La ¡®Operaci¨®n Triunfo¡¯ del Cante de las Minas, el festival m¨¢s importante de flamenco
Las pruebas selectivas de los aspirantes para participar en el concurso de cante jondo mejor dotado econ¨®micamente se celebran en toda Espa?a en junio y julio
Quince mil euros son un argumento art¨ªstico. El concurso del Cante de las Minas lo pone sobre la mesa a?o tras a?o para promover los cantes de Levante. Ha acabado erigi¨¦ndose como el concurso m¨¢s importante del panorama flamenco. ¡°Este a?o hemos tenido 460 inscripciones entre cante, baile y toque¡±, explican desde la organizaci¨®n. No hay otro certamen que se le acerque.
El evento lleva realiz¨¢ndose desde 1961 durante las fiestas patronales de La Uni¨®n, en Murcia. ¡°En el programa de fiestas destaca el I Festival del Cante de las Minas, en el que ser¨¢ interpretado el famoso cante de nuestra tierra, importante faceta del folklore murciano, actualmente en peligro de desaparici¨®n¡±, dec¨ªa un peri¨®dico de la ¨¦poca, haci¨¦ndose eco de un muy flamenco y, en general, muy vern¨¢culo argumento: el peligro.
Sus primeros 20 a?os m¨¢s parecieron una liga profesional que un concurso. Un a?o tras otro, b¨¢sicamente el mismo grupo de cantaores se disputaba los premios entre s¨ª. Enrique Orozco, Antonio Pi?ana, Pencho Cros, Bernardo el de los Lobitos, Manolo Fregenal, Manuel ?vila, Canalejas de Puertos Real, Eleuterio Andreu y algunos pocos m¨¢s alternaban premios y segundas posiciones. Sin embargo, pese a esta estructura de circuito cerrado, apoyado por varias figuras se?eras del franquismo, como Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n, pronto gan¨® envergadura en el panorama nacional.
Su finalidad era clara: incorporar a Murcia dentro del mapa flamenco normalizado, convertirla ¡°en la novena provincia andaluza¡±, como se dec¨ªa entonces. El pulso se echaba contra C¨¢diz y Sevilla, hegem¨®nicas en el flamenco. De hecho, el pulso sigue y la presencia de las provincias ¡°b¨¦ticas¡± se minimiza a conciencia.
Las pruebas selectivas, celebradas cada a?o en 15 localidades espa?olas y suelen dejar de lado estas provincias, aun sabiendo que ello fuerza a un enorme n¨²mero de cantaores venidos de esa zona a desplazamientos que no llegan a compensar las dietas que la organizaci¨®n paga. Este a?o se celebran, por ejemplo, en Rojales (Alicante), ?lora (M¨¢laga), Ponferrada (Le¨®n), Valladolid, Andorra (Teruel), D¨¦nia (Alicante), Yecla (Murcia), Herv¨¢s (C¨¢ceres), Lorca (Murcia), Madrid, Torrevieja (Alicante), Alicante, Sagunto, Albacete y Viator (Almer¨ªa).
M¨¢s all¨¢ de consideraciones sobre la belleza de los cantes levantinos ¡ªobjeto principal a valorar en el concurso¡ª, el argumento que ha convertido esa especie de liguilla cerrada en el concurso flamenco m¨¢s solicitado es evidente: se trata del mejor retribuido, con diferencia, de todos los existentes. Por ce?irnos al cante: 15.000 euros para el primer premio, la L¨¢mpara Minera; 6.000 al cante por mineras, 1.500 a cartageneras y tarantas, 5.000 a los cantes de M¨¢laga, Granada, C¨®rdoba y Huelva. A los cantes bajoandaluces (los familiares de la seguiriya, sole¨¢, buler¨ªa y tango), tres premios de 1.500 euros. Se trata de un perfecto ejemplo de negociaci¨®n en la historia de las artes. Y ha sido un ¨¦xito. Desde luego que los cantes mineros no corr¨ªan riesgo alguno de perderse, pero no tendr¨ªan este predicamento actual de no ser por el ¨¦xito del concurso.
Una peculiaridad m¨¢s es la persistencia que se suele requerir para ganarlo. Paula Rodr¨ªguez L¨¢zaro, ¨²ltimo premio de baile (Desplante minero), que este s¨¢bado pas¨® por las pruebas para acompa?ar a uno de los concursantes, no necesit¨® de ese viacrucis: ¡°Fue la primera vez que me presentaba¡±. Sin embargo, es excepci¨®n. Jos¨¦ Antonio Romero P¨¦rez, El Perrito (nieto y sobrino de los respetados cantaores Perro de Paterna y Cachorro de Paterna) ha llegado varias veces a las fases finales y se encontraba el s¨¢bado en las preliminares de Madrid. ¡°Claro que hay que insistir, ?no vas a ganar a la primera!¡±. Romero tiene el perfil exacto de los ganadores de este concurso: voz clara, afinada y potente, cante controlado con adornos t¨¦cnicos puntuales muy medidos. Uno de los jueces, Jos¨¦ Cros, sentencia sin dudar lo que se busca en el concurso: ¡°Pureza, pasi¨®n y cantaor¡±. Es decir: capacidad mim¨¦tica y recursos vocales. Desde la organizaci¨®n remachan: se trata de si las interpretaciones se ajustan al canon, no de lo bien que cante o lo mucho que guste un int¨¦rprete.
Jos¨¦ Plant¨®n Heredia, hijo del recientemente fallecido Calli, cantaor de culto entre los aficionados, es, en cambio, la primera vez que se presenta. Su voz es contraria a la de Perrito: est¨¢ llena de arm¨®nicos nasales, es granulosa, dulce y muy apta para el pellizco inesperado. Ya solo templando se aprecia que es la voz de un cantaor. En general no es un perfil de cantaor premiado en La Uni¨®n. Con ciertas salvedades (y no hay que dejar de recordar al desgraciadamente desaparecido V¨ªctor Quero, Charico, una de las grandes voces de su generaci¨®n), estos cantaores que recuerdan a lo que se llama cante gitano no corren buena suerte en las pruebas. El tocaor Marcos Serrato, que tambi¨¦n se ha presentado en numerosas ocasiones al premio de guitarra, llegando varias veces a la fase final, vuelve a intentarlo. ?Merece la pena? ¡°Esto me gusta demasiado. Tocar all¨ª en Murcia es impresionante¡±.
Todo el purismo y demarcaci¨®n territorial que se mantienen en el concurso lo tratan de compensar con el festival paralelo. En este, el cante b¨¦tico tiene una presencia central, tambi¨¦n el flamenco pop. A trav¨¦s de los a?os por all¨ª han pasado desde Isabel Pantoja a Ni?a Pastori y de Antonio Mairena a Jos¨¦ Menese. Es la otra mano de la negociaci¨®n, la izquierda. Y es que para que un campo art¨ªstico est¨¦ vivo es necesario que haya algo en juego y gente dispuesta a jugar que conozca las normas del juego (as¨ª se podr¨ªa definir muy a grandes rasgos la teor¨ªa de los campos sociales, ya cl¨¢sica, de Pierre Bourdieu). Si la utilizamos para considerar el mundillo del flamenco resulta una herramienta clarificadora: hay mucho capital en juego y gente dispuesta a jugar que conoce, a la perfecci¨®n, las reglas que gobiernan los campos sin ser soci¨®logos.
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