¡°Menuda normativa municipal de mierda¡±: Robe Iniesta se desata en su concierto en Madrid
El cantante reivindica la figura de Tierno Galv¨¢n en un recital de dos horas y media en la capital ante 11.000 espectadores
Y mientras Robe Iniesta cantaba ¡°yo no soy el due?o de mis emociones¡± cayeron vasos de pl¨¢stico de cerveza sobre las cabezas de la gente. Alguien los lanz¨® temerariamente en un acto de euforia, pero nadie se enfad¨®. Si acaso algunos miraron para atr¨¢s, se sacudieron un poco el l¨ªquido y siguieron coreando. A lo suyo. 11.000 asistieron al madrile?o Parque de Tierno Galv¨¢n. Repleto. Agotadas las entradas desde hac¨ªa semanas en un co...
Y mientras Robe Iniesta cantaba ¡°yo no soy el due?o de mis emociones¡± cayeron vasos de pl¨¢stico de cerveza sobre las cabezas de la gente. Alguien los lanz¨® temerariamente en un acto de euforia, pero nadie se enfad¨®. Si acaso algunos miraron para atr¨¢s, se sacudieron un poco el l¨ªquido y siguieron coreando. A lo suyo. 11.000 asistieron al madrile?o Parque de Tierno Galv¨¢n. Repleto. Agotadas las entradas desde hac¨ªa semanas en un concierto encuadrado en el festival Madrid Escena. Un ambiente sensacional, la mayor¨ªa treinta?eros y cuarentones. Y mucho m¨¦rito el suyo: la ¨²ltima fase del concierto se centr¨® en Maye¨²tica, el tercer disco de Robe en solitario, 40 minutos de intrincadas l¨ªricas que la gente cant¨® a voz en cuello. Unas letras sesudas y alambicadas. Dio igual: se las sab¨ªan.
Robe Iniesta (Plasencia, 60 a?os) comenz¨® el concierto con Del tiempo perdido, una canci¨®n de su segundo disco en solitario, Destrozares. Cuando termin¨®, dijo, con su voz alquitranada: ¡°Buenas tardes, o buenas noches. No s¨¦ qu¨¦ cojones es. Menuda normativa municipal de mierda¡±. El reloj marcaba las 21.00, la oscuridad estaba por llegar y el m¨²sico extreme?o se quejaba de que deb¨ªa comenzar a¨²n con luz natural porque los designios municipales obligaban a finalizar antes de la medianoche. Su ambicioso juego de luces se exhib¨ªa mustio ante la claridad del ambiente. Se pod¨ªa haber solucionado si el espect¨¢culo hubiese comenzado media hora m¨¢s tarde, pero Iniesta acostumbra a hacer un descanso de 20 minutos en mitad del recital, circunstancia que le oblig¨® a arrancar cuando la capital todav¨ªa no hab¨ªa entrado en la tupida oscuridad. La excusa para insultar al consistorio le vino de perlas a un personaje acostumbrado a reacciones iracundas contra el poder. El comentario surti¨® su efecto y el p¨²blico le jaleo dej¨¢ndose la garganta.
El concierto de Iniesta, el tercero en la capital en 10 meses y siempre llenos, encant¨® a los presentes. Aunque todos los que estaban all¨ª anoche hubiesen dado el sueldo mensual por ver a Extremoduro sobre el escenario. Pero se conformaron con disfrutar de su l¨ªder y su grupo de seis componentes. Ocurre con Iniesta que se le adora tanto que se le perdonan deficiencias como las de anoche. Su guitarra apenas se escuch¨® durante toda la noche y, en general, falt¨® energ¨ªa y garra, sobre todo en la primera fase del espect¨¢culo. Quiz¨¢ fue por falta de potencia en el sonido, pero dio la sensaci¨®n de que su propuesta se hubiese adaptado mejor a un teatro que a un espacio abierto y festivo. Aun as¨ª, el p¨²blico, generoso, se entreg¨® desde el primer momento.
Adem¨¢s de su puya inicial al ayuntamiento capitalino, el cantante reivindic¨® la figura del legendario alcalde socialista de Madrid en los ochenta, Enrique Tierno Galv¨¢n, ya que se encontraba en un recinto que llevaba su nombre. Antes de atacar la rabiosa Tu coraz¨®n, de Extremoduro, dijo, recordando la m¨ªtica frase de Tierno: ¡°Rockeros, quien no est¨¦ colocado, que se coloque¡±. Olvid¨® a?adir, eso s¨ª, ¡°y al loro¡±. Cuando cerr¨® la primera parte del espect¨¢culo tambi¨¦n se acord¨® del viejo profesor: ¡°Bueno, vamos con un descanso para hacer esas cosas que hacen los rockeros y que dec¨ªa Tierno Galv¨¢n. Hoy lo mismo si viviera ese hombre deber¨ªa estar en B¨¦lgica. Bueno, haced esas cosas y que no os vea nadie¡±.
Hab¨ªa entregado una primera parte irregular, con incursiones en el repertorio de Extremoduro ¡ªTango suicida, Si te vas, Segundo movimiento (Lo de fuera)¡ª y con piezas de sus primeros dos discos en solitario. Al concierto le faltaba mala leche, estado de ¨¢nimo que sobraba en los tiempos en los que ten¨ªa al lado a I?aki Uoho Ant¨®n. Entreg¨® en este primer acto una canci¨®n nueva, bastante pop para lo que ¨¦l acostumbra, que anunci¨® as¨ª: ¡°No hay nada como el amor y no hay nada como la primera vez que escuchas una canci¨®n¡±. Tras el descanso la cosa mejor¨®. La energ¨ªa de ese disco colosal que es May¨¦utica se apoder¨® del escenario, y el postre son¨® a gloria. Las tres ¨²ltimas canciones fueron una terna invencible de cl¨¢sicos de Extremoduro: A fuego, La vereda de la puerta de atr¨¢s y Ama, ama, ama y ensancha el alma. La guitarra de Iniesta segu¨ªa sin escucharse bien y esta circunstancia restaba ¨ªmpetu a las piezas, pero qu¨¦ m¨¢s da: son canciones tan poderosas que dejaron al p¨²blico extasiado.
La casualidad quiso que anoche, a 400 kil¨®metros del parque Tierno Galv¨¢n, Fito Cabrales con sus Fitipaldis e I?aki Uoho de invitado llenaran el estadio San Mam¨¦s en Bilbao. Inevitable recordar aquella gira de Extremoduro y Platero y T¨² con la que comenz¨® todo. No les ha ido nada mal a ninguno de ellos, aunque vayan por separado.