¡®Spiderhead¡¯: un siniestro Chris Hemsworth intenta volar m¨¢s all¨¢ de Thor

Despu¨¦s de la partida ganadora de Top Gun: Maverick, secuela del taquillazo de 1986 que en las ¨²ltimas semanas ha logrado devolver el aliento a las sufridas salas de todo el mundo con una pel¨ªcula que no va (del todo) de superpoderes, su director, Joseph Kosinski, estrena Spiderhead, un thriller carcelario de ciencia ficci¨®n que llega a Netflix con esas etiquetas que, bajo el se?uelo de la paternalista advertencia, en realidad funcionan como una demencial atracci¨®n: ¡°Drogas, sustancias t¨®xicas, violencia, sexo y suicidio¡±.

Spiderhead responde a esas etiquetas sin aportar nada nuevo a ninguna de ellas. La pel¨ªcula se basa en un relato de George Saunders publicado en 2010 en The New Yorker y se sit¨²a en un futuro en el que una serie de presidiarios tiene la oportunidad de acortar su condena si aceptan ser los conejillos de indias de un experimento m¨¦dico. Lejos de ser una pel¨ªcula de acci¨®n, aunque lo parezca en su arranque con Supertramp abriendo con The Logical Song una aleatoria playlist de grandes ¨¦xitos que incluir¨¢ una secuencia de Hemsworth bailando descalzo a Roxy Music, estamos ante un filme que ocurre pr¨¢cticamente solo en interiores y principalmente en dos espacios: la cabina de mandos del experimento y la jaula de cristal donde cuando a un preso le preguntan por el genocidio de Ruanda se parte de la risa o donde practican el sexo como si no hubiera ma?ana inducidos por una droga que hace verlo todo de color de rosa.

Spiderhead re¨²ne a dos actores muy familiares dentro del millonario cine de acci¨®n de Kosinski: Chris Hemsworth, protagonista del debut de Kosinski con Tron: Legacy (2010), y Miles Teller, que act¨²a en Only The Brave (2017) y en Top Gun: Maverick. Ambos son lo mejor de una pel¨ªcula que, pese a tener momentos inquietantes, sobre todo destaca por un Hemsworth capaz de dotar de humor a su siniestro personaje y a un atormentado Teller que para redimir su culpa entrega su cuerpo a una droga que, ya se imaginar¨¢n, no es lo que parece.

Hemsworth se sit¨²a al frente de este experimento desde sus casi dos metros de altura y sin bata de doctor. El actor australiano lleva as¨ª a su terreno a un villano de laboratorio con gafas que tiene mucho de iluminado de Silicon Valley. La droga de su experimento se aplica desde una app del m¨®vil y con ella el perverso cient¨ªfico controla las emociones de unos presos dominados por un Gran Hermano tecnol¨®gico y qu¨ªmico. Una idea que se queda atrapada en su propio enunciado sin permitir a Hemsworth alzar de todo el vuelo m¨¢s all¨¢ de Thor.