Bevilacqua retoma sus pesquisas tras la pandemia
¡®El mal de Corcira¡¯, la ¨²ltima novela de Lorenzo Silva, retras¨® su salida por el estado de alarma y agot¨® la primera edici¨®n en los primeros d¨ªas de su puesta a la venta
Cinco a?os. Ese es el tiempo que ha tardado el escritor Lorenzo Silva (Carabanchel, 54 a?os) en recopilar todo el material y en escribir la ¨²ltima historia de su principal personaje, el guardia civil Rub¨¦n Bevilacqua. La m¨¢s profunda, la m¨¢s densa y la m¨¢s emocionante, ya que se cuenta el pasado en la lucha antiterrorista contra ETA en el Pa¨ªs Vasco. La pandemia y el estado de alarma tambi¨¦n han afectado a este subteniente y a su compa?era Virginia Chamorro, ya que El mal de Corcira no ha visto la luz hasta pasado los meses. Eso s¨ª, con un ¨¦xito arrollador, en d¨ªas se vendi¨® la primera edici¨®n.
¡°Entregu¨¦ el texto en febrero y, justo cuando se decret¨® el estado de alarma, me pasaron las galeradas. Este es un proceso que me gusta hacer despacio y esta situaci¨®n me lo ha permitido¡±, reconoce el autor en una entrevista que se desarrolla en la librer¨ªa Rafael Alberti, en el distrito de Moncloa. Algunos clientes lo reconocen y charlan con ¨¦l. ¡°Es una suerte verles en persona. Estamos acostumbrados a leerlos pero no a tenerlos tan cerca¡±, relata un hombre que lleva cuatro libros, dos de ellos bastante gruesos.
Tras leer las galeradas, el libro ya estaba listo para entrar en la imprenta, pero esto se retras¨® por el par¨®n fruto del estado de alarma. ¡°Lo he vivido en dos etapas. La primera, que dur¨® unos 50 d¨ªas, estaba muy concienciado y muy activo. Me levantaba pronto y escrib¨ªa todos los d¨ªas. Luego me dedicaba a las labores dom¨¦sticas, como limpiar la biblioteca, el jard¨ªn o la cocina. Luego estudiaba y jugaba con mi hija peque?a y al final del d¨ªa siempre le¨ªamos una hora u hora y media¡±, afirma el autor. Eso s¨ª, conforme avanzaba el tiempo se iba ¡°un poco la disciplina¡± y se entraba ¡°en una fase de menos tensi¨®n¡±. ¡°Una profesora de educaci¨®n primaria ha mantenido una exigencia alt¨ªsima y nos ha obligado a tener mucha actividad¡±, afirma entre sonrisas y con cierta iron¨ªa Silva.
¡®Diario de la alarma¡¯
Durante el confinamiento, el escritor madrile?o ha escrito Diario de la alarma, que ver¨¢ la luz en octubre. Reconoce que este formato no es en el que se siente m¨¢s c¨®modo y que le aburre mucho hacerlo. Pero en esta ocasi¨®n es distinto. ¡°Se trata de lecturas, reflexiones y de lo que me iba llegando. Hablaba con amigos polic¨ªas y m¨¦dicos que estaban en la zona cero de Madrid. O que entraban en residencias. Se han enfrentado a historias muy duras, como en un amigo m¨¦dico del Samur que entr¨® en una casa donde viv¨ªa un matrimonio de mayores. ?l, que era el cuidador, hab¨ªa muerto y ella, que sufr¨ªa Alzheimer, no se hab¨ªa enterado de nada. Eso es un drama¡±, describe Silva.
¡°En el diario me obligaba a plasmar el relativo confort y la tranquilidad que yo viv¨ªa y la dureza que ha tenido la enfermedad en muchos momentos. A veces, estos amigos me llamaban agotados o desfondados¡±, a?ade.
Silva pas¨® el estado de alarma en una casa que tiene en el municipio de Illescas (Toledo). ¡°No me puedo quejar. Llevaba tres meses confinado con mi ¨²ltima novela, El mal de Corcira. He tenido que prorrogar ese confinamiento, pero me he podido ir a un lugar donde tengo un poco m¨¢s de sitio que otras personas. Nadie a mi alrededor ha tenido la enfermedad. He estado incluso m¨¢s activo al poder ahorrarme los viajes. Quienes hemos tenido este confinamiento privilegiado, tenemos que tener mucho cuidado a la hora de quejarnos. Me proh¨ªbo quejarme por m¨ª, por lo que es individualmente¡±, confiesa el creador de Bevilacqua y Chamorro.
Pero, ?por qu¨¦ cinco a?os para escribir esta novela, la n¨²mero 12 de la saga de los dos protagonistas? Lorenzo Silva reconoce que ya estaba en germen en la primera novela de la serie (El lejano pa¨ªs de los estanques, 1988), en el interrogatorio de un sospechoso, que le dice que es un sargento y que no ha o¨ªdo las balas de verdad. ¡°La ten¨ªa en la nevera, esperando el momento¡±, resume el escritor.
¡°En los ¨²ltimos cinco a?os, he podido hacer el esfuerzo de conocimiento de la historia que necesitaba para escribirla. Un entramado narrativo ficcional que te permita sostener la historia. Hablando una y otra vez con personas que han estado en la lucha antiterrorista y que me cuentan sus experiencias personales. Digamos que esta es una gran historia para la Espa?a contempor¨¢nea y el sentido de esa historia es evidente. Lo que no lo era tanto era el convertirlo en una historia novelada y atrayente¡±, afirma.
Justicia para el enemigo
Lo que s¨ª ten¨ªa claro Silva es que deb¨ªa enfrentar a Bevilacqua ¡°al dilema de tener que hacer justicia a uno de sus hist¨®ricos enemigos¡±. ¡°La paradoja es que tiene que descubrir quien ha matado a uno de los que ha militado en una organizaci¨®n que ha mandado a m¨¢s de 200 compa?eros suyos al cementerio. Luego me di cuenta de que ten¨ªa que ahondar en el mundo de ETA, desde gente que los apoy¨® a otros que militaron y que a¨²n hoy siguen validando y dando compresi¨®n a todo lo que hicieron. Quer¨ªa escuchar la voz de ese mundo¡±, describe.
Gran parte de la historia se desarrolla lejos de Madrid y del propio Pa¨ªs Vasco, concretamente en Ibiza y Formentera: ¡°Necesitaba una contrageograf¨ªa. Guip¨²zcoa es el lugar donde trabaj¨® Bevilacqua, donde reside el protagonista, mientras que estas dos islas son a las que la v¨ªctima huye, escapa de su pasado, de su identidad y de su paisaje¡±.
?Hasta cu¨¢ndo continuar¨¢ la saga de la pareja de la Guardia Civil? Silva reconoce que ya tiene en la cabeza al menos otras tres entregas. Bevilacqua pasar¨¢ a segunda actividad ¡ªespecie de prejubilaci¨®n¡ª hacia los 60 a?os. ¡°De momento, con este libro le he dejado en la primavera 2018, con 54-55 a?os. Seg¨²n se hace mayor, las novelas tienen un balance psicol¨®gico sobre la propia existencia. Tambi¨¦n participan del lugar de revisi¨®n de su propia memoria y de puesta en paz de lo que es y de lo que ha sido¡±, concluye el escritor carabanchelero.
Getafe negro, un festival que est¨¢ en el aire
La evoluci¨®n del coronavirus va a marcar c¨®mo se celebra el festival Getafe negro, que dirige el escritor Lorenzo Silva. Seg¨²n este autor, se han elaborado ¡°un plan A, un plan B y plan cat¨¢strofe¡±. ¡°Si todo va fatal y tenemos que regresar al modelo de confinamiento, lo haremos de forma m¨¢s precaria. En definitiva, haremos de la necesidad virtud¡±, reconoce Silva.
El plan A supone que se puedan hacer actos con p¨²blico en directo y transmisi¨®n en streaming. El plan B se dar¨ªa se hay confinamiento a nivel provincial y el cat¨¢strofe se reducir¨ªa a actos transmitidos por Internet.
¡°No podemos evitar el tema del coronavirus. Hay tres o cuatro cuestiones que han aflorado con mucha claridad, como el problema de las desigualdades. Tambi¨¦n habr¨¢ que hablar de la cr¨®nica negra que se ha producido en la pandemia y c¨®mo la violencia intrafamiliar es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad¡±, afirma el escritor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.