Una estocada, un tercio de varas y las panteras de Cuadri
Adri¨¢n de Torres pasea un trofeo tras jugarse el tipo y dejar un volapi¨¦ de libro
Se perd¨ªa ya la tarde entre el fr¨ªo y el aburrimiento cuando por la puerta de toriles apareci¨® el primero de los tres toros de Cuadri anunciados. Cuatro a?os despu¨¦s, y como sustitutos de los rechazados titulares de Los Ma?os, los cuadri volvieron a Madrid para reivindicar su inconfundible personalidad.
Tras la decepci¨®n de los toros de Pallar¨¦s, de escaso trap¨ªo y descastado y soso juego, los de Cuadri impusieron su seriedad de salida, dieron espect¨¢culo en el tercio de varas y pusieron en serios aprietos a todos cuantos se cruzaron en su camino.
?Qu¨¦ manera de esperar y reba?ar en los capotes y a los banderilleros!, ?qu¨¦ rapidez y agresividad para reponer y buscar el cuerpo de los toreros! No, esta vez, en el ruedo no hab¨ªa ni rastro del toro bobo tan de moda hoy en d¨ªa. Lo que parec¨ªa haber, m¨¢s bien, eran panteras deseosas de pegar zarpazos. ?Que les falt¨® entrega y recorrido? Por supuesto; pero, al menos, plantearon batalla, derrochando poder y sentido.
Toros duros que ped¨ªan los papeles y requer¨ªan ingentes dosis de valor. Valor como el que demostr¨® una vez m¨¢s Adri¨¢n de Torres, que se jug¨® el tipo sin trampa ni cart¨®n ante el pavoroso quinto, una alima?a que no tuvo un pase. De frente, con el trapo y la verdad por delante, el jienense apenas le pudo robar unos pocos muletazos limpios a un astado que se revolv¨ªa a la velocidad del rayo y buscaba el pecho del torero.
Una faena de ¡°?ay!¡±, que no de ¡°?ol¨¦!¡±, que rubric¨® con una soberbia estocada que le vali¨® una oreja. Con gran despaciosidad y recto como una vela, De Torres ejecut¨® la suerte del volapi¨¦ con una limpieza inusitada y dej¨® el acero en todo el hoyo de las agujas. Los tendidos, puestos en pie, contemplaron la escena que da sentido a esta fiesta: la fiera, herida de muerte, se tambale¨® durante unos segundos, antes de derrumbarse ante el hombre victorioso y heroico.
Pero el tradicional festejo del Domingo de Ramos cont¨® con otro momento de gran emoci¨®n. Sucedi¨® en el sexto. Lo protagonizaron el picador Juan Manuel Sang¨¹esa y Paracaidista, tambi¨¦n del hierro onubense. Una suerte de varas que demostr¨® que, cuando se quiere, el primer tercio puede ser un verdadero espect¨¢culo.
Hasta en tres ocasiones, y desde una distancia de entre 15 y 20 metros, se arranc¨®, galopando, el toro al caballo. Algo que fue posible gracias a la magn¨ªfica labor de Sang¨¹esa, que dio toda una lecci¨®n torera moviendo al caballo, dando los pechos del mismo, levantando el palo y midiendo el castigo. Para ¨¦l fue la ovaci¨®n de la tarde. Y con todo merecimiento.
Fue una pena que G¨®mez del Pilar no pudiera brillar despu¨¦s con la muleta. El de Cuadri, que al igual que sus hermanos comenz¨® a pararse y a medir en banderillas, se puso reserv¨®n y se lo guard¨® todo dentro. Lo intent¨® el torero, pero, como ya le hab¨ªa sucedido con el deslucido tercero de Pallar¨¦s, que se movi¨® sin gracia alguna, el lucimiento fue imposible.
El que s¨ª logr¨® un par de tandas bellas y templadas ¡ªuna por cada lado¡ª ante el noble segundo fue Adri¨¢n de Torres. Muy vertical siempre, encontr¨® el secreto cuando le gan¨® un paso al toro y tir¨® de la embestida hacia atr¨¢s. Una faena intermitente la suya, que en esta ocasi¨®n no tuvo la r¨²brica de la espada.
Abr¨ªa el cartel Esa¨² Fern¨¢ndez, que lidi¨® en primer lugar un descastado sobrero de Mart¨ªn Lorca y que pas¨® un mal rato con el cuarto, otro animal muy duro y complicado de Cuadri. Con uno se mostr¨® vulgar y al otro no supo por d¨®nde meterle mano.
Pallar¨¦s, Cuadri/Fern¨¢ndez, De Torres, G¨®mez del Pilar
Tres toros de Cuadri (4º, 5º y 6º), bien presentados, hondos y de gran seriedad, cumplidores en distinto grado en los caballos, pero muy complicados y reservones; dos de Pallarés (2º y 3º), justos de presentación, sosos y deslucidos; y un sobrero (1º bis) de Martín Lorca, cinqueño, serio y muy cuajado, soso y descastado.
Esaú Fernández: pinchazo hondo que escupe el toro y estocada tendida (silencio); media estocada muy atravesada y un descabello (pitos).
Adrián de Torres: pinchazo _aviso_, pinchazo, estocada ligeramente trasera, caída y contraria, un descabello _segundo aviso_ y otros dos descabellos (silencio); gran estocada (oreja).
Gómez del Pilar: dos pinchazos, media estocada tendida _aviso_ y tres descabellos (silencio); pinchazo, espadazo superficial muy tendido que escupe el toro y media estocada tendida _aviso_ (silencio).
Plaza de toros de Las Ventas. Domingo de Ramos. Menos de 1/3 de entrada (8.212 espectadores, según la empresa).
Babelia
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