El misterio de los ¡®stradivarius¡¯: Por qu¨¦ siguen fascinando los violines m¨¢s valiosos del mundo
El 9 de junio se vendi¨® por 14,5 millones el ¨²ltimo viol¨ªn fabricado por Antonio Stradivari que ha sido comprado en subasta. Pero, ?de verdad valen tanto? Espa?a tiene un cuarteto ¨²nico y este 2022 se cumplen 250 a?os de su llegada al Palacio Real
Concentrado en el paciente de madera de 300 a?os que descansa encima de la mesa, Carlos Arcieri viste bata blanca porque est¨¢ en plena operaci¨®n. Esta vez la intervenci¨®n estaba prevista, pero si hay una urgencia, aunque sean las tres de la ma?ana en Florida, donde vive, debe coger un avi¨®n y plantarse en Madrid. Es una condici¨®n de su contrato, dice. Arcieri no es m¨¦dico, es lutier y sus pacientes son cinco instrumentos fabricados por Antonio Stradivari en el siglo XVII: el Cuarteto Palatino y el violonchelo 1700, propiedad de Patrimonio Nacional. ?Cu¨¢nto pueden valer? A Arcieri no le gusta la idea de su venta, y frunce el ce?o: ¡°?El conjunto? Ojal¨¢ no salgan nunca a subasta, pero seguramente cientos de millones¡±. La pregunta es: ?por qu¨¦ siguen fascinando los stradivarius?
Viol¨ªn del Cuarteto Palatino
CUERDAS
Estas son de metal, pero las originales eran de tripa de carnero, como dec¨ªan las ordenanzas de los gremios de fabricantes de cuerdas del siglo XVI. Despu¨¦s de los conciertos, un luthier se encarga de quitarles algo de tensi¨®n, no mucha, para que no da?en el instrumento.
MENTONERA
En la ¨¦poca de Stradivari, los violines no llevaban mentonera, el m¨²sico apoyaba la barbilla directamente. Se puede ver el desgaste de ese uso sobre la madera, una huella que habla sobre la historia de instrumento y debe ser conservada.
CENEFA
Los cuatro instrumentos del cuarteto est¨¢n decorados con una cenefa de rombos y c¨ªrculos de marfil sobre un fondo de pasta de ¨¦bano que recorre todo el per¨ªmetro de tapa arm¨®nica. La tapa del fondo (la parte posterior del viol¨ªn) tiene tambi¨¦n la misma decoraci¨®n.
ARO DECORADO
Cada instrumento del cuarteto tiene una decoraci¨®n diferente en los aros. Este viol¨ªn tiene dibujos zoomorfos entre los roleos (el elemento decorativo que los rodea): varios perros silueteados a la carrera se intercalan con ¨¢guilas negras con las alas desplegadas.
MADERA
Es de abeto, al igual que todas las tapas de los instrumentos de cuerda frotada o pulsada. En el siglo XVII hubo una glaciaci¨®n que modific¨® la velocidad de crecimiento de los ¨¢rboles y afect¨® a los anillos de la madera. La longitud y cercan¨ªa de las vetas, por donde se transmiten las ondas sonoras, hacen que esta sea mejor que cualquier otra.
VOLUTA
La voluta y los clavijeros tambi¨¦n presentan roleos renacentistas enriquecidos con motivos vegetales y florales. Que este cuarteto est¨¦ decorado significa que son instrumentos de lujo.
SELLO
En el interior de este viol¨ªn, se conserva una etiqueta con la siguiente inscripci¨®n impresa: ¡°Antonius Stradivarius Cremonensis / Faciebat Anno 1709 (709 manuscrito)¡±; Anagrama ¡°AS¡± en c¨ªrculo bajo una cruz. Es el sello que indica que es un Stradivarius. Las falsificaciones son habituales, pero las etiquetas de estos instrumentos palatinos son originales y los consagran como aut¨¦nticos. El sello que aparece en esta foto no es el que est¨¢ en el interior de este viol¨ªn, es solo un ejemplo de c¨®mo son los sellos de Stradivari.
Por 14,5 millones de euros se vendi¨® hace algo m¨¢s de un mes el ¨²ltimo stradivarius que ha sido comprado en subasta, un precio que roza el r¨¦cord de venta. Lo sac¨® la casa Tarisio de Nueva York, se le conoce como Da Vinci, fue construido en 1714 y perteneci¨® al violinista Toscha Seidel, que toc¨® con ¨¦l en la banda sonora de la pel¨ªcula El mago de Oz. Los 14,5 millones lo sit¨²an en segundo lugar, solo detr¨¢s del Lady Blunt que la misma casa Tarisio sac¨® a subasta en 2011. Por este se pag¨® algo m¨¢s de 15 millones de euros. Pero, ?qui¨¦n adquiri¨® el Da Vinci? No se sabe. ¡°Es m¨¢s frecuente que los stradivarius est¨¦n en manos privadas que en manos p¨²blicas. Se han convertido en piezas de especulaci¨®n que adquieren los bancos como si compraran un lingote de oro. Y algunos se quedan metidos en cajas fuertes. Es una locura. Ning¨²n instrumento musical cuesta ese dinero¡±, explica Cristina Bordas, catedr¨¢tica de Musicolog¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid.
Se calcula que el lutier Antonio Stradivari construy¨® algo m¨¢s de mil instrumentos y se conservan unos 600. El precio va al alza porque cada vez quedan menos que puedan salir a la venta, explica el tambi¨¦n catedr¨¢tico de Musicolog¨ªa y director del Instituto Complutense de Ciencias Musicales, ?lvaro Torrente. ¡°Son cosas contra las que no se puede luchar. La especulaci¨®n financiera existe. Es un culto al objeto y tiene poco que ver con el inter¨¦s musical o con el arte, pero es imposible que podamos ponerle barreras porque siempre habr¨¢ un millonario que est¨¦ dispuesto a pagar. Ocurre con las creaciones art¨ªsticas, ya sean buenas o no. Si hay un consenso¡ es inevitable que esto pase¡±. Los dos music¨®logos se?alan la enorme especulaci¨®n que se cierne sobre estos instrumentos. ?Significa esto que la p¨¢tina que recubre a los stradivarius es una leyenda y realmente no son tan buenos? No, coinciden tambi¨¦n ambos.
¡°La calidad resulta impresionante. Son maravillosos, para llorar con ellos. Eso es innegable¡±, sentencia Bordas. Antonio Stradivari perteneci¨® a una escuela de fabricantes de Cremona, en el norte de Italia, que ya en los siglos XVII y XVIII adquirieron la fama de crear los mejores instrumentos de arco. Han pasado siglos y su secreto sigue sin desvelarse. Los expertos apuntan a su talento como lutier. Algunos estudios se?alan al barniz y otros a la madera. ¡°En esa ¨¦poca hubo una miniglaciaci¨®n. Los abetos que utiliz¨® Stradivari para las tapas arm¨®nicas son muy rectos y tienen anillos de crecimiento muy peque?os debido a esa glaciaci¨®n, porque crec¨ªan poco. Son unas maderas impresionantes¡±, explica Bordas. El clima ha cambiado, la madera es distinta y por eso resulta imposible ahora replicarlos, aunque esa materia prima no solo la utiliz¨® Stradivari. Tambi¨¦n otros fabricantes, como Amati, el que fue su maestro. Pero solo ¨¦l se convirti¨® en leyenda y solo sus instrumentos permanecen en el imaginario colectivo asociados a un sonido casi m¨¢gico.
¡°El mito de los stradivarius no viene de ahora¡±, aclara Bordas. Cuenta la music¨®loga que se forj¨® en la segunda mitad del siglo XIX, la ¨¦poca de las orquestas, en la que los violines ten¨ªan una presencia muy relevante, y la ¨¦poca tambi¨¦n de los grandes solistas. Aqu¨ª entra en escena Jean-Baptiste Vuillaume, un fabricante de violines franc¨¦s que se asoci¨® con un comerciante de nombre Tarisio, como la casa de subastas. Uno consegu¨ªa instrumentos desmembrados y el otro los volv¨ªa a armar. ¡°Vuillaume puso en marcha un gran negocio y con ¨¦l se inici¨® una especie de pir¨¢mide de valor econ¨®mico para los instrumentos de arco: los violines val¨ªan m¨¢s que las violas y los violonchelos. Y de todos los violines que se hab¨ªan hecho en el mundo mundial los que m¨¢s inter¨¦s ten¨ªan, es decir, los de m¨¢s precio, eran los italianos. Dentro de estos, los del norte de Italia. Dentro de estos, los de Cremona. Y dentro de estos, los de Stradivari¡±, enumera Bordas.
Un cuarteto ¨²nico en el mundo
Se hab¨ªa quedado el lutier Arcieri repasando con su pincel de pelo de marta los desgastes de la madera del viol¨ªn grande del Cuarteto Palatino. Su taller del Palacio Real de Madrid parece un portal a otra ¨¦poca. La mesa se sit¨²a frente a un peque?o balc¨®n abierto de par en par con vistas a los Jardines de Sabatini. El stradivarius descansa sobre un trapo rojo, rodeado por un cazo con agua caliente sobre un hornillo, varias decenas de artilugios met¨¢licos, pinceles, botes con barnices y una paleta repleta de manchurrones de pintura a medio mezclar. Uno casi espera que, m¨¢s tarde o m¨¢s temprano, Carlos IV irrumpa y pregunte al lutier por el estado de su viol¨ªn. Y en este taller Arcieri trabaja minucioso. Debe poner a punto los cinco stradivarius y emplear¨¢ un d¨ªa para cada uno.
Patrimonio Nacional encarg¨® a Arcieri hace 10 a?os el mantenimiento tanto del Cuarteto Palatino como del violonchelo 1700. ¡°Quer¨ªan que la restauraci¨®n se hiciera en el Palacio Real. As¨ª que ped¨ª que me consiguieran una buena sala que tuviera la luz del norte para poder trabajar porque se ve claro todo el d¨ªa, no llega el sol y es m¨¢s fresco¡±, dice el lutier. El viol¨ªn grande, que sostiene entre sus manos, luce una decoraci¨®n preciosa en el aro (la parte lateral del instrumento) realizada con plantillas. En ella, varias figuras, unas parecen perros a la carrera y otras ¨¢guilas con las alas desplegadas, a veces se persiguen y otras se miran de frente a lo largo de todo el viol¨ªn. Y tanto en la tapa arm¨®nica como en la tapa del fondo (las partes delantera y trasera) presenta una cenefa de rombos y c¨ªrculos de marfil sobre un fondo de pasta de ¨¦bano.
Que est¨¦n decorados significa una cosa: son instrumentos de lujo. Las cr¨®nicas ¡ªBordas advierte que hay que cogerlas con pinzas¡ª cuentan que Stradivari quiso ofrec¨¦rselos a Felipe V a su paso por Cremona. Pero la entrega no lleg¨® a efectuarse y permanecieron en el taller. ¡°Intent¨® comprarlos alguien de Francia, pero el caso es que muri¨® Antonio, murieron sus dos hijos mayores y continu¨® Paolo, el menor, que se dedicaba al comercio de telas de oro y plata. Fue Paolo quien decidi¨® vend¨¦rselos a Carlos III, que los compra para su hijo Carlos IV, gran aficionado a la m¨²sica¡±, explica Bordas. Al Palacio Real llegaron en 1772 y justo este 2022 se cumplen 250 a?os de este hito. As¨ª que este cuarteto es una joya por varias razones: est¨¢ decorado, de los instrumentos que Stradivari concibi¨® como conjunto es el ¨²nico que se conserva unido y permanece en el mismo palacio al que lleg¨® en el siglo XVIII. Solo hay que lamentar una p¨¦rdida: el cuarteto era un quinteto. El fabricante construy¨® dos violas y ambas desaparecieron durante la Guerra de la Independencia, pero una de ellas no se ha podido recuperar.
El violonchelo que toc¨® Rostrop¨®vich
Mientras Arcieri pone a punto el viol¨ªn, el violonchelo 1700 espera su turno sobre otra de las mesas del taller. No pertenece al cuarteto, no est¨¢ decorado, pero su sonido es especial y su barniz objeto de estudio. Se sabe que lo toc¨® Rostrop¨®vich varias veces. Y el ¨²ltimo m¨²sico que lo ha hecho sonar ha sido Guillermo Turina. ¡°Es dif¨ªcil explicar la sensaci¨®n, porque uno espera que pasen cosas m¨¢gicas cuando tocas un instrumento as¨ª. Y no pasa nada m¨¢gico, solo has cogido un instrumento que es del gran constructor de todos los tiempos. La diferencia sustancial que yo notaba era que todo funcionaba maravillosamente bien. Mi chelo, por ejemplo, funciona muy bien en los graves y en el registro medio, pero en la zona aguda a veces hay notas que salen un poco m¨¢s apagadas. En el 1700 no, todo funciona de maravilla¡±, recuerda. Concentrado en los aspectos t¨¦cnicos, Turina no se percat¨® de la calidad de su sonido al tocarlo, pero s¨ª cuando escuch¨® la grabaci¨®n: ¡°Ah¨ª me qued¨¦ admirad¨ªsimo¡±.
Escucheel sonido del chelo
FOTO: SAMUEL S?NCHEZ
De no haber sido por Patrimonio Nacional, Turina no habr¨ªa podido tocar un stradivarius. Y se muestra agradecido por la oportunidad: ¡°El problema es que los m¨²sicos no podemos acceder a ellos. Si eres un gran solista es m¨¢s probable que una fundaci¨®n o un coleccionista te lo preste. Pero dudo que ni el mejor int¨¦rprete del mundo tenga 15 millones para gast¨¢rselos en un viol¨ªn. Un m¨²sico que gane, y en el mejor de los casos, 4.000 euros al mes no puede pagar un mill¨®n. Es que ni 250.000 euros¡±.
Patrimonio suele organizar de seis a ocho conciertos al a?o con los stradivarius de palacio para que el p¨²blico no se limite solo a verlos expuestos en una vitrina y pueda disfrutar de su sonido. Y aqu¨ª, m¨²sico y music¨®logos discrepan. Bordas y Torrente creen que es la frecuencia adecuada. ¡°Son piezas de inter¨¦s hist¨®rico art¨ªstico y hay que evitar su desgaste, pero al mismo tiempo tienen que sonar porque su sonido es documental. Hay que hacerlos vibrar, pero no ocho horas diarias¡±, reflexiona Bordas. A Turina, ocho conciertos al a?o le parecen poco: ¡°Tocarlo no hace que sufra un instrumento, todo lo contrario, hace que suene mejor. A m¨ª me gustar¨ªa que cada mes hubiera un concierto, pero tambi¨¦n entiendo que no se debe porque hay que cuidarlos. Puede venir un cafre que le d¨¦ un golpe y claro, cuanto menos se toquen menos van a sufrir¡±.
Para evitar accidentes como el que esboza Turina existe un protocolo estricto que el mismo m¨²sico ha visto en funcionamiento. ¡°No me dejaban cogerlo m¨¢s que para tocar. Si quer¨ªa levantarme para ir al ba?o un trabajador se lo quedaba y le pasaba un trapito. El rato que estuve ensayando siempre hab¨ªa una o dos personas vigil¨¢ndome. Era un poco inc¨®modo al principio porque yo lo que necesitaba era estudiar, tener mi rato de ponerme con mis partituras. Pero lo entiendo porque tiene que ser as¨ª¡±.
Protocolo
1. Lo primero es cerrar la sala al p¨²blico. No puede haber gente mirando
2. Se saca el instrumento. Para esto es importante quitarse anillos, gafas... cualquier objeto que pueda da?arlo. Y es importante no usar guantes, para que no se resbale
3. Se meten en sus fundas y se llevan al lugar en el que vaya a ser el concierto o ensayo
4. Los conciertos suelen ser en el sal¨®n de columnas. Aqu¨ª hay dos camerinos, uno es para el m¨²sico y otro para el instrumento. A esta habitaci¨®n solo pasan personas encargadas del traslado y el m¨²sico
5. Los m¨²sicos tampoco pueden llevar anillos, ni vestidos con lentejuelas... No pueden ni comer ni beber cerca de los instrumentos
6. Cuando termina el concierto, se baja la tensi¨®n de las cuerdas, se limpian y se le quita la resina de las cuerdas
7. Se vuelven a meter en las urnas
8. En todo el proceso hay siempre una persona o dos sin perder de vista al instrumento
Este protocolo que se activa cada vez que los stradivarius de palacio salen de sus vitrinas lo ide¨® la conservadora Sonsoles Castillo en los a?os ochenta, cuando se cre¨® la unidad de traslados. Alberto Prieto es t¨¦cnico de esta unidad: ¡°No los puedes tratar con miedo, de nosotros depende que para las pr¨®ximas generaciones los instrumentos est¨¦n igual o mejor que cuando llegaron a nuestras manos. Porque son de todos los espa?oles¡±.
¡°?Que cu¨¢nto valdr¨ªa el Cuarteto Palatino si saliera a subasta?¡±, repite ?lvaro Torrente. Es la misma pregunta que hizo fruncir el ce?o al lutier Arcieri. Y la respuesta que da el music¨®logo es parecida: seguramente m¨¢s de cien millones. Pero por suerte, matiza tambi¨¦n, est¨¢n en manos p¨²blicas. ¡°Lo que me parece triste es que instrumentos como estos los compren particulares y que no se vuelvan a ver durante d¨¦cadas, como suele ocurrir¡±, agrega Torrente. Apunta que para romper ese c¨ªrculo vicioso de especulaci¨®n econ¨®mica habr¨ªa que desmitificarlos. ¡°No el valor extraordinario que tienen los stradivarius, pero s¨ª pensar que hay otros muchos instrumentos que tambi¨¦n tienen valor y, sobre todo, que hay fabricantes actuales que est¨¢n haciendo unos violines fabulosos, pero que solo lo saben cuatro especialistas¡±. Lo interesante, dice, es tratar de dar respuesta a otra pregunta: ?qui¨¦n es el Stradivarius del siglo XXI?