Carlos Saura, hacia adelante
No est¨¢bamos preparados para el candor, la afabilidad de un hombre divertido, con ganas de tomar el pelo y de re¨ªr
Entre 2016 y 2017 tuve el placer de tratar mucho con Carlos Saura durante la realizaci¨®n del documental Saura(s), que buscaba retratar al director, pero tambi¨¦n al padre. Nos propusimos revisitar su legado cinematogr¨¢fico en compa?¨ªa de esas personas de su entorno que probablemente m¨¢s hab¨ªan vivido lo absorbente que una vocaci¨®n as¨ª pod¨ªa ser. Bueno, absorbente o no, era una inc¨®gnita sobre c¨®mo se pod¨ªa compaginar lo de dirigir m¨¢s de 40 pel¨ªculas con la vida familiar. Fueron encuentros y conversaciones entre Carlos Saura y sus siete hijos: Carlos, Antonio, Shane, Manuel, Adrian, Diego y Anna. Lali Ram¨®n tambi¨¦n colabor¨® de forma crucial en aquellas sesiones. ?Qu¨¦ descubrimos? Quiz¨¢s todos los seres humanos somos en el fondo una cosa, y la opuesta, seg¨²n se mire.
Lo cierto es que el Carlos Saura que conocimos no permit¨ªa definir su persona en simples conceptos. No era apto para quienes fueran buscando la confirmaci¨®n de ideas preconcebidas. Quiz¨¢s el equipo de aquel rodaje nos hab¨ªamos preparado m¨¢s para la reverencia, para la respetuosa distancia hacia una eminencia as¨ª. No est¨¢bamos preparados para el candor, la afabilidad de un hombre divertido, con ganas de tomar el pelo y de re¨ªr. Y al mismo tiempo, tambi¨¦n era un hombre dedicado en cuerpo y alma a seguir adelante cada d¨ªa de vida a trav¨¦s de su trabajo creativo. Como un viaje en tren que no se deten¨ªa nunca, pero tampoco ante nadie. ?C¨®mo lidiamos cada uno con nuestras figuras paternas? ?Cu¨¢ndo llegamos a conocer bien a una persona? ?Logramos entonces conocer del todo a Carlos Saura?
Quiz¨¢s muchas de las inc¨®gnitas que yo ten¨ªa cuando habl¨¢bamos siguen ah¨ª. Pero s¨¦ que recordar a alguien supone hacer un esfuerzo por concretar rasgos espec¨ªficos. A pesar de lo inasible que pod¨ªa parecer Carlos Saura, ahora deber¨ªa ir a lo concreto. A menudo pienso en su oposici¨®n al sentimentalismo en el arte. Como si buscara observar los comportamientos de los seres humanos, pero cuid¨¢ndose mucho de no caer nunca en la sensibler¨ªa. Quiz¨¢s la causa estaba en su reticencia a mirar hacia atr¨¢s con nostalgia, como si la melancol¨ªa fuera un peligroso sentimiento a evitar, algo capaz de chuparle a uno la fuerza, las ganas de seguir viviendo. Y lo suyo era proyectarse siempre hacia el d¨ªa siguiente a trav¨¦s de la actividad.
Pero incluso en su negaci¨®n de la nostalgia tampoco nada era un valor absoluto. En su estudio Carlos Saura revisaba, retocaba y pintaba sobre su gran colecci¨®n fotogr¨¢fica. Caras y momentos, desde los a?os 50 hasta hoy. Y cuando hablaba de gente del pasado, recordaba tambi¨¦n con riguroso respeto a Bu?uel como un maestro. Supongo que a todos nos gustar¨ªa poder echar un vistazo por una mirilla y ver el trabajo de Carlos Saura en aquel rodaje bajo el sol de La Caza, o en el Madrid en plena transformaci¨®n de Deprisa, deprisa, o en los a?os 70, durante aquellas pel¨ªculas producidas por El¨ªas Querejeta que se han convertido en obras clave para muchos cineastas como yo: una particular visi¨®n sobre la familia y el paso del tiempo, presentada por alguien que parad¨®jicamente en su vida parec¨ªa correr siempre hacia delante.
Y digo lo de poder observar por una mirilla esos rodajes, un poco como un esp¨ªa, porque me da la sensaci¨®n de que a Carlos Saura no le apetecer¨ªa mirar atr¨¢s, no fuera que esa espiral pudiera atraparle. Despu¨¦s de aquella ¨¦poca en la que coincidimos m¨¢s, a menudo me he acordado de Carlos Saura, a quien imaginaba en su estudio, trabajando de forma incansable, d¨ªa tras d¨ªa. El tren deb¨ªa seguir hacia delante.
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