¡®Misi¨®n: Imposible. Sentencia mortal. Parte 1¡¯: m¨¢s de lo mismo. Qu¨¦ pesadez, Tom Cruise

Aseguran los publicistas ¡ªy suelen recibir la bendici¨®n de un p¨²blico cuantioso¡ª que la salvaci¨®n de las deprimidas salas de cine solo puede darse con el protagonismo del cine espectacular. Habr¨ªa que concretar lo que significa el espect¨¢culo. Que este posea alma o est¨¦ vac¨ªo. O habitado exclusivamente por el ruido, la apoteosis de los efectos especiales, despreciando ol¨ªmpicamente algo imprescindible llamado guion. Como si los espectadores solo desearan ser aturdidos y no emocionados. El negocio les funciona muy bien. Debe de ser muy complicado actualmente vender historias de grandes aventuras narradas con estilo cl¨¢sico. Para entendernos, un director como el gran David Lean hoy lo tendr¨¢ muy crudo para sacar adelante sus ¨¦picas historias. Vivimos una ¨¦poca exclusiva para los ordenadores. Al parecer, ofrecen entretenimiento e incluso fascinaci¨®n al receptor. Lo de crear arte es un concepto devaluado. Y una y otra vez llegan los fatigosos superh¨¦roes, la tan exprimida como vacua saga de Star Wars... Esas cosas. Bond tuvo calidad en las dos ocasiones que Sam Mendes pill¨® el tim¨®n del barco, pero imagino que en el futuro solo se aplicar¨¢ la rutinaria f¨®rmula.

Y, c¨®mo no, ese se?or tan listo llamado Tom Cruise, empe?ado en erigirse como el heroico salvador del gran espect¨¢culo. Le sali¨® bien la jugada con la mec¨¢nica y pseudol¨ªrica Top Gun: Maverick. Y contin¨²a como emperador del mercadeo disfrazado de aventura con la s¨¦ptima entrega de Misi¨®n: Imposible. Lleva el a?adido de Sentencia mortal. Y la divide en dos partes. La segunda llegar¨¢ el pr¨®ximo a?o. Lo que vemos dura casi tres horas. Como casi todas las pel¨ªculas que est¨¢ pariendo Hollywood. No puede ser casual. Debe de haber mucha pasta en juego pensando en su exhibici¨®n posterior en las plataformas. Tal vez les haya sobrado abundante material de la primera parte. No tendr¨¢n que utilizar excesiva imaginaci¨®n para crear la segunda. La m¨¢quina est¨¢ bien engrasada. Eso no evita que cada nuevo producto (que siempre es el mismo) sea tan previsible como cansino.

Si me preguntan por el argumento de las seis anteriores pel¨ªculas de la saga, sufro amnesia. Pero lo m¨¢s grave es que Sentencia mortal la vi hace unos d¨ªas y ya no recuerdo casi nada. El problema no es de mi memoria, es de su rutinario argumento. Exagero. S¨ª recuerdo que el arranque lo protagoniza un submarino ruso enfrentado a un invencible enemigo creado por la inteligencia artificial. Pero ah¨ª est¨¢ Ethan Hunt y su escasamente atractivo equipo para volver a salvar a la humanidad. Cruise tiene 61 a?os, pero presume de no utilizar dobles en las secuencias de acci¨®n. Y como siempre, no para de correr. En distintos veh¨ªculos o a pata. Lo hace por Venecia, Roma y en un tren a punto de despe?arse. Y es seguro que infinitos espectadores sienten tensi¨®n ante estas persecuciones eternas, que se sienten apasionados por la tarea del h¨¦roe. Qu¨¦ suerte la suya. Yo estoy consultando con frecuencia el reloj. Y consol¨¢ndome con la certeza de que ya queda menos para que llegue el final.

Tom Cruise, tan prol¨ªfico y triunfador, no debe de sentir ning¨²n anhelo de que le entierren en el pante¨®n de la gente legendaria del cine. Se conforma con que la taquilla siga enamorada desde hace tantos a?os de los productos que se inventa. Demostr¨® que pod¨ªa ser un actor notable si le ofrec¨ªan personajes interesantes. Algo evidente en Magnolia, Nacido el 4 de julio y Algunos hombres buenos. Y su talento para el comercio y el marketing es abrumador. Ha sido, es y ser¨¢ una estrella. ?Y qu¨¦ m¨¢s?