Vuelve, caballero
Don Quijote no decepciona, porque no ense?a a ganar, sino a luchar. Solo desaniman los cobardes que arrojan escudo y espada para huir m¨¢s deprisa

Jorge Luis Borges dijo que detestaba el tango. En cierta ocasi¨®n, durante una velada en un campus estadounidense, sus hu¨¦spedes quisieron homenajearle poniendo grabaciones de los tangos m¨¢s t¨®picos y menos rescatables. Oy¨¦ndolos all¨ª, en aquel higi¨¦nico y cort¨¦s exilio, Borges llor¨®. A veces ¨ªdolos familiares que de puro conocidos han desgastado su encanto recobran el br¨ªo en un marco in¨¦dito, comprometedor. Me pas¨® hace poco en Varsovia, oyendo leer El Quijote en varias lenguas ¡ªespa?ol, desde luego, pero tambi¨¦n polaco y ucranio¡ª en una sesi¨®n imposible de olvidar tanto por las circunstancias hist¨®ricas actuales como por mi afecto a varios de los participantes en dicha lectura. Entonces comprob¨¦ que, m¨¢s all¨¢ de sus m¨¦ritos literarios que no vamos a descubrir, el personaje de Cervantes muestra una ductilidad asombrosa para responder a lo que los necesitados (todos los buenos lectores lo somos) buscan en ¨¦l: ¨¢nimo, compa?¨ªa, ir¨®nico consuelo, revancha contra los b¨¢rbaros o ¡°un pecho fraterno para morir abrazao¡±, como quiere el tango. Su porte no es el de un palad¨ªn victorioso contra todos y eso hace que nos resulte m¨¢s pr¨®ximo, menos intimidatorio a pesar de su parafernalia b¨¦lica de cacharrer¨ªa. Tiene un punto de desenga?o triste, claro, pero ?c¨®mo no va a ser de triste figura quien se enfrenta a las fuerzas arrolladoras de las tinieblas y las finanzas? Y sin embargo, no decepciona, porque no ense?a a ganar, sino a luchar. Solo desaniman los cobardes que arrojan escudo y espada para huir m¨¢s deprisa.
En esta ¨¦poca en la que solo vale la cuenta de resultados, la de don Quijote no puede ser m¨¢s menguada. Y sin embargo, a¨²n se le reclama donde atropella la prepotencia disfrazada de raz¨®n de Estado. ?No nos dejes, ven a perder con nosotros!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.