Harrison Ford se despide de Indiana Jones con la dignidad que se merece
La quinta y ¨²ltima entrega, dirigida por James Mangold, brinda con acierto un final que juega con la certeza de que el traje de h¨¦roe de Indy siempre fueron sus cicatrices
Para los que hemos crecido adorando aIndiana Jones, la quinta y ¨²ltima entrega de la saga es un digno adi¨®s a un h¨¦roe que cambi¨® nuestras vidas. El estreno mundial el jueves en el festival de Cannes de Indiana Jones y el dial del destino (que se estrena en Espa?a el 30 de junio),dirigida por James Mangold, devolvi¨®, con esa ¨¦...
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Para los que hemos crecido adorando aIndiana Jones, la quinta y ¨²ltima entrega de la saga es un digno adi¨®s a un h¨¦roe que cambi¨® nuestras vidas. El estreno mundial el jueves en el festival de Cannes de Indiana Jones y el dial del destino (que se estrena en Espa?a el 30 de junio),dirigida por James Mangold, devolvi¨®, con esa ¨¦pica de los grandes acontecimientos de Hollywood pasados por la costa azul francesa, el sue?o de las aventuras perdidas al Gran Teatro Lumi¨¨re.
Por momentos, Indiana Jones y el dial del destino pisa sobre un territorio demasiado conocido para los espectadores. El arranque del filme, con un Harrison Ford rejuvenecido digitalmente, entronca directamente con pasajes anteriores de la saga, solo que esta vez, aunque la factura sea buena, el resultado roza el videojuego. Demasiado artificio que solo funciona para introducir a los personajes que interpretan el dan¨¦s Mads Mikkelsen, un malo que sale adelante casi sin esfuerzo, y el ingl¨¦s Toby Jones, en la piel de un arque¨®logo colega de Indy cuya corta estatura valdr¨¢ para provocar una media sonrisa cuando, a?os despu¨¦s, su hija reaparezca en la vida del profesor Jones bajo la alta y espigada figura de Phoebe Waller-Bridge.
Por fortuna, ya no hay m¨¢s flashbacks, y el resto de la pel¨ªcula ocurre en los a?os sesenta. Jones vive solo en su apartamento de Nueva York, est¨¢ a punto de jubilarse y es un viejo cascarrabias sin mujer y sin hijos que no soporta las fiestas de sus j¨®venes vecinos. Sus alumnas ya no se escriben embelesadas ¡°te quiero¡± en los p¨¢rpados; m¨¢s bien bostezan con sus clases de arqueolog¨ªa. Corre el a?o 1969 y suenan los Beatles, los j¨®venes se manifiestan contra la Guerra de Vietnam y el hombre ya ha pisado la Luna. Acontecimientos hist¨®ricos que solo son ruido en la cabeza de un hombre que ya ha visto pasar los mejores a?os de su vida.
A partir de entonces arranca la verdadera pel¨ªcula, que no evita los gui?os nost¨¢lgicos, pero que tambi¨¦n brinda n¨²meros de acci¨®n tan espectaculares como el de Indiana galopando por las calles y el metro de Nueva York en un bello anacronismo, o el de los tuk-tuk de tres ruedas de T¨¢nger en una persecuci¨®n ex¨®tica y divertida a la altura de las mejores de la saga.
La elecci¨®n de Phoebe Waller-Bridge como compa?era de aventuras, o la de su escudero, el joven Ethann Isidore, aporta una distancia generacional que tambi¨¦n acaba funcionando, sobre todo en la recta final de un filme que brinda una honrosa despedida al h¨¦roe. En un final muy h¨¢bil, Mangold toma partido por una soluci¨®n que nos recuerda con emoci¨®n que el traje de h¨¦roe de Indy siempre fueron sus cicatrices. Un aventurero que, pese a la fantas¨ªa de sus haza?as, es profundamente humano.
Entre James Bond y Bogart
Esa humanidad se la debemos al actor que supo darle sentido a un personaje que naci¨® con la idea de ser una mezcla entre James Bond y Humphrey Bogart, pero que Ford llev¨® a un territorio que solo le pertenece a ¨¦l. Si algo aprendimos con las aventuras de Indiana Jones es que el fracaso es una forma de victoria, que la erudici¨®n es una variante de la elegancia y el humor y la picard¨ªa, una forma de supervivencia.
En Cannes, el centro de todo fue, obviamente, Harrison Ford, el int¨¦rprete que supo catalizar todas estas contradicciones en un personaje ¨²nico que revivi¨® el valor de las aventuras cuando ya no quedaban aventuras. Ford recibi¨® una Palma de Oro de Honor que no estaba anunciada antes de la proyecci¨®n de la pel¨ªcula, con un v¨ªdeo-homenaje que repas¨® su carrera entre aplausos de un p¨²blico que logr¨® emocionarlo poniendo su timidez y su seriedad en apuros.
¡°Dicen que antes de morir ves tu vida pasar y yo acabo de verla pasar, al menos, una parte importante de mi vida¡±, asegur¨® tras revisar en un montaje las im¨¢genes su gloriosa filmograf¨ªa. ¡°Me hab¨¦is querido mucho, pero lo que no sab¨¦is es que yo os quiero a vosotros. Le hab¨¦is dado sentido a mi vida¡±, a?adi¨® en un discurso breve e intenso.
Indiana Jones y el dial del destino cierra el c¨ªrculo que se abri¨® en 1981 con la aventura de En busca del arca perdida, la mejor de la saga junto a Indiana Jones y la ¨²ltima cruzada (1989). La historia concluye 42 a?os despu¨¦s con un arque¨®logo octogenario que no oculta sus canas ni su cuerpo vencido, y que se despide de la pantalla con la dignidad que siempre ha merecido.
Cr¨ªtica de cine en EL PA?S y columnista en ICON y SModa. Durante 25 a?os fue periodista cultural, especializada en cine, en este peri¨®dico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribi¨® un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ¡®La bombilla¡¯