Diamela Eltit: ¡°La madre como tal ha muerto¡±
La escritora chilena anticip¨® ya en la ¨¦poca de Pinochet el debate sobre transexualidad o maternidad. Hoy lamenta el frenazo al cambio que tra¨ªa Boric o el refer¨¦ndum fallido
Diamela Eltit est¨¢ viviendo una explosi¨®n de reconocimiento que sienta bien a los 73 a?os: la escritora chilena gan¨® el premio FIL de Guadalajara en 2021 y ahora ve publicada en Espa?a El cuarto mundo (Perif¨¦rica), una novela escrita en los ochenta, en plena dictadura de Pinochet, que anticipaba ya la movilidad de identidades que hoy se vive con el movimiento trans y el debate acuciante sobre la maternidad. De aquello al Chile de Boric hay un mundo, pero ella es la misma.
Pregunta. Usted habla del estigma sudaca. ?Qu¨¦ es ser sudaca?
Respuesta. El mundo latinoamericano a¨²n carece del lugar que le corresponde en el mundo y quise jugar con ese nombre. Latinoam¨¦rica a¨²n carece del suficiente soporte como para mantener una palabra v¨¢lida importante.
P. Escribe sobre una familia y sus conflictos.
R. El n¨²cleo familiar es fundamental, conflictivo, y eleg¨ª una familia y su crisis. Saqu¨¦ los nombres de mujeres de un libro de Caro Baroja sobre brujas quemadas en la Inquisici¨®n. El hermano gemelo de mi novela es una figura trans y, aunque en ese momento yo no ten¨ªa un nombre preciso para eso, pensaba en las identidades fluctuantes, m¨®viles.
P. Pinta una maternidad como algo que puede anular a una madre, devorarla. ?Hemos evolucionado?
R. Si pensamos en t¨¦rminos intensivos, la madre ha muerto. Igual que podemos decir ¡°Dios ha muerto¡± podemos pensar que la madre tal como la conoc¨ªamos ha muerto. Por la tecnolog¨ªa reproductiva se est¨¢n quebrando los ciclos de las mujeres, ahora puedes tener hijos a los 60, hay ni?as con dos padres, hijos con dos madres, hay un desclasamiento de la madre tal y como la conoc¨ªamos. Las pobres utilizan su ¨²tero como microempresa y lo arriendan para que otras mujeres inoculen su materia ah¨ª y puedan tener un hijo. Es una ¨¦poca m¨¢s fluctuante y, sin embargo, no se ha modificado la relaci¨®n cultural mujer-maternidad. Tenga o no tenga hijos, la mujer tiene asignados los cuidados. La gran tarea es desmaternizar el aparato cultural, porque la maternidad de la mujer va m¨¢s all¨¢ de lo biol¨®gico, est¨¢ en el aparato social.
P. Dice que la madre ha muerto. ?Eso es bueno o malo?
R. No lo s¨¦, porque es tecnol¨®gico, pero el aparato social inscribe a la mujer como materna y desplaza la maternidad a un servicio, una servidumbre social.
P. ?Seguimos en una sociedad heteropatriarcal?
R. La mujer sigue oprimida por el sistema.
P. Tambi¨¦n pinta la masculinidad como algo posesivo. ?Tampoco ah¨ª hemos evolucionado?
R. Las sociedades se van modificando, pero ese cambio siempre es asim¨¦trico. Por supuesto tenemos beneficios que no ten¨ªamos, pero a¨²n hay una asimetr¨ªa de atributos, poderes y condiciones respecto a los hombres. Los cr¨ªmenes son contra mujeres. La mujer no ha perdido el car¨¢cter de objeto, hay explotaci¨®n, ganamos menos que los hombres por igual trabajo.
P. ?Qu¨¦ pas¨® con el refer¨¦ndum constitucional en Chile, que despert¨® tanta ilusi¨®n y fracas¨®?
R. Fue muy, muy penoso, muy dram¨¢tico. No solo porque se perdi¨®, sino por la cifra muy alta con que se perdi¨®. A¨²n no se sabe qu¨¦ hacer con estas cifras, ni siquiera la derecha, porque no todo le corresponde. Es un tiempo para pensar: ?Qu¨¦ quiere la gente? ?por qu¨¦ vot¨® o no vot¨®? Hay una zona incierta donde los votos son anti que pod¨ªa haberse dado en otro contexto tambi¨¦n.
P. ?Anti qu¨¦?
R. Antisistema, antiestructura. Ven¨ªamos saliendo de un estallido social de grandes proporciones, el m¨¢s grande desde 1973, y que solo fren¨® la pandemia. Chile es uno de los pa¨ªses m¨¢s desiguales del mundo, donde vale tanto el sujeto como el objeto. El pueblo desea y el mercado est¨¢ considerado el signo de la democracia, pero no accede a ¨¦l. La gran tarea es reducir la desigualdad.
P. ?Cree en la revoluci¨®n de Boric?
R. El Gobierno est¨¢ muy asediado, no tiene mayor¨ªas en el Congreso. Hay mucha incertidumbre, va a ser muy dif¨ªcil.
P. ?Y a d¨®nde fueron las energ¨ªas de esos j¨®venes que se manifestaban?
R. No se han desvanecido, pero hay una separaci¨®n evidente entre partidos y ciudadan¨ªa. Los partidos no representan a sus representados. No hubo suficiente di¨¢logo para una Constituci¨®n que era muy po¨¦tica, muy liberadora. Pero hay que seguir manteniendo un horizonte tal vez m¨¢s largo, seguramente yo no lo voy a ver, pero hay que vivir con el horizonte.
P. ?Est¨¢ llegando el boom de la literatura de mujeres?
R. Es interesante que se incorpore una lectura masiva de las mujeres que escriben. Pero ser mujer u hombre es un dato biogr¨¢fico, no literario. El ideal ser¨ªa llegar a ¡°literaturas¡±, m¨¢s que agrupar a las mujeres y reproducir lo binario. Dicen ¡°literatura de mujeres¡± y no dicen ¡°literatura de hombres¡±, pero cuando dicen ¡°literatura¡± dejan fuera a la mujer. Se agranda el gueto. Yo nunca he ido a un congreso de literatura de hombres (r¨ªe).
P. ?Y le molesta?
R. Hay una inflexi¨®n de subordinaci¨®n. Esa diferencia tiene que diluirse porque es un dato biogr¨¢fico, pero no una particularidad literaria.
P. ?Y cree en otras etiquetas como literatura feminista o pol¨ªtica?
R. Toda literatura puede ser pol¨ªtica por su discurso. El discurso literario no es inocente, hay muchos senderos y todos portan una pol¨ªtica.
P. ?C¨®mo ha cambiado Chile desde su novela hasta hoy?
R. Lo m¨¢s importante es el fin de la vulneraci¨®n de los derechos humanos, de los muertos. Pero la lentitud del proceso ha sido avasalladora y por ello la revuelta, el estallido, dec¨ªa: no son 30 pesos (que sub¨ªa el metro), son 30 a?os.
P. La transici¨®n no ha terminado?
R. Terminar¨¢ cuando desaparezca la Constituci¨®n de Pinochet. Y desaparecer¨¢ Pinochet cuando desaparezca su Constituci¨®n.
Babelia
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