Y Harrison Ford lleg¨® a viejo
La c¨¢mara siempre ha estado enamorada de este actor, que logra transmitir su pasi¨®n a los espectadores. Y ese amor es imprescindible para lograr la condici¨®n de estrella
Posee un rostro hermoso, f¨ªsico privilegiado y virilidad natural, nunca ostentosa. Cae simp¨¢tico incluso cuando parece enfadado y desprende humor del bueno. No pas¨® por el Actors Studio ni me lo imagino haciendo cursos de expresi¨®n corporal. No s¨¦ si es un actor eminente, si har¨ªa veros¨ªmiles y apasionantes a los personajes de Shakespeare, si su capacidad es infinita para interpretar m¨²ltiples tipolog¨ªas. Solo s¨¦ que siempre pagar¨ªa gustosamente la entrada si ¨¦l aparece en la pantalla. Y en eso debemos de estar de acuerdo espectadores de cualquier tipo y condici¨®n, de todas las partes del mundo. Se llama Harrison Ford y acaba de cumplir 80 a?os.
Los lleva muy bien, no hay huellas en su legendario careto de que la cirug¨ªa pl¨¢stica haya experimentado sus prodigios o sus horrores con ¨¦l. Y es muy probable (y deseable) que entre Spielberg y Ford consigan que el p¨²blico masivo retorne a las abandonadas salas de cine cuando se estrene la quinta entrega de una leyenda con causa llamada Indiana Jones. Ya no le acompa?ar¨¢ interpretando a su improbable padre el inmenso Sean Connery. Ya se larg¨® al otro barrio. Y el cine de actores y actrices se est¨¢ quedando muy solo con la desaparici¨®n de los m¨¢s grandes, presencias extraordinarias que no tienen reemplazo en el actual cine de Hollywood, dedicado ¨ªntegramente a Marvel y otras aparatosas nader¨ªas protagonizadas exclusivamente por el ruido y el c¨¢lculo, sin la menor noticia de que tengan un poco de alma.
La c¨¢mara siempre ha estado enamorada de este actor, que logra transmitir su pasi¨®n a los espectadores. Y ese amor es imprescindible para lograr la condici¨®n de estrella. Hay estrellas masculinas que tambi¨¦n podr¨ªan hacer cre¨ªbles y apasionantes a ciertos villanos. Robert Mitchum, Kirk Douglas y Bogart pod¨ªan ser perversos si lo se lo exig¨ªa el guion. Pero no puedo imaginarme a Gary Cooper, a Cary Grant, a Harrison Ford en posesi¨®n del lado oscuro, sin que el p¨²blico est¨¦ continuamente de su parte, deseando que sus aventuras acaben bien.
La historia del cine tendr¨¢ un deuda eterna con Harrison Ford por haber encarnado a tipos tan vitalistas y divertidos como ese arque¨®logo con sombrero y l¨¢tigo, tan identificables como rituales: Indiana Jones, y tambi¨¦n Han Solo, ese baluarte tan c¨ªnico y efectivo que se enfrenta al todopoderoso Imperio. ?C¨®mo no te va a aparecer una sonrisa admirativa cuando evocas en el recuerdo a estos dos personajes tan imborrables, h¨¦roes en la gloriosa tradici¨®n del cine de aventuras?
Pero el Harrison Ford que m¨¢s me ha enamorado no es el de esas triunfantes y memorables sagas. Cuando este actor m¨¢s me ha conmovido es en una obra maestra de Peter Weir titulada ?nico testigo. Interpreta a John Book, un polic¨ªa incurablemente urbanita que debe integrarse durante un tiempo en la comunidad amish. Llega ah¨ª malherido despu¨¦s de proteger a un ni?o amish que ha sido testigo en una estaci¨®n de tren del asesinato de un polic¨ªa, perpetrado por los corruptos compa?eros y el jefe de Book. Y seremos testigos de una preciosa historia de amor que no puede tener final feliz entre este hombre acorralado y estupefacto y la madre del ni?o amish.
Nadie que haya visto esta pel¨ªcula negra, l¨ªrica y emocionante podr¨¢ olvidar el baile en el granero entre Ford y la excelente Kelly McGillis. Tambi¨¦n me parece admirable su interpretaci¨®n del cazador de replicantes, Rick Deckard, en la fascinante Blade Runner. Est¨¢ amargado y muy solo en ese alucinatorio universo. Y vuelve a matar replicantes rebeldes, adem¨¢s de complicarse a¨²n m¨¢s su dura existencia al vivir una historia de amor con una de ellas. Y descubriendo que estos pueden ser m¨¢s sufrientes y humanos que la gente que pretende exterminarlos. Ford est¨¢ sombr¨ªo, dubitativo y alucinado en un universo que da mucho miedo y que tambi¨¦n te hipnotiza.
Y ¨¦l era lo ¨²nico atractivo de la pretenciosa aunque olvidable continuaci¨®n de Blade Runner. Ford puede sentirse orgulloso de lo que ha significado su presencia en el cine. Pero est¨¢ muy bien que siga en activo. Este se?or seguir¨¢ teniendo encanto siempre. Porque nunca ha sido impostado.
Babelia
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