Viaje al universo fotogr¨¢fico de Carlos Saura: la vida puesta en escena

No recuerdo a Carlos Saura sin su aparato fotogr¨¢fico Leica colgado al cuello en cualquier ocasi¨®n y circunstancia, como si ello le ayudara a descubrir algo que de otra manera no hubiera visto o no pudiera ver. Tambi¨¦n lo lleva incorporado en sus propios rodajes, aunque en ellos tenga a su disposici¨®n el encuadre de c¨¢mara que le proporciona el monitor. Una vez ¨ªbamos juntos los dos en un taxi, ¨¦l iba delante y en eso se volvi¨® y me hizo, por sorpresa, una foto, como si en vez de decirme algo lo hubiera hecho con aquella mirada congelada en el tiempo que es una fotograf¨ªa. En algunos viajes a los que nos ha llevado alg¨²n festival compartido, le he acompa?ado a lejanos mercadillos en busca de c¨¢maras, objetivos, muelles y tornillos. Me viene a la memoria uno en Shangh¨¢i que dur¨® horas de recorrido sin resultado alguno. La b¨²squeda de una Leica desconocida es como la l¨¢mpara de Aladino, de muy dif¨ªcil posesi¨®n. A una generaci¨®n de directores en la que se encuentran V¨ªctor Erice, Pedro Olea, Jaime Ch¨¢varri o yo mismo, aparte de los ya desaparecidos Claudio Guer¨ªn y Antonio Drove, entre otros muchos, fue Carlos Saura el que nos hizo mirar por primera vez por el visor de una c¨¢mara. Yo creo que el mundo y las cosas ya no volvieron a ser nunca iguales despu¨¦s de verlas a trav¨¦s de la vieja Arriflex de la escuela de cine en la que Carlos Saura nos daba clase de direcci¨®n. Saura sigue siendo hoy un maestro del encuadre y la puesta en escena. Puedes detener una de sus pel¨ªculas en cualquier sitio y comprobar la expresividad del momento. ?Esto le viene de su pasi¨®n por la fotograf¨ªa? M¨¢s bien creo que es el deseo de captura del tiempo lo que le ha llevado a la fotograf¨ªa.