El Infierno es lo que m¨¢s atrae a los visitantes del Prado cuando contemplan ¡®El jard¨ªn de las delicias¡¯ de El Bosco
La Universidad Miguel Hern¨¢ndez elabora para el Prado un estudio que revela que los visitantes del museo centran su mirada en el supuesto autorretrato del autor
El jard¨ªn de las delicias, de Jheronimus van Aken El Bosco (Pa¨ªses Bajos 1450-1516), era uno de los cuadros m¨¢s preciados de Felipe II, que lo colg¨® en el Monasterio del Escorial para su disfrute o meditaci¨®n personal. En 1933, fue trasladado al ...
El jard¨ªn de las delicias, de Jheronimus van Aken El Bosco (Pa¨ªses Bajos 1450-1516), era uno de los cuadros m¨¢s preciados de Felipe II, que lo colg¨® en el Monasterio del Escorial para su disfrute o meditaci¨®n personal. En 1933, fue trasladado al Museo del Prado y, desde entonces, millones de personas lo contemplan cada a?o y admira las m¨¢s 300 figuras humanas, antropomorfas, de animales, de objetos o de plantas y ¨¢rboles que lo conforman y que en sus tres tablas describen el destino de la humanidad: de izquierda a derecha, el Para¨ªso Terrenal, la Tierra y el Infierno. El estudio ?D¨®nde nos fijamos cuando miramos ¡®El jard¨ªn de las delicias¡¯ de El Bosco?, realizado por el Grupo de Neuroingenier¨ªa Biom¨¦dica de la Universidad Miguel Hern¨¢ndez en colaboraci¨®n con la pinacoteca nacional, y presentado este lunes en rueda de prensa, revela que el Infierno, y en concreto el supuesto autorretrato del pintor en esta parte del tr¨ªptico, es lo que m¨¢s llama la atenci¨®n de los visitantes.
La tecnolog¨ªa empleada para determinar qu¨¦ es lo que el observador mira con m¨¢s atenci¨®n ¨Da cada uno de los 52 voluntarios se les colocaron unas gafas de seguimiento ocular conectadas a un ordenador¨D permite registrar la posici¨®n de los visitantes de la Sala 56A del museo, donde se expone, el tiempo que cada persona emplea en observar el cuadro y qu¨¦ parte de la obra llama m¨¢s su atenci¨®n. Para conseguirlo, se midi¨®, adem¨¢s, el tama?o de las pupilas mientras prestaban atenci¨®n a la obra, la direcci¨®n de la cabeza, de los ojos y los llamados movimientos sac¨¢dicos, aquellos que son r¨¢pidos y simult¨¢neos en ambos ojos, ¡°lo que proporciona informaci¨®n relevante sobre las respuestas emocionales de los individuos¡±, seg¨²n ha explicado Eduardo Fern¨¢ndez Jover, director del Grupo de Neuroingenier¨ªa Biom¨¦dica de la universidad ilicitana.
El estudio revela que los visitantes de El Prado comienzan, en el 46% de los casos, su recorrido visual por el panel izquierdo (El Para¨ªso), contin¨²an luego por el central (La Tierra) y acaban en el Infierno. Este seguimiento permiti¨® a los especialistas generar, adem¨¢s, un mapa de calor que refleja las partes del cuadro que m¨¢s llaman la atenci¨®n.
Las conclusiones son que los visitantes observan 33,2 segundos cada metro cuadrado del Infierno, frente a los 26 segundos de la tabla central y los 16 del Para¨ªso. El tiempo medio que se emplea en ver el cuadro es de 4,08 minutos. Eso s¨ª, cuando la sala no est¨¢ llena, ya que cuando est¨¢ repleta ¨Dla mayor parte del d¨ªa excepto entre las 14 y las 17 horas¨D el tiempo que se est¨¢ frente a ella es bastante menor.
Por elementos, adem¨¢s del autorretrato del pintor, las figuras m¨¢s vistas son la Batalla, las Orejas, la Monja y el Monstruo en la tabla del Infierno; la Fuente y los P¨¢jaros, en la de la Tierra; y la Fuente y Dios en la parte del Cielo. Lo menos observado es un drago que se representa en el Para¨ªso Terrenal.
¡°En el palacio de Nassau, en Bruselas, primer destino del tr¨ªptico, antes de que fuese adquirido por Felipe II, sus due?os lo mostraban a la ¨¦lite de la ¨¦poca y conversaban sobre el significado de las im¨¢genes, algo que sucede diario en la sala donde se exhibe en el Prado, que registra los datos m¨¢s elevados en cuanto al n¨²mero y tiempo de visitas¡±, informan desde la pinacoteca.
El tr¨ªptico, a su vez, tiene dos partes. Una trasera, de tonos grises, donde se representa la creaci¨®n del mundo en el momento en que se separaron las aguas de la tierra y se cre¨® el Para¨ªso Terrenal. Cuando se abre la obra, aparecen las tres escenas estudiadas. El mensaje que transmite la obra es enormemente pesimista: la fragilidad y el car¨¢cter ef¨ªmero de la felicidad y el goce de los placeres pecaminosos.
Aunque este tr¨ªptico del Prado no est¨¢ firmado, nunca se ha puesto en duda su atribuci¨®n a El Bosco, pero s¨ª la fecha de su creaci¨®n, que puede oscilar entre 1480 y 1505. Fue adquirido, en un primer momento, por la Casa de Nassau y pas¨® a manos de Guillermo de Orange, l¨ªder de la rebeli¨®n holandesa contra la monarqu¨ªa hisp¨¢nica. Durante la Guerra de Flandes (1568-1648), la obra fue confiscada por el duque de Alba, que se lo don¨® a a su hijo Fernando. A este ¨²ltimo se la compr¨® Felipe II. Y de ah¨ª, a la mirada de los visitantes del Prado.