Medio siglo creando pasado con el fotoperiodismo
El reportero gr¨¢fico Bernardo P¨¦rez muestra en una exposici¨®n y un cat¨¢logo con 200 im¨¢genes una panor¨¢mica de su trayectoria en EL PA?S, en el que ha retratado la actualidad de Espa?a y de buena parte del mundo
Cuando un fot¨®grafo posa para otro, la escena suele alargarse. As¨ª sucede con el fotoperiodista de EL PA?S Bernardo P¨¦rez Tovar (Madrid, 66 a?os) mientras debate con su compa?ero Claudio ?lvarez c¨®mo colocarse, d¨®nde, la mejor luz¡ No en vano acaba de cumplir 47 a?os de trayectoria en este peri¨®dico, en el que desde hace cinco retrata a los entrevistados por Luz S¨¢nchez-Mellado en la ¨²ltima p¨¢gina de los domingos (eso para los h¨¦roes que compran la edici¨®n de papel) y la edici¨®n digital correspondiente. ¡°Son primeros planos amables de personajes populares, hechos con luz natural¡±, dice P¨¦rez entre los estantes aromados de tabaco de la biblioteca del club Argo, en el centro de Madrid. Est¨¢ mostrando un resumen de su carrera en esta casa en una exposici¨®n que puede verse ahora en Oviedo, en la sala Sabadell Herrero, del 14 de marzo al 31 de mayo, que ya estuvo en Segovia y M¨¢laga y continuar¨¢ en Puertollano (Ciudad Real), en el museo dedicado a su amiga Cristina Garc¨ªa Rodero. ¡°Tambi¨¦n se ha interesado el Instituto Cervantes¡±, adelanta.
La muestra, titulada Comprometido con la realidad, est¨¢ acompa?ada de un cat¨¢logo con m¨¢s de 200 im¨¢genes, publicado por las universidades de M¨¢laga y de Oviedo. Un repertorio que empieza con el retrato de una anciana gitana, enlutada, de rostro arrugado, con la mirada desolada ante los restos de su chabola incendiada en Madrid. Era el a?o 1976, el primero de EL PA?S, medio en el que comenz¨® con 19 a?os, tres meses antes de su llegada a los quioscos el 4 de mayo. All¨ª estaba ya su padre como jefe del equipo de Correcci¨®n de Estilo. Su abuelo hab¨ªa sido impresor en hist¨®ricos como El Sol o Pueblo. ?l comenz¨® en la fotomec¨¢nica, pas¨® despu¨¦s al laboratorio de fotograf¨ªa y de ah¨ª a la calle, a tomar fotos de lo que suced¨ªa en Espa?a y buena parte del planeta.
¡°La exposici¨®n es un homenaje de la Asociaci¨®n Nacional de Informadores Gr¨¢ficos de Prensa y Televisi¨®n (Anigp-Tv), que contribu¨ª a fundar a finales de los setenta y ahora es refugio para gente joven por las dificultades de la profesi¨®n. Todas las fotos son publicadas en EL PA?S, solo he trabajado para mi peri¨®dico, al que le he dedicado mi vida¡±, explica. Ah¨ª est¨¢n sus im¨¢genes de guerras, como la del L¨ªbano, la primera del Golfo, la de la antigua Yugoslavia¡ atentados terroristas de ETA, campa?as electorales; en deportes, el rally Par¨ªs-Dakar o los Juegos Ol¨ªmpicos de S¨ªdney; el movimiento del 15-M acampado en la Puerta del Sol, en 2011; hasta llegar a esa misma plaza desierta por el confinamiento de la pandemia de covid, en 2020. Una panor¨¢mica que le lleva a afirmar: ¡°Los fot¨®grafos creamos pasado¡±.
Autodefinido como ¡°un periodista que hace fotos, que cuenta historias con la c¨¢mara¡±, prefiri¨® no especializarse en ning¨²n g¨¦nero. ¡°Una vez me propusieron que me dedicara a la fotograf¨ªa de moda, pero dije que a la tercera sesi¨®n me iba a quemar porque lo que me gustaba era la calle¡±.
En su exposici¨®n pueden verse tambi¨¦n dos trabajos que propuso para el peri¨®dico. El primero, de 1992, Viaje a Am¨¦rica, cuando, en plenos fastos del Quinto Centenario, recorri¨® con la periodista Maruja Torres desde la Patagonia hasta la frontera de M¨¦xico con Estados Unidos para seguir, en trenes tirados por viejas locomotoras de vapor, la odisea de los espaldas mojadas que buscaban una vida mejor en el rico vecino del norte.
El segundo fue Agujeros negros del planeta, en 2010, cuatro reportajes junto al periodista Javier Ayuso ¡°en lugares con problemas irresolubles¡±: Gaza, para ver c¨®mo sobreviv¨ªan los palestinos ¡°gracias a los t¨²neles excavados desde la frontera con Egipto, por los que introduc¨ªan sobre todo productos de primera necesidad¡±; ¡°Banglad¨¦s, donde hab¨ªa en la calle 800.000 ni?os menores de seis a?os¡±. All¨ª fotografi¨® tambi¨¦n la prostituci¨®n infantil y a mujeres con el rostro deformado por los salvajes que les hab¨ªan arrojado ¨¢cido sulf¨²rico. ¡°Hait¨ª, meses despu¨¦s del terremoto, donde la esperanza era refugiarse en el vud¨², con personas en trance bajo el agua de una gran cascada para purificarse¡±; y Rep¨²blica Centroafricana, azotada por ¡°el paludismo y la enfermedad del sue?o, y con la explotaci¨®n de las minas de diamantes por compa?¨ªas occidentales que abusaban de la poblaci¨®n local¡±.
Junto a retratos que toma para las entrevistas de S¨¢nchez-Mellado, P¨¦rez expone otros realizados en su carrera, como el del escritor Paul Bowles en la cama de su casa de T¨¢nger, en 1990, junto a una pila de medicamentos; el contrapicado a Manuel Fraga en un mitin de 1984, que convert¨ªa al personaje en un amenazante ser de largas piernas y cuerpo peque?o, o a Fernando Savater leyendo en su casa, a la luz de una peque?a l¨¢mpara, rodeado de libros, en 2017. ?l se queda con dos: el de Borges en una entrevista de Fietta Jarque en el hotel Palace, en Madrid. ¡°Fue muy intensa¡±. Y uno de espaldas a Rafael Alberti mientras el poeta contemplaba una obra de un amigo artista en el Palacio de Cristal, en Madrid, con una ni?a asomando al fondo.
Son im¨¢genes que van m¨¢s all¨¢ porque logran describir al retratado, una habilidad que le devuelve el recuerdo de lo que le contaba su ¡°buen amigo¡± Henri Cartier-Bresson, cuya obra, junto a la de Robert Capa y Sebasti?o Salgado, estudi¨® durante cinco meses de formaci¨®n en la sede de Magnum en Par¨ªs. ¡°Cartier-Bresson postulaba que en el retrato la mejor foto era la primera que haces porque se da la concentraci¨®n m¨¢s intensa del fot¨®grafo y es el momento en que el compromiso del retratado es m¨¢s s¨®lido¡±. De aquella experiencia le qued¨® el ofrecimiento del franc¨¦s de avalarle para entrar en la agencia. ¡°Le dije que no, que estaba en EL PA?S. La ¨²ltima vez que lo vi me dijo: ¡®Prom¨¦teme que vas a luchar contra la fotograf¨ªa digital¡¯. Y le respond¨ª, pero Henri, eso que me pides es imposible porque es una ola que nos va a arrollar a todos¡±.
Ese salto de lo anal¨®gico a lo digital fue una prueba para los reporteros gr¨¢ficos, ¡°en una profesi¨®n que ha sido siempre una carrera de obst¨¢culos¡±. ¡°Los fot¨®grafos somos bienvenidos cuando al poder le interesa para realzar su figura, pero tambi¨¦n somos testigos inc¨®modos, por lo que se intenta condicionar nuestro trabajo¡±. P¨¦rez cita dos ejemplos actuales que merecen una reflexi¨®n en las redacciones: ¡°Los pools, cuando coberturas importantes se restringen a un m¨ªnimo de fot¨®grafos, de los que se reparten sus im¨¢genes a los medios. Es nefasto. ?Te imaginas que te dijeran que no puedes entrar a un sitio y que otro periodista te pasar¨¢ la noticia redactada? Se limita la libertad de expresi¨®n¡±. El otro caso es el de ¡°los fot¨®grafos oficiales¡±. ¡°Cuando se publica informaci¨®n gr¨¢fica elaborada desde partidos pol¨ªticos o instituciones¡±. Y de nuevo, una pregunta ret¨®rica: ¡°?T¨² publicar¨ªas un art¨ªculo que te enviase una instituci¨®n sin poder tocarlo ni corregirlo?¡±.
El recorrido finaliza con un aperitivo de su ¨²ltimo trabajo, titulado Bar, un homenaje a esos ¡°lugares tan gratos para conversar¡±, que cantaban Gabinete Caligari. Im¨¢genes en blanco y negro, ¡°una vuelta a los or¨ªgenes, sin la interferencia del color¡±. Fachadas, los interiores vistos desde fuera, los camareros, la decoraci¨®n, ya sean bares elegantes o cutres, y los clientes, solos, charlando, escuchando¡ Vistos siempre seg¨²n la m¨¢xima que aprendi¨® de sus maestros, como C¨¦sar Lucas o Ra¨²l Cancio: ¡°Acercarse a las personas con respeto y sinceridad¡±.
Babelia
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