Kate Winslet: la novia de ¡®Titanic¡¯ sigue enamorando
La actriz brit¨¢nica celebra los 25 a?os del taquillazo de James Cameron, con quien ha vuelto a reunirse en ¡®Avatar 2¡ä, al tiempo que logra el aplauso cr¨ªtico por un drama televisivo sobre la salud mental en los jovenes
En un mundo plegado a los dictados de la tecnolog¨ªa y a sus redes, que premian lo anecd¨®tico y ef¨ªmero por encima de lo dem¨¢s, la actriz brit¨¢nica Kate Winslet (Reading, Reino Unido, 47 a?os) ha logrado encontrar su sitio. Winslet, una actriz tocada por la varita m¨¢gica de la taquilla y la del prestigio como int¨¦rprete, una mujer que le ha declarado en m¨¢s de una ocasi¨®n la guerra a los filtros digitales y a las servidumbres est¨¦ticas de su profesi¨®n, sabe nadar como pocas en las aguas de las redes sociales, demostrando su audacia para el nuevo marketing viral e imponiendo su propia agenda.
Su ¨²ltimo gol lleg¨® en los minutos de descuento de la promoci¨®n de Avatar, el sentido del agua, el taquillazo que la ha reunido 25 a?os despu¨¦s con James Cameron, el director de Titanic. Aquella pel¨ªcula catapult¨® en 1997 la carrera de la actriz para convertirla, a sus 22 a?os, en una de las eternas novias del cine de Hollywood. Este mes, Titanic se reestrena en una nueva versi¨®n de alta frecuencia 3D 4K HDR. En un video viral, la actriz ayudaba a una principiante a superar el p¨¢nico esc¨¦nico de su primera entrevista. Un raro ejemplo de empat¨ªa de una famosa de Hollywood que ha dado la vuelta al mundo. Por unos segundos, la ubicua publicidad de Avatar qued¨® eclipsada por las palabras de ¨¢nimo de la actriz a su jovenc¨ªsima interlocutora: ¡°?Es tu primera vez? ?Sabes qu¨¦? Va a ser la entrevista m¨¢s incre¨ªble de la historia. T¨² y yo lo vamos a conseguir¡±. En un abrir y cerrar de ojos, Winslet desvi¨® el foco, no tanto hacia la ni?a, como hacia s¨ª misma.
En realidad, el gui?o de la actriz no es una sorpresa. En m¨¢s de una ocasi¨®n, Winslet ha dejado claro que su comprensi¨®n por las inseguridades ajenas se sostiene sobre el acoso y desprecio que sufri¨® durante su adolescencia y juventud por tener sobrepeso y querer ser actriz. En los a?os noventa y 2000, cuando mandaban los cuerpos esquel¨¦ticos del llamado heroin-chic, Winslet convirti¨® su cuerpo real en bandera. La actriz de Olv¨ªdate de m¨ª, la maravillosa pel¨ªcula de 2004 de Michel Gondry que la convirti¨® tambi¨¦n en la novia del cine indie, se adelantaba as¨ª a muchas de las reivindicaciones feministas a las que se apuntan con menos credibilidad otras celebridades de Hollywood.
A sus 47 a?os, Winslet es un reclamo garantizado para cualquier pel¨ªcula o producto televisivo. Incluso para deleitarse con su voz en la sensorial serie A World of Calm, cuyo episodio dedicado a la belleza de los caballos est¨¢ narrado por Winslet. El ¨¦xito de la serie de HBO Mare of Easttown confirm¨® el estatus de una actriz sobre la que giraban los siete cap¨ªtulos de una ficci¨®n que la convert¨ªa en la detective de una peque?a localidad de Pensilvania. Como en tantas series, la trama, con su asesinato de una adolescente de por medio, estaba al servicio de los personajes, especialmente el de Winslet y su familia disfuncional. Una vez m¨¢s, la actriz entusiasm¨®, aunque su esmerado trabajo con el acento de esa zona de Estados Unidos le vali¨® una hilarante parodia del siempre mordaz programa de humor Saturday Night Life. SNL convirti¨® dos palabras inventadas ¡ª¡±murdur durdur¡±, para entendernos, ¡°murdered daughter¡± (hija asesinada)¡ª en una broma que tambi¨¦n se hizo viral. Seg¨²n declar¨® despu¨¦s la actriz, el sketch le hizo ¡°llorar de risa¡±. ¡°Nada me ha validado tanto como actriz como el murdur durdur¡±, brome¨®.
El personaje de Mare of Easttown viv¨ªa atrapada en los grises del dolor y la culpa por el suicidio de su hijo mayor. La sombra de aquella ausencia atraviesa la serie y conecta con su ¨²ltimo proyecto, I Am Ruth. El estreno hace apenas un mes en el Channel 4 de Reino Unido de esta ficci¨®n le ha valido el aplauso de la cr¨ªtica de su pa¨ªs y ha puesto otra vez el acento en lo que importa: el trabajo de una int¨¦rprete concienzuda que ha demostrado que su idilio con la pantalla no caduca.
I Am Ruth es una pel¨ªcula enmarcada dentro del proyecto I Am¡ en el que el director Dominic Savage colabora con diferentes actrices y que en esta ocasi¨®n ha creado junto a Winslet. El argumento responde a una tragedia de nuestro tiempo: la crisis de salud mental que afecta a j¨®venes de todo el mundo. Winslet interpreta a una madre que observa con enorme angustia c¨®mo su hija adolescente, interpretada por Mia Threapleton, hija en la vida real de la actriz, se encierra en s¨ª misma consumida por la toxicidad de las redes sociales. Seg¨²n Winslet, I Am Ruth ha sido un experimento complejo porque, ha explicado, actuar junto a su hija romp¨ªa las barreras emocionales y la dejaba desprotegida ante su personaje.
La actriz, que debut¨® en 1994 con Criaturas celestiales, la dram¨¢tica historia de la homosexualidad reprimida de dos adolescentes con la que Peter Jackson sali¨® premiado del festival de Venecia, no ha dejado desde entonces de representar a mujeres tan terrenales como, en el fondo, inalcanzables. Fue Iris Murdoch en la adaptaci¨®n al cine de Iris, las memorias del viudo de la escritora, John Bayle; o un ama de casa de los cincuenta en la pel¨ªcula que la reuni¨® por segunda vez con su pareja en Titanic, Leonardo DiCaprio, en el drama Revolutionary Road, basado en la novela de Richard Yates y dirigida por su marido de entonces, Sam Mendes.
Aquel arquetipo de ama de casa suburbial lo retom¨® a?os despu¨¦s en otro de sus ¨¦xitos populares, la serie Mildred Pierce. Aunque el Oscar le lleg¨® en 2009 por The Reader, su idilio con el p¨²blico hab¨ªa nacido incluso antes de Titanic. Su trabajo junto a Emma Thompson en la adaptaci¨®n de 1995 de Ang Lee de la novela de Jane Austen Sentido y sensibilidad convirti¨® a su personaje, Marianne Dashwood, en la encarnaci¨®n del ideal de la joven inteligente, rom¨¢ntica y so?adora. Casi 20 a?os despu¨¦s, esa joven transita admirablemente los caminos de la madurez.
Babelia
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