La Tremendita, flamenca del siglo XXI
Tras la actuaci¨®n este mi¨¦rcoles de India Mart¨ªnez, el Festival Internacional del Cante de Las Minas entra en la fase de concurso que otorgar¨¢ la L¨¢mpara Minera
Flamenquita, La Tremendita. Y disculpen este grosero ripio. Pero es que es as¨ª: Rosario La Tremendita es muy flamenquita, muy del flamenco, aunque a primera vista, o a primer o¨ªdo, no lo parezca. Con la mitad del pelo de su cabeza rapado, nada de faralaes en la vestimenta, tocando ella misma, o haci¨¦ndose acompa?ar por bajo el¨¦ctrico, caj¨®n, bater¨ªa, teclados y sonidos aparentemente lejanos a lo jondo. ?Qui¨¦n lo dir¨ªa? De hecho, algunas personas comenzaron a desfilar hacia la calle al rato de iniciarse el concierto.
Sin embargo, la mayor parte del p¨²blico (numeroso, aunque sin llenar el antiguo mercado de La Uni¨®n, sede del Festival Internacional del Cante de las Minas de La Uni¨®n, que alcanza ya su 61.? edici¨®n), se dispuso a disfrutar. Quiz¨¢s este sea el m¨¢s importante certamen flamenco del mundo, al menos como concurso que descubre cada a?o nuevos valores. El p¨²blico, en su gran mayor¨ªa, no solo se mantuvo en sus localidades, sino que acab¨® entregado al arte de la artista sevillana.
La Tremendita est¨¢ dentro de lo jondo, en primer lugar, porque desde ni?a ha respirado flamenco en su casa trianera, nieta de Enriqueta ¡®La Pescaera¡¯ e hija de Jos¨¦ El Tremendo. Sus ra¨ªces no pueden ser m¨¢s hondas. Ella misma lo confiesa: ¡°El flamenco es mi pasi¨®n, mi religi¨®n, mi disciplina¡±. Sin embargo, ella es tambi¨¦n hija de su tiempo. Nada de letras que evocan a gitanos condenados a galeras, nada de arqueolog¨ªa del cante, aunque todo eso est¨¢ en sus mimbres musicales. De hecho, se permite homenajear y evocar a Marchena o a la Ni?a de los Peines con el m¨¢ximo respeto, pero se permite tambi¨¦n, con elegancia, incluir lo electr¨®nico en su espect¨¢culo y una est¨¦tica del siglo XXI.
Propongo siempre hacer un ejercicio de abstracci¨®n con esta mujer en el escenario: intenten no escuchar los sonidos del bajo (flamenqu¨ªsimos por cierto) del teclado, de la bater¨ªa... Lo que queda ser¨¢ una voz de timbres flamencos sin paliativos (ahora nada de diminutivos). De hecho, en el segundo volumen de su ¨¢lbum Tremenda, pr¨®ximo a salir, realiza ella misma ese ejercicio de desnudez musical, una especie de deconstrucci¨®n (sin permiso de Derrida), y lo que quedar¨¢ ser¨¢ lo esencial: la voz jonda. ?No es esto lo que hace Israel Galv¨¢n en el baile?
Pero a¨²n en esta versi¨®n electr¨®nica, en mitad de tanto atrevido sonido, prevalece el ritmo, la estructura musical y la melod¨ªa del flamenco: si canta Seguiriyas (por cierto, cant¨® una Seguiriya monumental, eso s¨ª, a otro ritmo) son Seguiriyas, si canta Alegr¨ªas (incluidas las de C¨®rdoba) son Alegr¨ªas. Y as¨ª todo. El asunto no es que alguien cante un aria de Monteverdi y diga que es una sole¨¢ de Alcal¨¢ modernizada. Eso, con perd¨®n, ser¨ªa una mamarrachada. Lo de Monteverdi ser¨¢ siempre un bello canto l¨ªrico, pero no flamenco. Y otra cosa es lo que hace esta mujer, que s¨ª es flamenco, y del bueno.
El Yiyo
La segunda parte de esta noche del lunes estuvo ocupada por el joven bailaor catal¨¢n El Yiyo, que estuvo acompa?ado por sus hermanos El Chino y El Tete, todos excelentes bailaores. El Yiyo viene pisando (y taconeando) muy fuerte. La sombra de Farruquito es alargada, y se nota en su baile el¨¦ctrico y viril, pero todo lo hace muy bien. Sin duda es un bailaor del presente y para el futuro. El Festival celebra este martes la ¨²ltima de sus galas profesionales con India Mart¨ªnez. Por estas tablas han pasado ya este a?o Cepero, Reyes Carrasco, Merc¨¦ o Farruquito, entre otros. A partir del mi¨¦rcoles comenzar¨¢ la fase de concurso que abocar¨¢ en la gran final del s¨¢bado con la concesi¨®n, entre otros galardones, de la prestigiosa L¨¢mpara Minera.
Babelia
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