Diario ¨ªntimo de Labordeta: lo que no se atrevi¨® a compartir con su familia
La viuda del m¨²sico y poeta halla un diario donde su pareja expuso sus zozobras y tristezas. Este dietario es la columna vertebral del documental ¡®Labordeta, un hombre sin m¨¢s¡¯
Juana de Grandes tiene 83 a?os y vive sola en su casa de Zaragoza. Dice, con un amor propio nada forzado, que se ¡°lo hace todo¡±. Baja a la compra, cocina, queda con sus amigas, va al cine¡ Se maneja estupendamente en la misma vivienda donde pas¨® los ¨²ltimos a?os con su pareja, el poeta, m¨²sico, profesor y pol¨ªtico Jos¨¦ Antonio Labordeta (Zaragoza, 1935-2010). En ese hogar, Juana cuid¨® a su marido cuando el c¨¢ncer lo agarr¨® para nunca dejarlo. Y all¨ª fue tambi¨¦n donde realiz¨® hace tres a?os un descu...
Juana de Grandes tiene 83 a?os y vive sola en su casa de Zaragoza. Dice, con un amor propio nada forzado, que se ¡°lo hace todo¡±. Baja a la compra, cocina, queda con sus amigas, va al cine¡ Se maneja estupendamente en la misma vivienda donde pas¨® los ¨²ltimos a?os con su pareja, el poeta, m¨²sico, profesor y pol¨ªtico Jos¨¦ Antonio Labordeta (Zaragoza, 1935-2010). En ese hogar, Juana cuid¨® a su marido cuando el c¨¢ncer lo agarr¨® para nunca dejarlo. Y all¨ª fue tambi¨¦n donde realiz¨® hace tres a?os un descubrimiento extraordinario que ahora se ha atrevido a desvelar: un diario del que su marido nunca hab¨ªa hablado, escrito de madrugada con bol¨ªgrafo azul y con unas reflexiones ¨ªntimas que a ella le han ¡°impactado¡±. Este diario ejerce de columna vertebral del documental Labordeta, un hombre sin m¨¢s, una cinta dirigida por Gaizka Urresti y Paula Labordeta (una de las tres hijas de la pareja) que se acaba de estrenar en los cines espa?oles.
Juana descubri¨® el cuaderno mientras buscaba material para el documental. ¡°Jos¨¦ Antonio ten¨ªa unas agenditas donde pon¨ªa las fechas de todas sus actuaciones. Acumul¨® decenas, porque no las gastaba: en cada ciudad compraba una. Estaban guardas en unas cajas de cart¨®n. Y ah¨ª, revis¨¢ndolas, encontr¨¦ un cuaderno m¨¢s grande¡±, explica a EL PA?S. Juana no habl¨® con nadie del hallazgo. Quer¨ªa leer antes el contenido. Una tarde, en su casa, se sent¨® a la luz de una peque?a l¨¢mpara, abri¨® el vetusto block de tapa verdusca y se qued¨® conmovida. ¡°Tard¨¦ unos d¨ªas en comentarlo con mis hijas porque hab¨ªa cosas muy ¨ªntimas y no sab¨ªa c¨®mo lo iban a encajar¡±, se?ala.
Labordeta muestra en esos textos escritos a tumba abierta sus crisis, zozobras y tristezas, tanto en lo personal como en lo universal. ¡°?l era muy sensible ante las injusticias del mundo, sufr¨ªa mucho en ese sentido. Y, adem¨¢s, aunque pareciera lo contrario, era un hombre vulnerable consigo mismo, con sus sentimientos, un hombre inseguro en cuanto a su arte. Se cuestiona si escrib¨ªa bien o mal, si lo que hab¨ªa compuesto merec¨ªa la pena. Son reflexiones muy ¨ªntimas que estos d¨ªas me he preguntado si he hecho bien en darlas a conocer¡±, apunta Juana, mostr¨¢ndose ella tambi¨¦n vulnerable.
Labordeta empieza a escribir su diario el 20 de abril de 1964, en v¨ªsperas de su boda, y lo da por terminado el 30 de julio de 1978 con la decepci¨®n por la deriva que hab¨ªa tomado el Partido Socialista de Arag¨®n (PSA), que ¨¦l impuls¨®. Escribe: ¡°Ayer se produjo la uni¨®n del PSA con el PSOE. Casi nada nos queda por hacer. Nuestro oficio: escribir poemas l¨ªricos en d¨ªas de sol¡±. El 9 de octubre de 1966, de madrugada y mientras viven en Teruel, deja este mensaje: ¡°Desear¨ªa volver a hablar de mi mujer y de mi hija [la primera, de a?o y medio en esa ¨¦poca]. Gracias a las dos vivo. Y supero esas crisis producidas por mi melancol¨ªa. Ambas me hacen olvidar todo¡±. Seguramente lo que m¨¢s ha conmovido a Juana al leer estas reflexiones es este sufrimiento en silencio. ¡°Era esa soledad en la que ¨¦l se met¨ªa¡ Me pregunto por qu¨¦ no la compart¨ªa conmigo. Seguramente porque era un hombre t¨ªmido: sus sentimientos eran sus sentimientos¡±, cuenta con serenidad.
Labordeta, un hombre sin m¨¢s resulta un emocionante retrato de una persona que tanto en sus actividades art¨ªsticas como pol¨ªticas fue siempre entra?ablemente querido por el pueblo. La cinta arranca con las im¨¢genes de la capilla ardiente, en septiembre de 2010 en Zaragoza. Una cola de tres kil¨®metros, unas 50.000 personas. Gente llorando, bailando sus canciones, ni?os emocionados¡ Algunos agarrando la bandera de Arag¨®n, la tierra a la que se entreg¨® Labordeta. Otros se despiden tocando el coche f¨²nebre. Se ve a Joan Manuel Serrat con un gesto tremendo de respeto. Y una voz de alguien cogido al azar como representante de todos lo que le quisieron despedir: ¡°A la pena por haberlo perdido queremos sumar la alegr¨ªa por haberlo disfrutado¡±.
Juana y Jos¨¦ Antonio se conocieron mientras estudiaban en la facultad de Filosof¨ªa y Letras de Zaragoza. Intimaron despu¨¦s de las clases, cuando los dos se entreten¨ªan practicando teatro le¨ªdo. Eso fue a mediados de los cincuenta. Ya nunca se separaron. ?l, que hab¨ªa comenzado Derecho y lo hab¨ªa dejado, ten¨ªa cuatro a?os m¨¢s que ella. Labordeta fue un profesor y poeta que se puso a cantar a los 35 a?os. Con una voz grave y un f¨ªsico tosco que desesperaba a los estrategas en mercadotecnia de la incipiente industria musical espa?ola, que ve¨ªan m¨¢s posibilidades en artistas con f¨ªsicos estilizados. ¡°Yo soy un se?or calvo, profesor de historia en un instituto de alumnos de 17 y 18 a?os. Entonces yo estoy ah¨ª en este l¨ªo de la canci¨®n por poeta, y espero que en un momento determinado, dentro de dos a?os, pueda dejar las actuaciones y dedicarme a escribir poemas y novelas, que es lo que me gusta¡±, dijo en una entrevista en los a?os sesenta, cuando edit¨® sus primeros discos.
Compatibiliz¨® la ense?anza con las actuaciones hasta que en 1985 dej¨® la c¨¢tedra para centrarse en la m¨²sica. Un ejemplo m¨¢s de su encantadora desorientaci¨®n, ya que a mediados de los ochenta el pop hab¨ªa arrasado a los cantautores. Vive unos ochenta extra?os, donde se le ve arropado por una banda el¨¦ctrica (en lugar de la austeridad de la guitarra ac¨²stica, que le pega m¨¢s) y en compa?¨ªa de Joaqu¨ªn Sabina, que despegaba como rockero canalla. Aun as¨ª se adapta y publica el que seguramente es su disco m¨¢s vendido, el directo T¨² y yo y los dem¨¢s (1986). Cuando el mercado musical da la espalda a su peculiar estilo encuentra a mediados de los noventa un proyecto televisivo que se adapta a su amor por el paisaje y el paisanaje, Un pa¨ªs en la mochila (1995-2000).
Creador de la nueva canci¨®n aragonesa, luchador por la libertad en unos tiempos donde se fabricaban pancartas con la palabra ¡°Amnist¨ªa¡± escrita a mano, y diputado at¨ªpico (por la Chunta Aragonesista) que sacaba los colores a los profesionales de la pol¨ªtica (nunca unas palabras malsonantes fueron tan celebradas en un Parlamento como las que dijo ¨¦l: ¡°?A la mierda!¡±), Labordeta compuso canciones que todav¨ªa hoy (y quiz¨¢ precisamente hoy) suenan vibrantes: Canto a la libertad, Ya ves, Arag¨®n, Somos, Serenamente hablando¡ Y esas composiciones de amor dedicadas a su pareja, como Juana o Mar de amor.
A Juana lo que m¨¢s le gusta del documental es ¡°ver a ese Jos¨¦ Antonio luchador, siempre luchador, y que transmite verdad¡±. Efectivamente, un hombre calvo y bigotudo, sincero, honesto, que no se vende y que no hace trampas. O como canta Sabina en Zarajota blues: ¡°En Arag¨®n hay tres cosas que no cambian de chaqueta: Bu?uel, Francisco de Goya y la voz de Labordeta¡±.