La Hispanic Society reabre sus puertas y se suma a la celebraci¨®n de los a?os dedicados a Sorolla y Picasso
La centenaria instituci¨®n, sometida durante los ¨²ltimos seis a?os a un proceso de renovaci¨®n, es el buque insignia de la cultura hispanoamericana en EE UU
Solventado el conflicto laboral que en abril frustr¨® el calendario previsto de inauguraci¨®n, la Hispanic Society (HS), el buque insignia de la cultura hispanoamericana en EE UU, ha abierto por fin al p¨²blico su ala principal, en la que se incluye la ic¨®nica galer¨ªa de Sorolla, a tiempo para conmemorar el centenario de la muerte del pintor valenciano. La reapertura del edificio principal del viejo caser¨®n del norte de Manhattan, a orillas del r¨ªo Hudson, es la avanzadilla de un proceso de renovaci¨®n que ha mantenido cerrado el museo durante a?os y que actualizar¨¢ por completo la vetusta sede de una instituci¨®n centenaria.
Junto a la monumental Visi¨®n de Espa?a de Joaqu¨ªn Sorolla, pueden verse tambi¨¦n una peque?a muestra del artista cin¨¦tico venezolano Jes¨²s Rafael Soto, en el centenario de su nacimiento, y una relectura del pintor afrohispano Juan de Pareja, pocas semanas despu¨¦s de la exposici¨®n que le dedicara el Museo Metropolitano de Arte (Met) de Nueva York. Una selecci¨®n de joyas dise?adas por Luz Camino desde los a?os setenta completa la oferta inaugural, con la idea de mostrar en el futuro la desconocida colecci¨®n hist¨®rica de joyer¨ªa de sus fondos. En oto?o, la HS se sumar¨¢ al a?o Picasso con una muestra dedicada a la inspiraci¨®n que La celestina ejerci¨® en su obra y con programaci¨®n suplementaria al respecto.
El plato fuerte de la renovaci¨®n es, c¨®mo no, la Visi¨®n de Espa?a, nombre que recibe la serie de 14 grandes ¨®leos encargados por el fundador de la HS, el fil¨¢ntropo Archer M. Huntington, a ra¨ªz del ¨¦xito cosechado por dos exposiciones del pintor espa?ol en 1909 y 1911, y que Sorolla pint¨® entre 1912 y 1919. Desde entonces, la instituci¨®n se convirti¨® en el hogar del valenciano en Nueva York y, por extensi¨®n, en EE UU, y de hecho fue incluso m¨¢s popular en el pa¨ªs norteamericano. Pero la muestra va mucho m¨¢s all¨¢ de esa descripci¨®n etnogr¨¢fica, costumbrista, de las regiones espa?olas, para incluir al Sorolla retratista, al autor de las c¨¦lebres marinas -se exhiben dos escenas de playa- y tambi¨¦n del primer cuadro suyo adquirido por Huntington, el titulado Los pimientos, de 1903, no demasiado conocido pero impactante.
Lejos del circuito muse¨ªstico de Nueva York, pero en el coraz¨®n de la comunidad hispana de la ciudad, la HS est¨¢ obligada a reinventarse si quiere cumplir otro siglo m¨¢s. Por volumen, es uno de los tesoros culturales de la ciudad (con 900 pinturas y m¨¢s de 6.000 acuarelas y dibujos, sin contar libros, fotograf¨ªas, escultura, artes decorativas¡ hasta un total de 750.000 piezas), pero atrae a pocos visitantes. Sus almacenes entra?an sorpresas, como el poco conocido retrato de Juan de Pareja de un gentilhombre, que se exhibe ahora en una sala adyacente al patio principal. Siempre en torno a Vel¨¢zquez, de quien fue esclavo y aprendiz, el apasionante redescubrimiento del pupilo como un artista de primera categor¨ªa se desgrana en la muestra En busca de Juan de Pareja: de Arturo Schomburg a Jas Knight. Se trata de un di¨¢logo entre una de las copias de su retrato -atribuido inicialmente a Vel¨¢zquez, luego al estilo de Juan Bautista Mart¨ªnez del Mazo, yerno del maestro- y una copia contempor¨¢nea del mismo, obra del artista y copista Knight. La presentaci¨®n es muestra del creciente inter¨¦s por Pareja y su reivindicaci¨®n como pintor con nombre y apellidos, pero tambi¨¦n como s¨ªmbolo del mestizaje de la Espa?a del siglo XVII.
La ambiciosa tarea de renovaci¨®n total de la HS ¡°permitir¨¢ al museo atender a un p¨²blico m¨¢s amplio y apoyar la obra de artistas contempor¨¢neos vivos, que era una parte vital de la misi¨®n de Archer Huntington cuando fund¨® el museo¡± en 1904, explica Guillaume Kientz, director la Hispanic Society. ¡°Queremos fomentar m¨¢s proyectos e iniciativas comunitarias en los espacios renovados. El museo ser¨¢ un recurso y una oportunidad para la comunidad circundante [mayoritariamente hispana] as¨ª como para los neoyorquinos en general¡±.
En el fomento de la obra de artistas vivos, destacan la citada incorporaci¨®n de piezas de joyer¨ªa de Luz Camino a los fondos de la colecci¨®n, y la presencia de la copia de Jas Knight, que se parece como una gota de agua al original, que ha generado preguntas durante a?os: se consideraba obra de Vel¨¢zquez antes de la aparici¨®n del aut¨¦ntico, pintado en 1650 y que el Met adquiri¨® en 1971. Comisariada por Madeleine Haddon, conservadora del Victoria & Albert Museum de Londres, la peque?a muestra dedicada a Pareja pretende resaltar ¡°el enfoque transhist¨®rico e intercultural de la colecci¨®n de la Hispanic Society¡±. Como un s¨ªmbolo del aggiornamento de la instituci¨®n, la yuxtaposici¨®n de esa copia del retrato de Pareja realizada por alguien muy cercano a Vel¨¢zquez, y la perfecta copia ¡°de un artista vivo [¡] es un excelente ejemplo de lo que podr¨ªa ser el futuro compromiso entre la colecci¨®n del Museo y los artistas vivos¡±, ha explicado Haddon. Knight, afincado en Brooklyn, ha mantenido a lo largo de su carrera un di¨¢logo con maestros de la pintura, incluidos algunos cl¨¢sicos de la colecci¨®n del museo, como Vel¨¢zquez, Sorolla, el estadounidense Sargent y el propio Pareja.
Para finalizar la visita, la Galer¨ªa de Esculturas del patio principal se ha abierto tambi¨¦n al p¨²blico por primera vez en seis a?os. Se trata de dos de los tres monumentos que compon¨ªan el conjunto funerario que Beltr¨¢n de la Cueva, primer duque de Alburquerque, mand¨® erigir en la iglesia de San Francisco de Cu¨¦llar, las llamadas tumbas de San Francisco. Tras la desamortizaci¨®n, el arte que albergaba el templo se dispers¨® y Huntington adquiri¨® los relieves en 1906, dos a?os antes de que el museo abriera al p¨²blico. De estilo renacentista, la visita a las esculturas justifica por s¨ª sola la visita al viejo caser¨®n a orillas del Hudson.
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