Rachel Cusk, una escritora contra la cultura de la maternidad feliz
Se edita por primera vez en espa?ol ¡®Un trabajo para toda la vida¡¯, el pol¨¦mico ensayo autobiogr¨¢fico sobre la crianza con el que la autora brit¨¢nica se dio a conocer en 2001. Tras renegar de ¨¦l durante a?os, hoy lo considera ¡°lo m¨¢s relevante que haya escrito¡±
La cita es en un d¨²plex con vistas sobre los tejados de zinc del Marais, el exclusivo barrio parisiense que Rachel Cusk escogi¨® como hogar tras mudarse a Par¨ªs hace casi dos a?os. En parte, como protesta unipersonal contra el Brexit, pero tambi¨¦n como ¨²ltima aventura vital antes de la llegada de la senectud. La escritora brit¨¢nica, de 55 a?os, abre la puerta descalza mientras prepara la maleta para Madrid, donde esta semana presentar¨¢ su nuevo libro, Un trabajo para toda la vida (Libros del Asteroide), que en realidad es un libro antiguo. Cuando era joven, Cusk vivi¨® un a?o en un piso de estudiantes del Barrio de las Letras, dando clases de ingl¨¦s mientras aprend¨ªa castellano y trabajando en sus primeros escritos, s¨¢tiras sociales sobre la condici¨®n femenina con las que cosech¨® buenas cr¨ªticas, aunque hoy tal vez resulten un tanto te¨®ricas, obras de una autora veintea?era a la que todav¨ªa le quedaba mucho por vivir. ¡°Eran libros alimentados por el cerebro y no por la vida. Si no hubiera sido madre y no hubiera escrito este libro, no s¨¦ qu¨¦ hubiera sido de mi trabajo. Sospecho que me habr¨ªa acabado quedando sin esa energ¨ªa cerebral, como les sucede a tantos escritores que niegan su propia experiencia de la realidad¡±, opina.
Cusk escribi¨® Un trabajo para toda la vida, que se edita en castellano dos d¨¦cadas despu¨¦s de que apareciera en ingl¨¦s, durante el embarazo y los primeros meses de vida de su segunda hija, Jessy, y cuando la mayor, Albertine, ten¨ªa poco m¨¢s de un a?o. Cuando se public¨®, en 2001, supuso un peque?o esc¨¢ndalo literario en el Reino Unido. ¡°A mucha gente le pareci¨® ofensivo¡±, recuerda. Se interpret¨® como un manual disidente de cuidados infantiles, un malentendido propiciado por una absurda portada ilustrada con unos tacones de mujer y las polainas de un beb¨¦, cuando era m¨¢s bien la cr¨®nica descarnada del embarazo, el parto y la crianza firmada por una madre inexperta y somnolienta, aterrada ante la transformaci¨®n de su cuerpo y nost¨¢lgica respecto a su ¡°ser prematernal¡±. Cusk hab¨ªa dejado atr¨¢s la relativa igualdad de su joven matrimonio para someterse a ¡°un deslizamiento hacia el patriarcado m¨¢s profundo¡±, a una nueva ¡°relaci¨®n feudal¡± entre ella y su marido que hab¨ªa minado su autoestima y la hab¨ªa expulsado del mundo de los adultos.
Las cr¨ªticas fueron demoledoras: la acusaron de oponerse a ¡°la propagaci¨®n de la especie humana¡± y pidieron que le quitaran la custodia de sus hijas
Su libro se opon¨ªa a la cultura dominante de la maternidad, en la que Cusk ve¨ªa ¡°una mentira, un espacio poblado por evangelistas, moralistas y controladores obsesivos¡± que no dudaban en formular todo tipo de ¡°amenazas y promesas de represalias¡± a quienes se atrevieran a ponerla en duda. Se interpret¨® como un tratado firmado por una mis¨¢ntropa que odiaba ser madre, aunque sus p¨¢ginas tambi¨¦n contuvieran afecto, empat¨ªa y amor. Pero la suya era una obra de contrapropaganda, por lo que tal vez fuera absurdo esperar de ella palabras amables, como lo ser¨ªa exigir al autor de un manifiesto antitotalitario que, en nombre de la equidad, se dignara a elogiar la construcci¨®n de autopistas y pantanos por parte de un r¨¦gimen dictatorial. ¡°Siempre hay un libro que toca de cerca algo que has negado de ti mismo o de tu experiencia. Y, al leerlo, es inevitable que odies ese libro y que odies a su autor¡±, relativiza ahora. Eso podr¨ªa explicar que las cr¨ªticas m¨¢s furibundas estuvieran firmadas por mujeres. Una la acus¨® de oponerse a ¡°la propagaci¨®n de la especie humana¡±. Otra lleg¨® a pedir que le quitaran la custodia de sus hijas. La acusaron de sufrir una depresi¨®n posparto, de ser una irresponsable, una eg¨®latra y una pretenciosa que se las daba de intelectual. ¡°Una cr¨ªtica escribi¨® que no entend¨ªa c¨®mo pod¨ªa firmar frases tan largas y sofisticadas cuando ella, en mi situaci¨®n, apenas lograba leer la etiqueta de la leche en polvo de puro cansancio¡±.
Ese malentendido sideral hizo que Cusk renegara de su libro. ¡°Durante mucho tiempo, me arrepent¨ª de haberlo escrito, lament¨¦ profundamente relatar mi parto y mi maternidad. Me parec¨ªa muy triste que mis hijas acabaran creyendo que no las quer¨ªa¡±, admite. Esperaba cierto menosprecio, al tratar un tema con poco estatus literario, pero no esa tormenta de odio. Cusk dice que ni siquiera gan¨® dinero con ¨¦l. ¡°Pese al esc¨¢ndalo, nadie lo compr¨®. Me dije que deb¨ªa de ser la ¨²nica autora del mundo para quien la controversia no generaba ingresos¡±, sonr¨ªe. La invitaron a todos los programas matinales para defenderse. Ella se neg¨®. Prefiri¨® dejar su libro de lado, como un hijo al que hubiera dado en adopci¨®n, como un viejo instrumento criando polvo en un desv¨¢n. Hasta que, unos a?os despu¨¦s, cuando lo volvi¨® a leer, le pareci¨® que sus notas segu¨ªan pareciendo sinceras. O, por lo menos, preferibles a un silencio sepulcral.
¡°Puede que sea lo m¨¢s relevante que he escrito, lo que significa que no debo prestar atenci¨®n a nada, ni a los elogios ni a la censura¡±, asegura. Pese a las denuncias sobre su supuesto egocentrismo, dice que escribir el libro fue un acto de abnegaci¨®n. ¡°Era una mujer sola en una isla mandando se?ales de humo a otras madres incomunicadas que cre¨ªan que ellas eran el problema¡±. La rehabilitaci¨®n no tard¨® en llegar. A?os despu¨¦s, la asociaci¨®n brit¨¢nica de comadronas lo incluy¨® en una lista de lecturas recomendadas para embarazadas. ¡°El tiempo ha hecho lo que acostumbra: apaciguarlo todo. Era un tema cerrado. Y, sin darme demasiada importancia, supongo que mi libro contribuy¨® a volver a abrirlo. Ahora ya no es un tab¨² decir que una mujer lo pasa mal al tener un hijo¡±.
Pese al esc¨¢ndalo, nadie compr¨® mi libro. Me dije que deb¨ªa de ser la ¨²nica autora del mundo para quien la controversia no generaba ingresos¡±
Un trabajo para toda la vida fue tambi¨¦n un desv¨ªo hacia una nueva forma literaria, el ensayo autobiogr¨¢fico, que ha aportado grandes dosis de conflicto a su vida y a su obra. Despu¨¦s publicar¨ªa Despojos, sobre su traum¨¢tico divorcio, que gener¨® cr¨ªticas igual de demoledoras (The Times la calific¨® como ¡°una dominatrix quebradiza y una narcisista sin igual que explota a su esposo con deleite¡±), y La ¨²ltima cena, sobre una estancia familiar de tres meses en la Toscana, por la que fue denunciada por difamaci¨®n por uno de sus personajes. Con el tiempo, Cusk acab¨® dejando de lado esa corrosiva primera persona para adentrarse en una escritura m¨¢s abstracta en la trilog¨ªa que inaugur¨® A contraluz, un libro m¨¢s experimental, hecho de conversaciones inconexas y anodinas que protagonizaba Faye, una especie de doble suya con la que se expon¨ªa bastante menos. ¡°No reniego de la parte m¨¢s autobiogr¨¢fica de mi obra, ni creo que fuera err¨®nea en lo art¨ªstico. En realidad, no creo que la pol¨¦mica fuera culpa m¨ªa. Pero no soy alguien que busque el conflicto y entend¨ª que deb¨ªa contenerme. Me cost¨® mucho, pero lo consegu¨ª¡±.
Cusk no tiene intenci¨®n de volver a la l¨ªnea de fuego, aunque avanza que su pr¨®ximo libro ser¨¢ una mezcla de ficci¨®n y testimonio personal. Se trata de un volumen breve, que ya tiene terminado, donde relatar¨¢ una agresi¨®n de la que fue v¨ªctima hace ocho meses en Par¨ªs. ¡°Una persona desequilibrada me atac¨® en plena calle, a la luz del d¨ªa, sin motivo aparente. Me provoc¨® da?os cerebrales. Durante meses fui incapaz de escribir y me sent¨ª muy triste¡±, detalla con pudor. Annie Ernaux, flamante premio Nobel a la que acaba de entrevistar para The New York Times, ha servido de inspiraci¨®n. Cusk admira que escriba ¡°como si quemara todos los puentes¡±, sin echar la vista atr¨¢s. Los parecidos son evidentes, aunque ella nunca la haya visto como un modelo. ¡°Creo que yo intent¨¦ agradar mucho m¨¢s que ella. A trav¨¦s del humor negro, por ejemplo. No estaba siendo totalmente sincera, no me atrev¨ª a ser tan brutal¡±. Si esta es la Cusk que intenta complacer, ?qu¨¦ nos depara la que sale a matar? Mientras tanto, la autora no tiene claro si sus hijas, hoy veintea?eras, ya han le¨ªdo Un trabajo para toda la vida. ¡°No espero que les interese lo que escribo¡±, dice con modestia. ¡°Pero tal vez lo leer¨¢n el d¨ªa que quieran saber de d¨®nde vinieron. Este libro ser¨¢ mi respuesta¡±.
Babelia
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