Shigeru Ban, el arquitecto de las emergencias, Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2022
El japon¨¦s ha dedicado la mitad de su carrera a ense?ar a construir arquitecturas para alojar a damnificados por cat¨¢strofes naturales
El arquitecto japon¨¦s Shigeru Ban (Tokio, 64 a?os), conocido por sus proyectos volcados en la sostenibilidad, la ayuda frente a las emergencias y el impacto social, ha obtenido el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2022, como acaba de anunciar la fundaci¨®n responsable de los galardones. El veterano creador corona as¨ª una trayectoria que ya le llev¨® a recibir el Pritzker, el mayor reconocimiento de su disciplina, en 2014.
Que a Ban le hayan dado un premio no a las artes sino a la concordia es una gran noticia para la arquitectura, una disciplina tan asociada a la creaci¨®n m¨¢s sublime como a los urbanismos corruptos o a edificios que, lejos de construir, contribuyen a destrozar el planeta.
Ban se ha dedicado a reconstruir. No la arquitectura, sino la vida de la gente. La mitad de su carrera, y de su producci¨®n como arquitecto, ha consistido en inventar sistemas de construcci¨®n ligera y r¨¢pida para alojar a quienes, tras un terremoto, un hurac¨¢n o cat¨¢strofes nucleares como la de Fukushima, lo han perdido todo. Y necesitan refugio. Los desastres son su escuela de vida.
Comenz¨® trabajando con estructuras de tubos de papel cuando ten¨ªa 26 a?os. Viendo im¨¢genes de los refugios que la ONU constru¨ªa en Ruanda, se dio cuenta de que los tutsis se congelaban. Hizo una propuesta: construir con papel. La ONU repart¨ªa pl¨¢sticos, que sujetaba con postes de madera. ¡°El sistema ten¨ªa poco futuro con dos millones de refugiados¡±. Contrataron a Ban para hacer tubos de cart¨®n estructurales. Luego ha ense?ado a hacerlos en Kobe, Turqu¨ªa o Hait¨ª. A eso se dedica, pro-bono, la mitad de su tiempo: ense?a a construir su sistema durante emergencias. El resto del tiempo lo ha dedicado a levantar algunos de los grandes museos del mundo, como el Centro Pompidou de Metz. La tercera pata de su hacer se basa en la experimentaci¨®n dom¨¦stica. Casas con paredes textiles y con habitaciones m¨®viles ¡ªsobre ruedas¡ª. Ah¨ª tambi¨¦n hay concordia entre todas las facetas de un arquitecto: la investigaci¨®n, la que contribuye a la cultura del mundo y la que refuerza su humanidad.
En Madrid, donde ha levantado un pabell¨®n con cubierta de tubos de cart¨®n en el jard¨ªn del Instituto Empresa, declar¨® a El Pa¨ªs Semanal: ¡°Los arquitectos tenemos un conocimiento que puede ser ¨²til a mucha gente. No solo a los ricos¡±.
Eso es lo que hace desde su ONG VAN (Voluntary Architects Network). Como Buckminster Fuller, Jean Prouv¨¦ o Frei Otto, Ban pertenece a la estirpe de arquitectos-inventores. Era muy joven cuando, desarrollando su propio sistema estructural, aprendi¨® que la solidez de un edificio no tiene que ver con la fortaleza de los materiales con que est¨¢ construido: el hormig¨®n puede ser destruido por un terremoto y el papel puede sobrevivir a ese mismo terremoto.
Ban odia el desperdicio. Antes de que comenzara a hablarse de sostenibilidad, en 1986, ya le parec¨ªa de sentido com¨²n: en las emergencias sobra lo que no es necesario. Tambi¨¦n le entristec¨ªa que los arquitectos solo trabajaran para gente privilegiada y rica.
Este premio a la Concordia no se concede a un pacifista. Ban es un luchador: ¡°Un promotor puede destrozar un edificio, aunque sea de hormig¨®n, si cree que sustituy¨¦ndolo por otro puede conseguir m¨¢s dinero¡±, declaraba en 2013. En aquella entrevista record¨® c¨®mo se implic¨® con las cat¨¢strofes. ¡°Mientras estudiaba arquitectura me daba cuenta de que no trabaj¨¢bamos para la sociedad. Solo lo hac¨ªamos para la gente privilegiada y pens¨¦ que era una pena. Los clientes con dinero resultan cansinos. Creen que el dinero lo puede todo y¡ no es as¨ª¡±.
En 2011, en Fukushima, Ban no construy¨® viviendas, sino tabiques. La gente fue evacuada a gimnasios y ¨¦l pens¨® que un tabique de papel les dar¨ªa intimidad. Lo hab¨ªa visto en Kobe. Pasados unos d¨ªas, las familias empiezan a necesitar recogerse. Pero las autoridades no aceptaban su propuesta: es m¨¢s f¨¢cil controlar a la gente sin tabiques. Al final consigui¨® que le hicieran caso. Construyeron 1.800 cub¨ªculos.
El trabajo de Ban pasa por ponerse en la piel de otro. Y no consiste solo en dise?ar. Tras el terremoto de Christchurch, en Nueva Zelanda, el 80% de los inmuebles ten¨ªan da?os estructurales. Hubo que rehacerlo todo. Y Ban construy¨® una catedral de cart¨®n porque la gente se sent¨ªa m¨¢s amparada por lo ligero que bajo ladrillos. Cuando la ciudad se reconstruy¨®, decidieron mantener la catedral temporal. Convertirla en su templo.
En una emergencia, Ban lo tiene que hacer todo: lograr el dinero, idear el sistema, conseguir el material y ense?ar a construirlo. Por eso cre¨® VAN, ¡°porque los gobiernos son demasiado lentos. Anteponen el papeleo a las soluciones¡±. Durante una emergencia, uno no tiene tiempo de pedir permisos. Se trata de actuar. Y la recompensa no es econ¨®mica. Pero es gigantesca. ¡°Para m¨ª esos tabiques son arquitectura porque transforman la vida de la gente¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.