiarme. Fue terrible. Mi primera vocaci¨®n desde chaval era entretener, animar a la gente, ?ladies and gentlemen! y tal y cual, ya sabes. Estar encerrado en una jaula es horroroso para todo el mundo, pero si encima tienes esa vocaci¨®n¡ es una pesadilla. Eso s¨ª: el tema este de la mascarilla me sirvi¨® de algo: hice muchos mon¨®logos conmigo mismo. Iba por la calle improvisando mon¨®logos¡ y amigos m¨ªos me dec¨ªan que tambi¨¦n han empezado a hablar solos. Estamos hablando solos m¨¢s que nunca¡±.
¡ª?Y qu¨¦ se dec¨ªa usted?
¡ªPues con mi facilidad un poco ventr¨ªlocua de imitar voces, hac¨ªa mon¨®logos con la voz de mi padre y de mi madre. Hablaba con ellos. Mi madre me dec¨ªa, por ejemplo: ¡°Nooo, Jaaaavi, no hagas eso, Jaaaavi¡±. Y mi padre: ¡°?Venga, hombre d¨¦jate de chorradas!¡±. Era como si me estuvieran hablando de verdad. Ella me daba consejos y ¨¦l me daba la bronca. Y de repente me dec¨ªa a m¨ª mismo: ¡°Pero si me estoy hablando yo a m¨ª mismo¡±. Es que tenemos muchos yoes. Me acord¨¦ mucho de Lon Chaney, ya sabes, estrella del cine de terror, el hombre de las mil caras y las 400 voces diferentes [Gurruchaga se pone a imitar a Chaney en la pel¨ªcula El tr¨ªo fant¨¢stico de Tod Browning]. Y eso que era hijo de sordomudos. Bueno, as¨ª que nada, el caso es que yo hablaba solo por la calle. Que tampoco es tan raro. Ya sabes que ahora la gente va todo el d¨ªa hablando sola con el m¨®vil.
No soy ning¨²n 'zumbao'. Si lo fuera no habr¨ªa aguantado tanto tiempo. Soy un loco controlado.
¡ª?Y aparte de su padre y de su madre?
¡ªPues me daba opiniones sobre m¨ª mismo, sobre mi Jeckyll & Hyde particular. ?Ah!, y me pas¨® otra cosa curiosa! Me puse a reproducir la voz de Popotxo [Pedro Popotxo Ayestaran, personaje irrepetible, extraordinario artefacto esc¨¦nico de la Orquesta Mondrag¨®n en forma de se?or bajito y calvo y amigo ¨ªntimo de Gurruchaga, y fallecido en octubre de 2020 en San Sebasti¨¢n a los 69 a?os].
¡ªY al final, ?de qu¨¦ le sirvi¨® aquella experiencia de los mon¨®logos interiores?
¡ªPues mira, hacer aquella especie de ventriloqu¨ªa con mis seres queridos fue un poco un remedio al hecho de estar todos solos. Porque estamos todos solos.
¡ªIgual ese deber¨ªa ser el t¨ªtulo de esta entrevista.
¡ªTengas familia o no, vinimos solos, a menudo vivimos solos y moriremos solos.
¡ªSiempre hubo y hay gente que considera que Javier Gurruchaga est¨¢ como las maracas de Mach¨ªn. ?Lo est¨¢?
¡ªMmmm¡ yo piso el suelo y racionalizo creo que bastante bien. No me considero para nada ning¨²n zumbao. Si hubiese sido un zumbao, no habr¨ªa aguantado tanto tiempo. Soy un loco controlado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.