Brindis a Curro

All¨ª estaba Curro, a sus relucientes 89 a?os, en una delantera de palco para asistir a la presentaci¨®n de Jos¨¦ Ruiz Mu?oz, su sobrino nieto, en La Maestranza. Cuando sonaron los clarines para el comienzo del ¨²ltimo tercio, el joven pidi¨® permiso y se acerc¨® a la jurisdicci¨®n de su t¨ªo abuelo. Levant¨® la montera y la mirada, y dijo en alta voz: ¡°Don Francisco, le estoy muy agradecido por haberse dedicado al toreo, que ha llenado usted esta plaza de buenos aficionados¡±. Curro no pudo o¨ªrlo porque estaba lejos, pero los tendidos se pusieron en pie y rompieron en una un¨¢nime ovaci¨®n de reconocimiento al querido maestro sevillano.

Momentos antes, Ruiz Mu?oz, que llevaba bordadas dos ramitas de romero en la espalda de su chaquetilla, hab¨ªa toreado a la ver¨®nica con sorprendente naturalidad, y un aroma currista muy familiar para todos los presentes; y galle¨® por chicuelinas con pinturer¨ªa. Tras el brindis, quiso demostrar que tiene un concepto diferente, que su fuente es la que es, y el p¨²blico se lo reconoci¨®. Hubo detalles de personalidad, pero a toda su labor le falt¨® intensidad, hondura y credibilidad. Dio la impresi¨®n de que se conformaba con pinceladas, cuando el noble toro era el mejor colaborador para una labor de triunfo. No se meti¨® en faena, no se embraguet¨®, no cuaj¨® como era debido a su bondadoso oponente. Al final del trasteo, all¨¢ por la sexta tanda, quiso enmendarse con unos buenos derechazos, una trinchera de cartel y unos ayudados airosos, aunque la vuelta al ruedo fue un premio excesivo, a pesar de que le pidieron la oreja.

Otro toro que se fue con las orejas colgando fue el tercero, que correspondi¨® a Rafael Serna. Luci¨® ese animal un pit¨®n izquierdo de esos de los que se dice que llevan colgando un cortijo. Su labor fue desigual e intermitente; incapaz el torero de exprimir la calidad del toro por ese lado que no pareci¨® ver o no supo encontrar el modo de lucirlo. Fue la suya una faena larga, con alg¨²n elegante cambio de manos y muletazos sueltos estimables. No hubo la rotundidad que la ocasi¨®n merec¨ªa.

Estos dos fueron los mejores, -los ¨²nicos-, toros de una corrida muy desigual, mansa en los caballos, con escaso fondo en sus entra?as y excesiva soser¨ªa en su comportamiento.

Y en el ruedo hab¨ªa seis toreros sevillanos, a los que la empresa hab¨ªa ofrecido esta oportunidad, y todos ellos, con escasa experiencia, demostraron, cada cual a su estilo, que cuentan con mimbres para intentar subir pelda?os en una profesi¨®n que no se les ha puesto f¨¢cil.

Borja Jim¨¦nez, por ejemplo, tiene planta, oficio y buen aire. Se mostr¨® muy firme con los trastos ante el soso primer toro, de muy escasa codicia y al que le costaba un mundo acudir al cite.

Lama de G¨®ngora, que se hab¨ªa lucido en un quite por chicuelinas al primero, se enfrent¨® a un manso que embest¨ªa sin humillar, con genio y violencia. No hubo continuidad en su labor, pero dej¨® constancia de su firmeza y de lo mucho que ha aprendido en tierras americanas.

?ngel Jim¨¦nez es un diestro ecijano de semblante serio, pero con el sentimiento torero a flor de piel. La embestida del toro era muy corta y sosa, y aun as¨ª dibuj¨® detalles de torer¨ªa que auguran un mejor futuro.

Y cerr¨® la tarde Calerito, torero con oficio y desparpajo, buen concepto y valent¨ªa. Acudi¨® al galope al caballo el toro que cerr¨® plaza, y permiti¨® que Borja Jim¨¦nez destacara en un quite por delantales y una revolera con mucho sabor. Pero el animal se desfond¨® demasiado pronto, y la m¨²sica que son¨® al final de la primera tanda con la mano derecha, tuvo que guardar silencio instantes despu¨¦s. Una pena que no le reconocieran la gran estocada que cobr¨® Calerito. Era de premio.

(Persisten los problemas t¨¦cnicos en MundotoroTV. Hubo abonados, se desconoce el n¨²mero, que, al igual que el pasado domingo, no pudieron ver la corrida; y la imagen se congela con frecuencia, lo que impide la visi¨®n del normal desarrollo del festejo).