La tilde de la sinraz¨®n
La ortograf¨ªa debe basarse en el razonamiento l¨®gico y por eso la RAE debe desempe?ar un papel normativo fuerte en este ¨¢mbito, siempre con argumentos t¨¦cnicos
Empecemos admitiendo lo obvio: los ling¨¹istas somos una especie contradictoria. Promulgamos que la lengua la hacen los hablantes al hablar (como los caminantes el camino) y que, por ello, no se gu¨ªa por la l¨®gica aristot¨¦lica. Desde los a?os sesenta del siglo pasado, adem¨¢s, los ling¨¹istas nos hemos dedicado a dar activamente la matraca con esta cuesti¨®n: nos esforzamos cada vez m¨¢s por que el com¨²n de los mortales entienda mejor el funcionamiento de la lengua, en aras incluso de la justicia social, pues pensamos que esto puede reducir la discriminaci¨®n ling¨¹¨ªstica. Eso nos lleva con frecuencia a ser cr¨ªticos con la Real Academia Espa?ola, no porque queramos la abolici¨®n de la norma est¨¢ndar, sino porque queremos matizar su importancia. Es importante saber cu¨¢ndo debe usarse esta norma y cu¨¢ndo no pasa nada por ignorarla.
La RAE ha avanzado mucho por ese camino y en sus obras cada vez hay m¨¢s margen para la variaci¨®n y, por tanto, para la elecci¨®n individual, lo cual se le afea no pocas veces. ¡°?Queremos normas!¡±, exigen algunos. ¡°?Pero relajadas!¡±, replicamos los ling¨¹istas. Defendemos que cada uno pueda elegir entre diversas formas de decir lo mismo y que podamos decir tanto ¡°ye¡± como ¡°y griega¡±, o tanto ¡°A Juan le quiero¡± como ¡°A Juan lo quiero¡±, porque todas estas posibilidades las producen hablantes nativos y no contravienen ninguna l¨®gica ling¨¹¨ªstica. Pero hay una excepci¨®n en nuestra pasi¨®n por la variaci¨®n: la ortograf¨ªa. Hemos visto celebrar estos d¨ªas pasados un caso de opcionalidad: la famosa tilde del adverbio ¡°solo¡±, que puede tildarse o no, pero ¨²nicamente en aquellos en los que pueda confundirse con el adjetivo solo (norma que est¨¢ vigente desde 2010). N¨®tese que el riesgo de confusi¨®n no existe siempre: ¡°Mar¨ªa pidi¨® una coca-cola solo¡± no da lugar a ambig¨¹edad y por ello la tilde supondr¨ªa una falta de ortograf¨ªa. En cambio, muchos ling¨¹istas nos revolvemos contra esta opcionalidad, por no estar debidamente justificada.
La ortograf¨ªa no la hacen los escribientes al escribir, sino que es un c¨®digo que busca representar la lengua en un espacio (el papel, la pantalla) en el que se ve privada de una de sus caracter¨ªsticas m¨¢s importantes: la voz. Con la ortograf¨ªa tenemos que suplir esas carencias y para ello hace falta un an¨¢lisis ling¨¹¨ªstico muy sofisticado. Pi¨¦nselo un momento: aprender a escribir implica aprender a asignar cada sonido a una letra ¡ªlo que llamamos un an¨¢lisis fonol¨®gico¡ª; averiguar d¨®nde recae el acento, para decidir si hay que tildar la palabra o no ¡ªun an¨¢lisis pros¨®dico¡ª; decidir d¨®nde empieza y acaba una palabra ¡ªun an¨¢lisis morfol¨®gico¡ª, e identificar sujeto y predicado o distintos tipos de oraciones para saber poner (?o no poner!) los signos de puntuaci¨®n ¡ªun an¨¢lisis sint¨¢ctico¡ª. Puesto que parte de un an¨¢lisis cient¨ªfico, la ortograf¨ªa s¨ª debe basarse en el razonamiento l¨®gico y, por eso ¡ªdefendemos los ling¨¹istas¡ª, la RAE s¨ª debe desempe?ar un papel normativo fuerte en este ¨¢mbito, siempre manejando argumentos t¨¦cnicos.
El razonamiento l¨®gico del que hablo no aboca a la falta de opcionalidad en las normas ortogr¨¢ficas. Hay algunas palabras que se pueden escribir separadas (guardia civil) o juntas (guardiacivil). Esto no es por indefinici¨®n acad¨¦mica, sino porque tenemos dos posibles plurales (guardias civiles o guardiaciviles). Es decir, en realidad tenemos dos formas diferentes, a las que corresponden an¨¢lisis distintos: guardiacivil es una palabra ¡ªun compuesto¡ª y guardia civil no, aunque signifiquen exactamente lo mismo. Tambi¨¦n existen usos opcionales en la puntuaci¨®n. Como dice expl¨ªcitamente la RAE en su Ortograf¨ªa de 2010, que sean opcionales no significa que sean subjetivos, sino que permiten codificar diferentes intenciones o estilos. Yo podr¨ªa haber comenzado este texto con ¡°Empecemos admitiendo lo obvio. Los ling¨¹istas somos una especie contradictoria¡±, cambiando los dos puntos por un punto, lo que le hubiera dado un toque m¨¢s seco¡ que yo no buscaba.
En fin, pedirle a la ortograf¨ªa que sea racional no es contrario a que podamos elegir entre varias opciones, si estas se justifican por c¨®mo funciona la lengua. Este no es el caso de la tilde opcional de solo (ni de los demostrativos este, ese y aquel) y la propia RAE explica con mucha solvencia por qu¨¦ esta tilde es una tilde sin raz¨®n de ser en las reglas ortogr¨¢ficas del espa?ol. Fundamentalmente, porque solo (adverbio) y solo (adjetivo) suenan siempre igual, a diferencia de lo que ocurre con de (preposici¨®n) y d¨¦ (verbo), donde la primera es ¨¢tona y la segunda es t¨®nica. En cambio, solo siempre es t¨®nica. Adem¨¢s, la tilde no se usa para solucionar otros casos de ambig¨¹edad, aunque existan: ?por qu¨¦ no tildamos ¡°seguro¡± en la frase ¡°Pedro trabaja seguro¡±, si presenta la misma ambig¨¹edad que solo? El ¨²nico motivo para mantener la manoseada tilde del solo ambiguo es la nostalgia de una norma antigua ¡ªuna norma mal entendida y mal explicada, pues la tilde fue opcional desde 1959 hasta 1999, aunque pocos lo sepan¡ª. La nostalgia es, a buen seguro, un buen motivo para transgredir una norma ortogr¨¢fica. Pero no para instituirla.
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