Viaje al centro de ¡®El jard¨ªn de las Delicias¡¯
Un documental que puede verse en Internet permite explorar detalles de la obra maestra de El Bosco
El Jard¨ªn de las Delicias (1500-1505), la obra maestra de El Bosco y una de las piezas estrella del Museo del Prado, merece m¨¢s de una visita para admirar la filigrana del trazo. Pese a ello, siempre parece surgir un elemento nuevo en la composici¨®n. La productora televisiva holandesa NTR ha facilitado ahora su contemplaci¨®n con la ayuda de un documental interactivo. Elaborado para la cadena p¨²blica, invita al usuario a sumergirse en la famosa tabla de dos maneras: con un paseo de 15 paradas por distintos asuntos de la de la mano de un narrador, y echando un vistazo m¨¢s ¨ªntimo a unos cuarenta fragmentos. Acompa?ado de m¨²sica de fondo, un clic del rat¨®n del ordenador,? basta para navegar sobre esta versi¨®n fotogr¨¢fica en alta resoluci¨®n de la vida y la muerte, el bien y el mal, el placer y el tormento, el premio y el castigo eterno plasmados por El Bosco. Y hay sorpresas.
Una vez dentro del ¨®leo, con o sin auriculares para concentrarse mejor, una vi?eta explica los pasos a seguir. A la derecha, da comienzo la visita guiada audiovisual que sit¨²a el tr¨ªptico ¡ªcerrado y con la Tierra pintada dentro de una esfera transparente¡ª en el contexto hist¨®rico de finales de la Edad Media. El tiempo del Bosco era el momento de "Col¨®n, cuando descubri¨® Am¨¦rica, de Leonardo y su Mona Lisa, del Elogio de la locura, de Erasmo¡ y del apogeo de la Inquisici¨®n espa?ola", dice la voz superpuesta. "En la ciudad de ?s-Hertogenbosch (Bolduque, en espa?ol), el artista se transform¨® en el maestro hoy reconocido por la Historia del Arte", a?ade. Tras este saludo, el usuario puede abrir ya la tabla.
A la izquierda, en la hoja dedicada al Para¨ªso terrenal, Ad¨¢n conoce a Eva, reci¨¦n creada por Dios. Junto a ellos, el ?rbol de la vida, un drago, especie vegetal de Canarias y ?frica. Como el zoom permite acercar la imagen, y tambi¨¦n es posible moverse por ella, entre la multitud de animales plasmados destaca un elefante con un monito encima. En el siglo XVI, el paquidermo apenas pod¨ªa encontrarse en Europa, as¨ª que ni los expertos se ponen de acuerdo. Tal vez lo vio en una feria. En el mismo escenario hay una corneja pintada. El Bosco era un gran dibujante y amante de la naturaleza, y recogi¨® numerosos tipos de aves. Se trata de la primera vez que esta especie aparece en un cuadro en Holanda.
El panel central, El Jard¨ªn de las Delicias propiamente dicho, es una explosi¨®n de figuras humanas, animales y extra?as estructuras que pueden apreciarse despacio ampliando el foco. Curiosamente, aunque los placeres de la carne disfrutados aboquen al Infierno en la interpretaci¨®n bosquiana, el sexo de hombres y mujeres est¨¢ casi diluido. Todos son p¨¢lidos, casi n¨²biles. Entregados a la lujuria en bailes interminables, a la izquierda de la composici¨®n, una pareja se acaricia ajena al resto. Encerrados en la burbuja de lo que semeja una flor acu¨¢tica, admira la delicada transparencia de la pompa que los a¨ªsla. "En el Medievo, el holand¨¦s medio sab¨ªa poco de otros pa¨ªses fuera de Europa. El exotismo era sin¨®nimo de sexualidad, pero es dif¨ªcil decidir si el pintor incluy¨® personas de raza negra por esa raz¨®n, o bien para mostrar la diversidad de las criaturas del Se?or¡±, advierte la narraci¨®n.
A la derecha, en el Infierno, el fuego planea sobre abundantes instrumentos musicales y formas de tortura. La proximidad facilitada por la t¨¦cnica permite agrandar unas figuras que nunca se acaban y comprobar, entre otras cosas, el uso de los cuchillos. La villa de ?s-Hertogenbosch era conocida por su industria cuchillera, y ¨¦l los presenta como armas, utensilios dom¨¦sticos e instrumentos de castigo. ¡°Mutilar a un ladr¨®n estaba a la orden del d¨ªa, y la famosa hoja enterrada entre dos orejas, es a la vez un s¨ªmbolo genital masculino y una m¨¢quina de guerra¡±. M¨¢s abajo, hay un hombre aplastado por un la¨²d gigante que tiene un pentagrama tatuado en el trasero. Aqu¨ª, se convida a una interpretaci¨®n de la supuesta melod¨ªa que no se ha podido descifrar. Completado el recorrido, y de regreso a la vi?eta de salida, el tr¨ªptico puede recorrerse como si lo tocaras. Punteado de pesta?as, al pulsarlas se incide en unas cuarenta figuras y escenas.
El documental, firmado por Pieter van Huystee, y en el que han colaborado fot¨®grafos, historiadores y cineastas, fue estrenado el pasado enero con motivo de la exposici¨®n Jheronimus Bosch, visiones de un genio, y fue colgado luego en Internet. Abierta hasta el 8 de mayo en el museo Noordbrabants, el ¨¦xito de la muestra ha llevado a la principal sala de la ciudad natal del Bosco a ampliar el horario de apertura diaria hasta la medianoche. Cuando cierre, El Prado inaugurar¨¢ a su vez la mayor exhibici¨®n organizada hasta la fecha sobre su figura.
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