Godard, el cineasta que jugaba
La directora Alauda Ruiz de Az¨²a descubri¨® en la penumbra de una videoteca ¡®Al final de la escapada¡¯: ¡°Me divirti¨®, me confundi¨® y me intrig¨® a partes iguales su sensaci¨®n de libertad, la improvisaci¨®n, la falta de narrativa convenciona¡±
En la penumbra de una videoteca, descubr¨ª Al final de la escapada. Me divirti¨®, me confundi¨® y me intrig¨® a partes iguales. Me divirti¨® la sensaci¨®n de libertad, la improvisaci¨®n, la falta de narrativa convencional. Me confundi¨®, porque no pod¨ªa ubicarla en un compartimento cinematogr¨¢fico concreto. Y me intrig¨® pensar c¨®mo la habr¨ªan rodado. Me imaginaba a Jean-Luc Godard y a su equipo, un grupo de gente joven, seguramente inexpertos en lo t¨¦cnico, recorriendo la ciudad, improvisando en sitios imposibles, rodando sin permiso¡ Me encant¨®, no solo la pel¨ªcula, sino su esp¨ªritu, su declaraci¨®n de intenciones.
Luego llegaron otras pel¨ªculas de Godard, y cada una era distinta (Vivir su vida; Banda aparte; Pierrot, el loco; El desprecio¡), y en cada una, estaba este director franc¨¦s jugando conmigo o para m¨ª, como espectadora, hasta llegar a su etapa m¨¢s ensay¨ªstica, m¨¢s cr¨ªptica, pero igual de l¨²dica e irreverente. Uno elige c¨®mo quiere recordar a las personas. Yo recordar¨¦ a Godard como el cineasta que abri¨® para m¨ª la puerta de entrada a toda la nouvelle vague, a un cine de j¨®venes, de frescura, atado al presente, que me marc¨® mucho durante la escuela de cine.
Lamentablemente, no descubr¨ª a Godard en una sala de cine, pero afortunadamente s¨ª lo descubr¨ª. Pude ver por primera vez sus pel¨ªculas en la videoteca de la UPV/EHU (Universidad p¨²blica del Pa¨ªs Vasco), donde estudi¨¦ Comunicaci¨®n Audiovisual. El cine era ya una pasi¨®n en mi vida y hab¨ªa le¨ªdo o escuchado sobre Godard, pero por las circunstancias de la ¨¦poca no hab¨ªa sido f¨¢cil acceder a su obra. Yo ven¨ªa de frecuentar un cine comercial, el indie americano o lo autoral que estuviera en cartelera. Hay muchas formas de hacer cine, pero quiero creer que las normas y los modelos de representaci¨®n est¨¢n para cuestionarlos. Esto alimenta el juego infinito que es el cine y desde luego, me alimenta como cineasta. Y sobre todo, cuando una escribe, rueda o edita¡ pensar que adem¨¢s de hacer cine, podr¨ªamos estar jugando. De Godard me llevo su libertad como legado.
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