Lorenzo Silva: ¡°Que me cancelen. Soy mayor para callarme¡±
El autor, hijo y nieto de militares, publica un libro sobre la guerra en tiempos de guerra. Y reflexiona sobre el silencio que ha sufrido en Catalu?a
Hijo y nieto de militares por el lado paterno, nieto de un guardia de seguridad republicano por el lado materno, Lorenzo Silva ha construido su prol¨ªfica carrera literaria a partir de una tradici¨®n de narraci¨®n oral que le ha nutrido, dice, tanto como sus lecturas. Conversador generoso, con voz propia y una personalidad marcada por sus convicciones, el autor madrile?o que estos d¨ªas cumple 56 a?os publica ahora Nadie por delante (Destino), un libro de guerra para tiempos de guerra.
Pregunta. ?La guerr...
Hijo y nieto de militares por el lado paterno, nieto de un guardia de seguridad republicano por el lado materno, Lorenzo Silva ha construido su prol¨ªfica carrera literaria a partir de una tradici¨®n de narraci¨®n oral que le ha nutrido, dice, tanto como sus lecturas. Conversador generoso, con voz propia y una personalidad marcada por sus convicciones, el autor madrile?o que estos d¨ªas cumple 56 a?os publica ahora Nadie por delante (Destino), un libro de guerra para tiempos de guerra.
Pregunta. ?La guerra es el padre de todas las cosas, como recoge en su libro?
Respuesta. Las fronteras europeas son fruto de la guerra. Los avances tecnol¨®gicos, los movimientos econ¨®micos y hasta la liberaci¨®n de la mujer son fruto de guerras, nos dice Margaret MacMillan en La guerra. Ahora la guerra est¨¢ siendo padre de la patria ucrania. Rusia, que quer¨ªa liquidarla, le ha dado su hecho fundacional. Espa?a no domin¨® Am¨¦rica ofreciendo civilizaci¨®n, sino con gente armada.
P. ?Nos hab¨ªamos acomodado tanto que ya la ve¨ªamos como imposible?
R. En los noventa nos cre¨ªmos que un bloque se desmoronaba y otro no ten¨ªa rival, que habr¨ªa conflictos regionales que no iban a afectar al conjunto de la humanidad. Pero el siglo XXI nos baj¨® a tierra de un guantazo.
P. ?C¨®mo se defiende Espa?a de un vecino como Marruecos, que esp¨ªa a su presidente?
R. Hemos vivido muy en la inopia feliz y la ciberseguridad hay que trabajarla un poquito (r¨ªe). Pero la seguridad frente a un vecino es m¨¢s compleja que un sistema de armas. Con un vecino como Marruecos la seguridad viene de la comunidad de intereses y de la disuasi¨®n. Hay belicosos que creen que es cuesti¨®n de dar pu?etazos en la mesa como Aznar. Pero la paz se mantiene m¨¢s por comunidades de intereses.
P. ?Qu¨¦ aprendi¨® de su padre?
R. Muchas cosas, porque antes de ser militar es un ser humano y lo que m¨¢s le agradezco es que sea el eslab¨®n de la tradici¨®n de narradores orales de mi familia. Yo como novelista soy hijo de mis lecturas, pero tambi¨¦n de esas narraciones orales que formaron parte de mi espacio vital. Mi padre me contaba historias que a su vez le hab¨ªa contado mi abuelo, que a su vez le hab¨ªa contado mi bisabuelo, que fue un aventurero en Manila en el siglo XIX. Y tambi¨¦n le debo la percepci¨®n de que la profesi¨®n militar supone sacrificio, entrega y disciplina. Las tres cosas me parecen buenas.
P. Y las aplica como escritor.
R. S¨ª, las procuro aplicar. Creo que es bueno sacrificarse por otros, eso le da m¨¢s valor a lo que haces. Creo que es buena la entrega. Ir a medias, reservarse, es un error. Y la disciplina. Mi padre me transmiti¨® que el militar no est¨¢ para decirle a su gente lo que tiene que hacer, sino para estar al servicio de su comunidad.
P. Ha heredado un mundo ordenado, entonces.
R. S¨ª, pero tambi¨¦n otra cosa: Espa?a es la inventora de la guerrilla y a los protagonistas de mi libro tambi¨¦n los llaman guerrilleros. Funcionan bajo disciplina, pero tambi¨¦n cuando todo se desbarata. Es una ventaja del car¨¢cter espa?ol que yo he vivido incluso fuera del ¨¢mbito de la literatura. Cuando era abogado en Arthur Andersen y en Uni¨®n Fenosa trabajaba con alemanes, franceses, italianos, americanos, ingleses¡ Ninguno ten¨ªa esa capacidad de improvisar con el rigor con el que lo hac¨ªamos nosotros. Los alemanes se bloqueaban, los ingleses se pon¨ªan muy nerviosos, los franceses tambi¨¦n¡ Nosotros no.
P. ?Y de su madre qu¨¦ ha aprendido?
R. Por ah¨ª me ha venido la herencia castellana. Mi madre me ha tra¨ªdo una mirada que ahonda un poco m¨¢s, que intenta acercarse a las historias extremando la sensibilidad. Las historias no solo son el empuje de los acontecimientos que las forman, sino tambi¨¦n el impacto que producen en las personas que las viven.
P. ?Por qu¨¦ eligi¨® a la Benem¨¦rita como protagonista de su serie policial?
R. Por provocar. Porque no lo hac¨ªa nadie, porque lo mainstream era un detective alcoh¨®lico y antisistema. Y la creaci¨®n al final siempre se hace un poco a contracorriente, donde no se la espera. Y en 1995 nadie esperaba a la Guardia civil como h¨¦roe literario. Fue una magn¨ªfica raz¨®n para apostar por ella.
P. Eso y su perfil tan militar en varios libros, ?le ha restado lectores en alg¨²n ¨¢mbito ideol¨®gico?
R. Los hechos de armas son un tema literario interesante desde La Il¨ªada, no porque yo sea hijo de militar. Habr¨¢ a quien le genere un prejuicio adverso, pero eso es mantenerse al margen de la literatura. Como novelista me he acercado a militares, pero tambi¨¦n a etarras o divisionarios espa?oles que acabaron en las SS. El prejuicio est¨¢ bien para buscar tu lugar en el mundo, pero no para buscar tu lugar en la literatura.
P. ?Eso le ha perjudicado en Catalu?a?
R. Los medios afines al Gobierno catal¨¢n me hacen un vac¨ªo absoluto. A m¨ª me han escrito docentes para decirme que no van a poner mis libros a sus alumnos nunca m¨¢s. Y esa decisi¨®n me da qu¨¦ pensar. O se han equivocado durante los 20 a?os en que los pon¨ªan, o ahora. O no debieron poner mis libros porque no ten¨ªan valor literario o, si lo ten¨ªan y ahora los quitan por ideolog¨ªa, adoptan una decisi¨®n docente dif¨ªcilmente presentable.
P. Usted dej¨® Catalu?a. ?Guarda rencor?
R. No, hay cosas que me protegen del rencor: hay muchos en esa ¨®rbita ideol¨®gica que no me han cancelado, aunque no est¨¦n de acuerdo conmigo. Adem¨¢s, mi mujer y dos de mis hijas son catalanas. Mi hija se llama N¨²ria con tilde, que se la puse yo. He vivido siete a?os en Catalu?a y cuando voy vuelvo a mi casa. Discrepo del Gobierno actual, no me representa, lo acepto porque es un Gobierno democr¨¢tico, disiento de todo lo que hace como es mi derecho y lo manifestar¨¦ p¨²blicamente cuantas veces sea necesario y en el tono que me parezca porque tambi¨¦n es mi derecho, y si alguien me quiere cancelar, que me cancele. Soy mayor para callarme m¨¢s.
P. ?En todo soldado hay un poeta?
R. En muchos soldados hay un poeta: Garcilaso, Cervantes, incluso en mi padre. La mayor¨ªa tiene una dimensi¨®n muy sentimental que est¨¢ en esa vida en el l¨ªmite. Esa ecuaci¨®n entre milicia y poes¨ªa est¨¢ en La Il¨ªada, al principio de la ¨¦pica occidental. Los hechos de armas no estar¨ªan completos sin esa dimensi¨®n emocional. Lo que ha estropeado mucho la ¨¦pica guerrera desde La Il¨ªada hasta ac¨¢ es la sucia propaganda, que al final deshumaniza el hecho guerrero para convertirlo en instrumento de abstracciones muchas veces infames: la patria que justifica tantas guerras, la liberaci¨®n, la redenci¨®n como esa ¡°gran Rusia¡± que est¨¢ justificando la mierda de Putin. Al final eso es lo que lleva a los espantos de la guerra.