Los ¨ªberos ya adoran a cuatro dioses
Los epigrafistas, que hasta hace diez a?os desconoc¨ªan los nombres de las divinidades, confirman un nuevo te¨®nimo, Salagin, quiz¨¢s el dios de la metalurgia
Hasta hace poco m¨¢s de diez a?os, los expertos se preguntaban c¨®mo era posible que conocieran perfectamente los nombres de numerosos dioses celtas, celt¨ªberos y lusitanos y, en cambio, no pudieran mencionar uno solo de los ¨ªberos. Es cierto que, de momento, siguen sin descifrar su escritura, pero tambi¨¦n lo es que los ...
Hasta hace poco m¨¢s de diez a?os, los expertos se preguntaban c¨®mo era posible que conocieran perfectamente los nombres de numerosos dioses celtas, celt¨ªberos y lusitanos y, en cambio, no pudieran mencionar uno solo de los ¨ªberos. Es cierto que, de momento, siguen sin descifrar su escritura, pero tambi¨¦n lo es que los romanos ¨Dque describ¨ªan y dejaban para la posteridad todo lo que encontraban en sus conquistas¨D tampoco hicieron demasiadas referencias a las divinidades de este pueblo que ocup¨® la franja mediterr¨¢nea peninsular desde el sureste de Francia hasta Andaluc¨ªa oriental a partir del siglo VI a. C. Sin embargo, nuevos hallazgos epigr¨¢ficos latinos y la continua revisi¨®n de otros viejos han variado sustancialmente la situaci¨®n en los ¨²ltimos tiempos. Los especialistas ya est¨¢n seguros de conocer cuatro divinidades ¨ªberas y la ¨²ltima de ellas es Salagin, seg¨²n avanza el art¨ªculo Salagin (no Salus Augusta) en una inscripci¨®n de El Centenillo (Ja¨¦n), de Helena Gimeno, directora del Centro Corpus Inscriptionum Latinarum II, de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, y Javier Velaza, decano y catedr¨¢tico de Filolog¨ªa Latina de la Universidad de Barcelona.
En 1901, el ingeniero brit¨¢nico Horace Sandars encontr¨® en las minas de plomo de El Centenillo (Ba?os, Ja¨¦n) los cimientos de un templete rectangular de 5 por 12 metros junto a numerosos sillares de cuarcita ¡°revueltos en un mont¨®n desparramado por el suelo¡±, adem¨¢s de un ara con una inscripci¨®n en lat¨ªn. Hizo un calco de las letras y lo env¨ªo al reputado epigrafista Fidel Fita. El experto interpret¨® la inscripci¨®n como la conocida diosa romana de la salud, Salus Augusta, a pesar de que Sandars le insistiera en que no pon¨ªa eso. Fita nunca rectific¨® y se dio por buena su versi¨®n de que se trataba de Salus, pero cuando el ara ingres¨® en el Museo Arqueol¨®gico Nacional, alguien anot¨® en el expediente ¡°S¡¤Salagi¡±, posiblemente dios de la metalurgia.
Hace diez a?os, en el municipio de Fuente del Rey (Ja¨¦n), se confirm¨® la aparici¨®n de un ep¨ªgrafe en lat¨ªn dedicado al dios ¨ªbero Betatun. Poco despu¨¦s, otro en Cartagena dedicado a Salaeco, mientras que un tercero, conocido desde antes en Susqueda (Girona), se reley¨® con el nombre Sertundo. Todos los ep¨ªgrafes fueron localizados en territorio claramente ¨ªbero. Pero la gran distancia existente entre sus lugares de hallazgo hizo pensar a los epigrafistas que podr¨ªa tratarse de divinidades locales y que no formaran parte de una religi¨®n ¨ªbera global. Pero hace dos a?os, en Minas de Riotinto (Huelva) se localiz¨® otra inscripci¨®n que hac¨ªa referencia a un tal Salagin, un nombre que coincid¨ªa exactamente con el del ara de El Centenillo y que Fita hab¨ªa identificado como Salus Augusta. El enigma se complicaba, adem¨¢s, porque Riotinto se ubica en el antiguo territorio turdetano o tart¨¦sico, no ¨ªbero.
Gimeno y Velaza decidieron entonces estudiar la inscripci¨®n onubense. El catedr¨¢tico lo explica: ¡°El nombre Salagin plantea notables problemas de atribuci¨®n ling¨¹¨ªstica: por un lado, el hecho de que su lugar de hallazgo se sit¨²e en territorio de la Turdetania [Huelva] invita en primera instancia a considerar su atribuci¨®n a una lengua local, la que llamamos turdetana, de la que se conservan escas¨ªsimas referencias y de la que no sabemos pr¨¢cticamente nada. Sin embargo, el an¨¢lisis ling¨¹¨ªstico del te¨®nimo lo relaciona con elementos propios de la onom¨¢stica ib¨¦rica, lo que nos llev¨® a pensar que se pod¨ªa tratar de un ¨ªbero que viaj¨® hasta Turdetania, trabaj¨® en las minas de la regi¨®n y dedic¨® la inscripci¨®n a su dios¡±. Cualquier cosa pod¨ªa ser.
Los expertos repararon entonces en la inscripci¨®n que se guarda en el Museo Arqueol¨®gico Nacional [S¡¤Salagi] y que Sandars hab¨ªa hallado en Ja¨¦n. Se trata de un altar de 73 cent¨ªmetros de altura, 42 de ancho y 28 de grosor. El informe detalla que la superficie de la pieza est¨¢ ¡°muy desgastada. Las letras, capitales cuadradas alargadas con refuerzos marcados, est¨¢n en parte muy desgastadas y en el extremo derecho de las l¨ªneas se ha perdido una. Las interpunciones [separaciones entre signos] no est¨¢n nada claras. El ara fue manipulada para insertarla, probablemente, en alg¨²n muro. La base fue eliminada. El coronamiento en origen debi¨® tener front¨®n y un focus [cavidad para las ofrendas] bastante alto, tambi¨¦n fue seccionado y rebajados sus laterales derecho e izquierdo de forma que desde la cabecera esa parte muestra un cierto aspecto troncoc¨®nico¡±.
Si la inscripci¨®n que est¨¢ grabada en este altar se lee como Salagin y no como Salus Augusta, ¡°el ara de El Centenillo nos proporcionar¨ªa un nuevo testimonio de este te¨®nimo. La novedad en este caso es que el lugar del hallazgo se sit¨²a en la regi¨®n ¨ªbera de la Oretania [que se extiende por parte de las actuales provincias de Ja¨¦n, Ciudad Real y Albacete] y, en consecuencia, a un territorio donde tenemos bien documentada la presencia de la lengua ib¨¦rica¡±.
¡°El hecho de que las dos inscripciones hayan sido encontradas en zonas mineras [Huelva y Ja¨¦n] podr¨ªa interpretarse como prueba de que Salagin era una divinidad relacionada con ese tipo de actividad¡±, sostienen los expertos. ¡°Aunque los indicios pudieran hacer tentadora esa idea, no podemos dejar de invitar a la cautela, por cuanto no puede descartarse a priori que se trate de una mera casualidad, por lo que se necesitan m¨¢s pruebas¡±. Pruebas que se est¨¢n buscando en los santuarios ¨ªberos conocidos. Pero aqu¨ª surge una nueva dificultad, y es que la lengua ib¨¦rica contin¨²a siendo una lengua indescifrada.
Actualmente, las investigaciones contin¨²an en La Cerda?a (entre Lleida y Girona), donde especialistas como Joan Ferrer han descubierto muchas inscripciones ib¨¦ricas sobre rocas en santuarios al aire libre. ¡°Se sospecha que algunas pueden mencionar nombres de divinidad, ya que el hecho de que se repita la misma palabra en varias rocas podr¨ªa ser un buen indicio¡±. De momento, no se ha hallado ning¨²n inscripci¨®n con Salagin, ¡°pero no hay que perder la esperanza¡±, concluye Velaza.