El toreo a la ver¨®nica, en los cielos
La corrida de El Pilar, tan noble como blanda y descastada, -en los infiernos-, solo permiti¨® el lucimiento en el primer tercio
Todo comenz¨® a poco de que apareciera en el ruedo el primero de la tarde, un bonach¨®n con cara de no haber roto nunca un plato. Cumplido el tr¨¢mite del primer puyazo, Diego Urdiales se acerc¨® al toro y dibuj¨® tres lent¨ªsimas y excelentes ver¨®nicas por el pit¨®n derecho que fueron convenientemente aclamadas por el respetable. Le respondi¨® Pablo Aguado con otro quite por el mismo palo y pit¨®n: tres ver¨®nicas templadas y una media de cartel; y volvi¨® Urdiales con otras tres de categor¨ªa, con lo que qued¨® cerrado un tercio de aut¨¦ntico clamor.
Bien empez¨¢bamos.
En el segundo toro, fue Aguado el que se sinti¨® inspirado: un quite de cuatro ver¨®nicas muy sentidas y una media primorosa; y con otra media honda, de puro sentimiento, dej¨® a su oponente dispuesto para el caballo. Le respondi¨® Francisco de Manuel con capotazos algo atropellados y una larga muy torera; y all¨¢ que se fue Aguado otra vez hacia el toro para regalar otra media tan lenta que a estas horas parece que no a¨²n ha terminado.
El toreo a la ver¨®nica, en los cielos. Toreo de verdad, pura armon¨ªa, aroma irradiado por toda la plaza.
?Y los toros? En los infiernos. Est¨¢ visto que nada es perfecto.
El toro de hoy, ese toro artista que tanto le gusta a las figuras, viene con quince o veinte muletazos de serie, lo que significa que si se le obliga a embestir al capote, llega desfondado y amuermado al tercio final.
Eso sucedi¨® en el primero de Urdiales. Cuando la plaza entera asist¨ªa expectante al inicio de faena, pronto comprendi¨® que el toro se hab¨ªa esfumado. Ya no era el colaborador fiel, sino un proyecto de cad¨¢ver. Y la historia se repiti¨® en el que correspondi¨® a Aguado: en el capote dio todo que llevaba, y los denodados esfuerzos del torero solo sirvieron para esbozar un par de naturales y poco m¨¢s.
Ni Urdiales ni Aguado tuvieron suerte con sus otros oponentes, a cual m¨¢s descastado de los dos, y los buenos deseos volaron como las golondrinas que cada tarde asisten al festejo.
El turno tercero de Francisco de Manuel fue laborioso. El toro titular lo devolvieron a los corrales por su manifiesta invalidez; el sobrero, tambi¨¦n; y en la lidia del segundo sobrero, del Conde de Mayalde, hubo historia.
Lo recibi¨® De Manuel de rodillas en el tercio con una airosa larga cambiada, y, a rengl¨®n seguido, una mezcla de ver¨®nicas, delantales, una chicuelina y una media.
Tambi¨¦n de rodillas comenz¨® su faena de muleta, y, ah¨ª, el toro lo enganch¨® y le propin¨® una seria voltereta sin m¨¢s consecuencias aparentes que una gran costalada sobre la arena. Repuesto con el agua embotellada, pero milagrosa, volvi¨® a la cara del toro y no pudo m¨¢s que demostrar entrega y pundonor, pues el animal ten¨ªa cort¨ªsimo el viaje y antes de lo previsto se vino abajo. Mat¨® de una buena estocada y se le pidi¨® la oreja, que qued¨® en una justa vuelta al ruedo.
Brind¨® al p¨²blico el sexto, enardecido tras dos extraordinarios pares de banderillas de Juan Carlos Rey. Con los tendidos a favor y dispuestos a que hubiera un trofeo en el ¨²ltimo toro, De Manuel se emple¨® a fondo para sacar al toro lo que no ten¨ªa. Era bland¨ªsimo, como todos los dem¨¢s, lo que no impidi¨® que el matador le robara algunos medios pases por el lado derecho que a la concurrencia le supieron a gloria. El diapas¨®n baj¨® por el izquierdo por la nula colaboraci¨®n del animal, y el torero lo emborron¨® todo con un p¨¦simo manejo de los av¨ªos de matar.
El Pilar/Urdiales, Aguado, De Manuel
Toros de El Pilar, -el tercero, devuelto-, desigualmente presentados, mansurrones, nobles, inválidos y descastados; sobrero de la misma ganadería, también devuelto; segundo sobrero, del Conde de Mayalde, mal presentado, manso y sin clase.
Diego Urdiales: estocada (ovación); media estocada caída (silencio).
Pablo Aguado: pinchazo _aviso_ y casi entera caída (ovación); dos pinchazos y media (silencio).
Francisco de Manuel: estocada _aviso_ (vuelta al ruedo); dos pinchazos _aviso_ pinchazo, estocada suelta, cinco descabellos _2º aviso_ y dos descabellos (silencio).
Plaza de Las Ventas. 26 de mayo. Decimosexto festejo de la Feria de San Isidro. Lleno (22.273 espectadores, según la empresa).
Babelia
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