Has ido demasiado lejos

Mi madre ten¨ªa una edici¨®n de C¨ªrculo de Lectores de Lo que el viento se llev¨® de Margaret Mitchell, y me la le¨ª, y cuando sali¨® Scarlett, la segunda parte de Alexandra Ripley, la le¨ª tambi¨¦n porque soy de esos que, tras leer El Padrino de Puzo, ley¨® El Padrino: La Venganza y El Padrino: El Regreso de un tipo del que no quiero recordar ni el apellido. La pel¨ªcula es parte de mi memoria sentimental y Melita tambi¨¦n. De Olivia de Havilland recuerdo una de las frases m¨¢s tristes que le¨ª nunca. La dijo sobre su hermana Joan Fontaine, las dos diosas de Hollywood, cuando le preguntaron sobre una enemistad (medio siglo sin hablarse) que Fontaine remontaba a los siete a?os por una ca¨ªda en la piscina, y De Havilland a los 17, por lo mismo: ¡°De peque?a la quer¨ªa much¨ªsimo¡±.

Hace a?os De Havilland cont¨® un reencuentro en un acto con Errol Flynn, de quien estuvo enamorada, muchos a?os despu¨¦s, con el actor demacrado, la mirada sin vida y la ropa grande. Se sentaron en la misma mesa, y ¨¦l despleg¨® todo su viejo encanto a las otras mujeres. De Havilland se enfureci¨®. ¡°Yo viv¨ªa en Par¨ªs, estaba casada con un franc¨¦s maravilloso, ten¨ªa dos hijos estupendos. ?Por qu¨¦ sent¨ª celos?¡±. Me record¨® un art¨ªculo de Jacinto Ant¨®n contando el reencuentro con su amor plat¨®nico del instituto; ella, de repente, le pregunta qu¨¦ habr¨¢ sido del t¨ªo m¨¢s guapo de clase: ¡°Me caus¨® unos absurdos celos retroactivos de 45 a?os¡±. La visi¨®n de Errol Flynn por parte de De Havilland me llev¨® a Esta noche me emborracho, la peque?a obra maestra de Carlos Zan¨®n incluida en su libro Cien formas de romper un glaciar: ¡°El protagonista ve salir de un local a la que fue su amada, por la que perdi¨® todo, y est¨¢ hecha un saco de huesos, enferma, fea y condenada, y la pregunta es amarga: ?por esto enloquec¨ª? ?Qu¨¦ nos hicimos los dos para acabar as¨ª?¡±.

Yo siempre vuelvo a c¨®mo describi¨® Lauren Bacall a Elvira Lindo en El Pa¨ªs Semanal sus escapadas de madrugada para ver a Bogart a espaldas de su familia. ¡°Era el tipo de hombre que cuando ama a una mujer va a casarse con ella. Me dec¨ªa que tuviera cuidado con la atracci¨®n que sintiera por otros hombres. Me dec¨ªa: es normal que eso ocurra en los rodajes, que surjan tentaciones, pero siempre hay que sopesar el valor que tiene tu vida privada, si te merece la pena poner en peligro lo que quieres. Tal vez se sent¨ªa inseguro. Eso fui descubri¨¦ndolo poco a poco. Era una persona tan extraordinaria que no pod¨ªas conocerla de golpe¡±. Ese concepto, no poder conocer a alguien de golpe, me entusiasma. El momento elegido para conocer a alguien a los sorbos, para descubrir lo que le gusta en la comida, el sexo, la amistad o la familia; aquello que tiene importancia, aquello que no. Por eso la primera frase de Lo que el viento se llev¨® resume a la perfecci¨®n un personaje, Escarlata O¡¯Hara, en palabras de Margaret Mitchell: ¡°Escarlata O¡¯Hara no era guapa, pero los hombres se daban cuenta de ello cuando ya se hab¨ªan enamorado¡±. Filosof¨ªa que a su manera describi¨® Raymond Chandler con el descre¨ªdo Marlowe:

¡ªHas ido demasiado lejos, Marlowe.

¡ªDuras palabras para un hombre cuando acaba de salir de su dormitorio.

Lo cierto es que a veces bajar de la cama es como salir de una nave espacial.