¡®El imperio de la luz¡¯: el melanc¨®lico quiero y no puedo de Sam Mendes
El cineasta reconstruye la relaci¨®n entre la encargada y un joven acomodador de un cine de provincias en la Inglaterra de 1981
No puede ser casual que dos de los monarcas de Hollywood, Steven Spielberg y Sam Mendes, representantes supremos del ¨¦xito, ambos con capacidad par hacer el cine que les d¨¦ la gana a pesar de las limitaciones que impuso la pandemia, retornen con pel¨ªculas intimistas, en las que hablan sin atildados pudores de su infancia y adolescencia, de recordar su visi¨®n del mundo y de lo que supuso el cine para ellos en esas ¨¦pocas de la vida que la marcan a perpetuidad. Y tanto Los Fabelman, retrato del ni?o Spielberg descubriendo el universo en su anverso y su reverso, los sentimientos, las personas y las cosas, a trav¨¦s de lo que filma su c¨¢mara, como El imperio de la luz, en la que Mendes reconstruye en una ciudad de la costa de Inglaterra un cine al comienzo de los ochenta, con varias salas y un precioso mar enfrente, parecen un ineludible y po¨¦tico ajuste de cuentas con su memoria sentimental.
Por si no resultara cristalino, ambos directores han declarado que las protagonistas est¨¢n inspiradas en sus madres. Todo posee aroma ¨ªntimo, implicaci¨®n por parte de los autores en lo que te hacen ver y escuchar, sensaci¨®n de verdad. Y voluntad de darle la despedida, que no el entierro, a la forma tradicional de ver el cine, algo que las nuevas tecnolog¨ªas est¨¢n machacando. Lo cual no implica que estas dos pel¨ªculas contengan excesivo arte. Hay revelaciones y momentos hermosos en Los Fabelman, aunque est¨¦ lejos de la perfecci¨®n. Y me resulta curiosa, e intrigante a ratos El imperio de la luz, pero en ning¨²n momento apasionante. Imagino que su autor duerme mejor despu¨¦s de haberla realizado, aunque en mi caso no me regala verdaderas emociones. Es preferible, eso s¨ª, al 90% de los t¨ªtulos que inundan la deprimente cartelera.
Mendes deb¨ªa de tener 16 o 17 a?os en la ¨¦poca en la que ambienta El imperio de la luz. Y est¨¢ claro que le ocurrieron cosas m¨¢gicas cuando iba al cine, actividad l¨²dica y casi perdida que otorg¨® placer, o sue?os, o refugio, o felicidad a la gente de cualquier lugar durante cien a?os. Aqu¨ª nos habla del heterog¨¦neo p¨²blico que la visitaba, aunque sobre todo de la gente que trabajaba en ese cine: proyeccionistas, gerentes, taquilleros, acomodadores, encargados de la limpieza. Y se centra principalmente en la encargada de que todo funcione, cincuentona que pasa de la alegr¨ªa desbocada a la melancol¨ªa, ciclot¨ªmica, dominada por una enfermedad temible llamada esquizofrenia. Ejerce con escaso entusiasmo de amante del gerente, pero va a tener una historia de amor demasiado problem¨¢tica, con infiernos acech¨¢ndola, con un acomodador joven y negro. Ocurre en la Inglaterra inminente a la llegada de la se?ora Thatcher al poder, con el protagonismo cada vez m¨¢s alarmante de los skinheads, esos racistas rapados que apalean a todos los que no tengan pinta de ingleses de toda la vida.
Se supone que Mendes utiliza la sutileza para hablar de relaciones complejas, que crea una atm¨®sfera cre¨ªble. Se supone que ocurren muchas cosas donde parece que nunca pasa nada. Pero algo falla en medio de tantas y tan leg¨ªtimas pretensiones. No consigo entrar en trance ante la tenue vida de estos personajes. Mendes sabe que es fundamental que est¨¦n encarnados por int¨¦rpretes potentes que admiten humildemente papeles de reparto. Actores tan buenos como Toby Jones y Colin Firth. Y, como siempre, est¨¢ eminente Olivia Colman, esa se?ora que no precisa ser guapa, ni histri¨®nica, ni sobreactuar para hacer veraces a los personajes que le encargan. Es lo mejor de una pel¨ªcula que a veces me ofrece la sensaci¨®n del quiero y no puedo.
El imperio de la luz
Dirección: Sam Mendes.
Intérpretes: Olivia Colman, Micheal Ward, Colin Firth, Tony Jones, Tom Brooke, Tanya Moodie.
Género: drama. Reino Unido, 2022.
Duración: 115 minutos.
Estreno: 31 de marzo.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.