¡®Joyland¡¯, conflictos ¡®queer¡¯ en el Pakist¨¢n contempor¨¢neo
Un trabajo delicado, revelador y pertinente, capaz de enfrentarse a no pocos tab¨²es en la sociedad paquistan¨ª, lo que no es poco. Pero no es una gran pel¨ªcula
La primera producci¨®n paquistan¨ª seleccionada por el festival de Cannes en toda su historia ha acariciado tambi¨¦n una nominaci¨®n al Oscar a la mejor pel¨ªcula internacional. Joyland pas¨® el primer corte de la academia estadounidense (el de las 15 preseleccionadas que no pudo superar Alcarr¨¤s) y se qued¨® fuera en la ¨²ltima criba, despu¨¦s de obtener unos meses atr¨¢s el premio del Jurado de la secci¨®n Una cierta mirada en el certamen franc¨¦s. La globalizaci¨®n de la reflexi¨®n y de la cr¨ªtica de las distintas formas de opresi¨®n en torno a la sexualidad en territorios de dominio patriarcal ha hecho posible su triunfo.
?pera prima de Saim Sadiq, Joyland es un trabajo delicado, revelador y pertinente, capaz de enfrentarse a no pocos tab¨²es en la sociedad paquistan¨ª, lo que no es poco. Pero no es una gran pel¨ªcula. Sus devaneos con la comedia amable pueden estar en la base de su triunfo, pero la empeque?ecen porque a la hora de ahondar en el drama prefiere el objetivo de la imagen imborrable en lugar de la profundidad en el an¨¢lisis de los tres personajes principales. Y es una pena porque Sadiq, tambi¨¦n coguionista, deja para el ep¨ªlogo una notable secuencia que, ahondando en el pasado, en la ra¨ªz de los problemas, redondea relativamente bien su tri¨¢ngulo amoroso. Pero el constre?imiento social, el impulso de la tradici¨®n para coartar la libertad sexual y la obligaci¨®n de unos roles de g¨¦nero determinados, los tres grandes temas de la pel¨ªcula, se diluyen un tanto en un n¨²cleo central que no acaba de avanzar entre el tedio y la templanza.
Rescoldos de un matrimonio concertado. Ella, heterosexual, de clase trabajadora y enamorada de su marido. ?l, homosexual reprimido y en silencio, en paro desde hace demasiado tiempo, relegado en el hogar de clase media a tareas tradicionalmente femeninas. Los familiares m¨¢s duros se preguntan por qu¨¦ no hay hijos. Tercer v¨¦rtice: una mujer trans, y heterosexual, de la que se enamora el marido tras comenzar a trabajar en un espect¨¢culo teatral de bailes er¨®ticos en el reducto de tolerancia queer de la enorme ciudad de Lahore, la segunda m¨¢s poblada del pa¨ªs con 11 millones de habitantes, y una de las m¨¢s liberales. Los conflictos, tanto el exterior, hacia el resto de la familia y de la sociedad, como el interior, con sus rupturas de las expectativas y su tragedia personal, son de impacto. Incluso el aborto hace acto de aparici¨®n para redondear una situaci¨®n irresoluble en muchos aspectos. Sin embargo, tras desvelar las frustraciones de sus criaturas y teniendo enfrente un clima de hipocres¨ªa de enormes posibilidades, Sadiq parece seguir prefiriendo la delicadeza, el color del pa¨ªs (ropas, luces, fiestas¡) y alg¨²n apunte simb¨®lico nunca concretado, como ese chiste sobre el mosquito y la gallina que culmina con un falso augurio: ¡°El destino del amor es la muerte¡±.
Joyland, a la que por un lado le sobran minutos de metraje y por otro le faltan un par de conversaciones de verdadera altura, quiere ser audaz, y en principio lo es, aunque sin dejar de ser agradable e incluso d¨®cil. Y ese ligero grado de indecisi¨®n en un tema tan complejo es el que rebaja la singularidad de una obra, desde luego, interesante y plenamente contempor¨¢nea, estrenada en su pa¨ªs en noviembre pasado y que tuvo que lidiar por unos d¨ªas, en los que fue retirada de los cines, con los intentos de censura de diversos grupos ultrarreligiosos.
Joyland
Dirección: Saim Sadiq.
Reparto: Ali Junejo, Alina Khan, Rasti Farooq, Sarwat Gilani.
Género: drama. Pakistán, 2022.
Duración: 124 minutos.
Estreno: 10 de febrero.
Babelia
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