El periodista y columnista Juan Arias publica su primer poemario a los 90 a?os
¡®Alfabetos perdidos¡¯ re¨²ne poemas que hablan del dolor de ser demasiado humano
Cumplidos los 90 a?os el periodista y columnista Juan Arias (Arboleas, Espa?a, 1932) abraza nuevas aventuras. Acaba de publicar Alfabetos perdidos, su primera colecci¨®n de poemas. ¡°Empec¨¦ a escribir poes¨ªa hace tiempo, de broma. Se los ense?aba a Roseana sin decirle que eran m¨ªos¡±, explica Arias en referencia a su esposa, la poetisa y escritora Roseana Murray, con la que vive hace a?os en Saquarema, una ciudad que se asoma al Atl¨¢ntico cerca de R¨ªo de Janeiro. De la autora brasile?a fue la iniciativa de publicar este volumen en el que, como explica ella en el pr¨®logo, Arias ¡°habla de lo huidizo, de lo provisorio, de la finitud, de lo infinito. Habla del dolor de ser demasiado humano¡±.
Explica el autor en una conversaci¨®n telef¨®nica por WhatsApp ¡ªse lleva magn¨ªficamente con las nuevas tecnolog¨ªas¡ª por qu¨¦ esta incursi¨®n ahora en la poes¨ªa. ¡°Soy un enamorado de las palabras. He pasado temporadas enteras leyendo solo el diccionario y las etimolog¨ªas. Estudi¨¦ filolog¨ªa comparada, y siento que estamos perdiendo las palabras. Creo que con la poes¨ªa podemos rehacer el sentido de las palabras¡±, afirma.
Arias es un andaluz que naci¨® durante la Guerra Civil espa?ola, contienda que le dej¨® un desgarro que ha guiado su rica trayectoria vital y profesional. Ha dedicado casi medio siglo al diario EL PA?S, en cuyas p¨¢ginas escribe desde 1977. Ahora publica columnas de opini¨®n desde Brasil pero antes fue casi todo en el peri¨®dico, incluido corresponsal en Roma y el Vaticano o jefe del suplemento cultural Babelia. Tiene publicados una veintena de libros que est¨¢n traducidos a diversos idiomas.
Cuenta que la colecci¨®n de poemas reci¨¦n publicada fue escrita hace unos 15 a?os. Una vez iba madurando las ideas, fue tecleando los versos al ordenador. Y, entre columna y columna sobre la agitada actualidad brasile?a, quedaron all¨ª en la computadora. Suerte que en alg¨²n momento los reuni¨® en un solo archivo y les puso titulo. Eso le permiti¨® localizar y rescatar aquellos versos que ¨¦l define riendo como ¡°esas locuras de juventud¡±. Su esposa le anim¨® a publicarlos ante la buena acogida que tuvieron entre los primeros lectores, amigos y allegados.
Si tuviera que quedarse con un solo poema de los publicados, elegir¨ªa Sed, dedicado a Dios.
Arranca as¨ª:
Ignoro tu nombre,?te lo han borrado de tanto
invocarlo en vano
(¡)
Si yo conociera tu nombre,
le pedir¨ªa a las estrellas
su plata?para esculpirlo en la frente
de los sin nombre,
de los an¨®nimos
de la historia,
que mueren solos,?sin ser llorados,?en las cunetas
inexorables del tiempo.
Las injusticias sociales y los excluidos siempre han tenido un papel central en su trabajo y en sus libros. ¡°Es la idea de que Dios ha ido acaparando el poder y hab¨ªa que devolv¨¦rselo a los excluidos. Esa ha sido siempre mi obsesi¨®n¡±, dice el periodista. Crecer durante la Guerra civil espa?ola fue una terrible experiencia que dej¨® una profunda huella en el resto de su vida. Pas¨® hambre, como muchos ni?os espa?oles de aquella ¨¦poca, y millones de brasile?os en la actualidad. Uno de sus poemas est¨¢ dedicado al pan, a aquellas hogazas que su padre bendec¨ªa con el signo de la cruz. Todav¨ªa era un cr¨ªo cuando conoci¨® la angustia de ver que su padre viv¨ªa escondido para evitar ser descubierto y fusilado. Experiencias que han moldeado su visi¨®n del mundo.
Poco tarda Arias en considerar que ya ha hablado demasiado de s¨ª mismo y hacer un comentario sobre la ¨²ltima hora de la pol¨ªtica local. Hablamos del urgente que acaba de entrar en los tel¨¦fonos de todos los periodistas que trabajamos en Brasil. Este veterano periodista vibra con la actualidad y los asuntos del oficio con el entusiasmo de un novato. As¨ª va recopilando los ingredientes para su pr¨®xima columna.
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