Violeta Gil: ¡°Vivimos la p¨¦rdida de los ritos cat¨®licos, habr¨¢ que inventar otros¡±
La vida de la autora comenz¨®, como titula su libro ¡®Llego con tres heridas¡¯, marcada por la herida de la muerte, su padre se suicid¨® tres meses despu¨¦s de que ella naciera, pero tambi¨¦n por la del amor
Hay vidas irremediablemente unidas a muertes. Una de ellas la vive Violeta Gil. Su padre se suicid¨® tres meses despu¨¦s de que ella naciera. Y a partir de ah¨ª, todo lo dem¨¢s: el dolor, el silencio, el no saber, tambi¨¦n el amor y la distancia. La distancia de ni siquiera haber o¨ªdo su voz y ser una presencia constante. En esta paradoja de uni¨®n y distancia habita Gil (Hoyuelos, Segovia, 39 a?os), autora de Llego con tres heridas (Caballo de Troya, 2022), una catarsis que ahonda en la herida del amor, de la muerte y de la vida (Serrat, Joan Baez y Miguel Hern¨¢ndez aparecen en los agradecimientos del libro) que toman la voz de su abuelo paterno, de su madre y la suya, principalmente, adem¨¢s de quienes rodearon a su padre.
Pregunta. ?C¨®mo nos relacionamos con la muerte?
Respuesta. No la sabemos llevar. Mi relaci¨®n con la muerte ha cambiado durante el proceso de escritura del libro. Hace un tiempo estaba como por encima, pensaba: ¡°Yo he nacido con esto, no me afecta como a otra gente. Puedo permitirme hacer bromas macabras¡±. Menospreciaba los duelos largos. Esto hace que d¨¦ la sensaci¨®n de dura, de persona que lo aguanta todo. Y encima me parezco a ¨¦l, soy lo que queda de mi padre. Eso es una responsabilidad, aunque las personas de mi alrededor no han querido carg¨¢rmela. Cada uno lidia con la muerte de maneras diferentes y creo no deber¨ªamos juzgarlo.
En la sociedad contempor¨¢nea, con la obsesi¨®n que tenemos por la juventud, todo lo relacionado con la muerte, con lo caduco y lo viejo, se ha ido relegando. Entre eso y que el mundo capitalista lo que pide es producci¨®n, rapidez y sobreponerte a las cosas no creo que estemos en un buen momento de relaci¨®n con la muerte. El capitalismo es dar apariencia de que todo es f¨¢cil. En las ciudades se vive una ficci¨®n con respecto a la muerte. No est¨¢ presente. No est¨¢ tan desaparecida en los pueblos, en los que el catolicismo a¨²n tiene peso: velar a los muertos, llevarlos al cementerio, visitar las tumbas, ponerles flores. Los ritos existen por alguna raz¨®n, por un lado, son muy castrantes, pero tambi¨¦n se originaron por necesidades humanas como lidiar con la muerte, con lo incomprensible, con lo que no sabemos c¨®mo funciona. Vivimos un momento hist¨®rico de p¨¦rdida de esos ritos, creo que habr¨¢ que inventar otros.
Somos muy centralistas. Damos la espalda a los pueblos y a nuestro pasado colonial
P. ?Y con el suicidio?
R. Es un tab¨² mayor y hay que ponerlo sobre la mesa. Intentar entender: ?qu¨¦ significa?, ?por qu¨¦ ocurre? ?c¨®mo enfrentarnos a ello? Hablar de prevenci¨®n y de c¨®mo lidiar con ¨¦l cuando sucede, porque no va a dejar de suceder. Saltar esos muros inquebrantables de incomprensi¨®n. La incomprensi¨®n solo genera dolor. La comprensi¨®n siempre va a aliviar.
P. En Llego con tres heridas expone su intimidad y la de familiares cercanos. ?Alguien le ha puesto alguna pega por abrirse en canal?
R. A mi abuelo, que est¨¢ a punto de cumplir 99 a?os pero sigue superl¨²cido, le cuesta. Lo que m¨¢s le gust¨® de mi libro de poemas, Antes de que tir¨¦is mis cosas (Arrebato, 2019), fue la parte en la que hablaba de ¨¦l. Eso me alivi¨® un poco, pens¨¦ que este no le importar¨ªa tanto; pero, claro, es diferente. Me dijo que no le gustaba el enfoque. Es totalmente comprensible. El libro habla de una persona a la que ha rodeado el silencio, que no ha querido sacar esos temas, y llega su nieta y lo pone todo por escrito para que lo pueda leer todo el mundo. Para ¨¦l no debe de ser f¨¢cil.
Tambi¨¦n tengo primos que me han dicho que no sab¨ªan nada. Un amigo de mi padre ha contactado conmigo a ra¨ªz del libro. Otro amigo cercano, que conozco desde el instituto, me escribi¨® en un correo que sent¨ªa no haberme preguntado m¨¢s, no haberme acompa?ado m¨¢s. Que cre¨ªa que me val¨ªa sola, no imaginaba hasta qu¨¦ punto me afectaba. Pero no es su responsabilidad, es la m¨ªa porque yo no permit¨ªa esa ayuda.
P. Las conversaciones con su abuelo ¨Dmilitar jubilado que cuando ten¨ªa 19 a?os fue destinado a Guinea¨D dan para sacar a colaci¨®n partes del pasado silenciado de Espa?a.
R. S¨ª, vivimos de espaldas a la muerte, pero tambi¨¦n hay otros asuntos en el libro que est¨¢n invisibilizados. El caso de Guinea [Ecuatorial], otras historias coloniales est¨¢n un poco m¨¢s presentes, aunque insuficientemente, pero lo de Guinea es una barbaridad. Empec¨¦ a investigar y hab¨ªa muy poco material. En el colegio nadie te lo cuenta, ?y fue colonia hasta el 68, que se dice pronto!
Tampoco miramos a la provincia, cuando pasas tiempo en provincias te das cuenta de cu¨¢n centralistas somos en todo, en literatura, en el arte, en pol¨ªtica ?lo que m¨¢s! Y las quejas son totalmente fundadas. Vivimos de espaldas a los pueblos, a las colonias y seguimos teniendo la sensaci¨®n de pa¨ªs madre.
P. La ¨²ltima parte del libro est¨¢ marcada por el final de una relaci¨®n de pareja, ?considera las rupturas sentimentales duelos?
R. Me recuerdo escribiendo sobre mi ruptura y d¨¢ndome cuenta de que lo estaba haciendo como si fuera un duelo, y, por una parte, es as¨ª. Pero, por otra, me sent¨ªa mal porque no es comparable con el final de la historia de mis padres, con c¨®mo mi madre perdi¨® a su pareja. Sea como sea es una p¨¦rdida y aquella la viv¨ª como un duelo. Hay un tipo de dolor y de incapacidad para salir al mundo que es comparable al duelo por la p¨¦rdida f¨ªsica de una persona.
P. Poeta, fil¨®loga, actriz, traductora, fundadora de la compa?¨ªa La tristura ?qu¨¦ m¨¢s quiere ser de mayor?
R. Creadora esc¨¦nica y escritora, que para m¨ª est¨¢n muy cerca. Estudi¨¦ interpretaci¨®n, pero no me siento c¨®moda ah¨ª. Cuando me di cuenta fue un momento liberador, descubr¨ª lo que no quer¨ªa hacer. Aun as¨ª, tengo alg¨²n papel pendiente. El mundo ha cambiado y en este sentido me beneficia: hay muchas cosas que me interesan y necesito investigarlas. Ahora mismo estoy con un proyecto de teatro que me hace mucha ilusi¨®n y se estrenar¨¢ en febrero de 2024.
La parte m¨¢s desagradable es que esto no ocurre porque haya m¨¢s opciones, la precariedad juega un papel importante: la vida te obliga a hacer m¨¢s cosas. En estos ¨²ltimos a?os he tenido trabajos que me han gustado, pero me hubiera gustado m¨¢s no verme en esa necesidad porque pudiera centrarme en lo que de verdad quiero y vivir de eso. Pero no. Si mi situaci¨®n econ¨®mica fuera otra, no lo hubiera hecho. Las traducciones, s¨ª. Es muy poco dinero, son un puro gesto de amor. Ahora, tengo ganas de escribir ficci¨®n, se est¨¢ formando una historia en mi cabeza que me gustar¨ªa explorar. La escritura de poemas va en paralelo, tengo bastantes que creo que sacar¨¦ el a?o que viene o dentro de dos a?os.
Hay que hablar del suicidio, de c¨®mo lidiar con ¨¦l cuando sucede, porque no va a dejar de suceder. Saltar los muros de incomprensi¨®n que solo generan dolor. La comprensi¨®n siempre va a aliviar
P. ?C¨®mo logra que los lectores se sientan identificados con su historia?
R. No lo s¨¦, siempre me lo pregunto cuando me lo dicen. Ocurre tambi¨¦n con pel¨ªculas como Aftersun o Verano 1993, creo que es la tensi¨®n generacional, algo que te habla de tu pa¨ªs, de algo que conoces y comprendes. Tambi¨¦n tiene que ver con poner lo humano en el centro. Estamos deshumanizados y cuando alguien se acerca con humanidad a un tema, te apela; aunque no sea equivalente a tu historia. Yo he hecho ese ejercicio en este libro.
P. Al final del libro deja unas notas en las que busca a una persona y una carta, ?han aparecido?
R. No. Pero todav¨ªa conf¨ªo.
Babelia
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