Las grandes familias de la historia del arte: ?el talento es hereditario?
Desde los Gentileschi a los Rold¨¢n o los Sorolla, la pasi¨®n por la pintura, la escultura y el dise?o ha pasado de padres a hijos e hijas
En la frecuente visita a los museos y galer¨ªas de arte hay un fen¨®meno que no deja de sorprender a muchos: los v¨ªnculos familiares entre no pocos de los artistas expuestos. Durante la inauguraci¨®n de la retrospectiva que el Museo del Prado ha dedicado este a?o a Herrera el Mozo, el comisario Benito Navarrete tuvo la oportunidad de hablar de Herrera ...
En la frecuente visita a los museos y galer¨ªas de arte hay un fen¨®meno que no deja de sorprender a muchos: los v¨ªnculos familiares entre no pocos de los artistas expuestos. Durante la inauguraci¨®n de la retrospectiva que el Museo del Prado ha dedicado este a?o a Herrera el Mozo, el comisario Benito Navarrete tuvo la oportunidad de hablar de Herrera el Viejo, notable artista que tuvo una relaci¨®n endiablada con su hijo. En el mismo acto, el director adjunto del museo, Andr¨¦s ?beda, intentaba memorizar los nombres de los artistas con v¨ªnculos familiares que est¨¢n representados en el museo. En general son padres e hijos o hijas: Lucas Cranach el Viejo y Lucas Cranach el joven; Orazio y Artemisia Gentileschi; Pedro Rold¨¢n y su hija Luisa Ignacia Rold¨¢n, La Roldana; Mariano Fortuny Madrazo, hijo del pintor del mismo nombre y nieto, por parte de madre, de Federico Madrazo, pintor y director del Prado, y Joaqu¨ªn Sorolla y su hija la escultora Helena Sorolla, entre otros muchos.
Entre los expertos del mundo del arte se considera una certeza indiscutible que no hay un gen por el que se herede el talento art¨ªstico. Paloma Alarc¨®, jefa de ?rea de Conservaci¨®n Pintura Moderna del Museo Thyssen-Bornemisza, asegura tajante que no cree en la existencia de un gen art¨ªstico. Otra cosa es la transmisi¨®n del conocimiento que el artista puede inculcar a quienes le rodean, sean familiares o no.
Esa maestr¨ªa de la que habla Alarc¨® est¨¢ presente en muchos otros oficios vinculados con la cultura. En la interpretaci¨®n, por ejemplo, los actores del siglo XVI solo pod¨ªan prepararse en cofrad¨ªas que estaban monopolizadas siempre por las familias de int¨¦rpretes. En teor¨ªa se pod¨ªa acceder libremente a esas escuelas, pero en la pr¨¢ctica la llave de acceso la facilitaba el apellido. En la pintura o en la escultura, la ense?anza se impart¨ªa en las academias o los propios artistas desvelaban sus conocimientos a cambio de trabajo en sus talleres. Uno de los casos m¨¢s c¨¦lebres es el Jorge Manuel Theotoc¨®puli, el hijo de El Greco, quien absorbi¨® en Toledo la esencia del oficio tal como lo manejaba el padre.
Otro caso tradicional de ense?anza lo representa Pablo Picasso. Su padre, Jos¨¦ Ruiz y Blasco, profesor de dibujo y pintor, volc¨® muy pronto todos sus conocimientos en el peque?o Pablo. Picasso siempre tuvo palabras de agradecimiento hacia su padre, aunque en una ocasi¨®n lleg¨® a definirlo como un ¡°pintor de comedores¡±, por la simpleza ornamental de sus telas. Ning¨²n descendiente de Picasso se ha dedicado al arte, si se except¨²a el dise?o de joyas de Paloma Picasso.
Los Gentileschi
Pero sea por la raz¨®n que sea, lo cierto es que numerosas familias han vertebrado la historia del arte. Por ejemplo, los Gentileschi. Orazio Gentileschi (Pisa, 1563-Londres, 1639) era hijo de un orfebre florentino que muy pronto consigui¨® triunfar en Roma, ciudad en la que form¨® una familia que qued¨® rota al morir su esposa. La mayor de sus cuatro hijos era Artemisia, una ni?a a la que el destino de aquellos tiempos le ten¨ªa asignado un convento en el que pasar la vida. Pero el car¨¢cter comprensivo de su padre hizo posible que Artemisia pudiera trabajar y aprender el oficio en el taller paterno, una construcci¨®n ubicada junto a la vivienda familiar que le permit¨ªa entrar y salir sin ser vista por una sociedad que no toleraba que las manos de las mujeres abandonaran el hogar. Su abnegaci¨®n, talento y valent¨ªa hicieron que su obra fuera aplaudida. Primero, bajo la firma protectora del padre. Despu¨¦s, los encargos de los mecenas requer¨ªan su autor¨ªa. Su larga vida es de sobra conocida. La violaci¨®n por parte de uno de los aprendices del taller la marc¨®, pero sobrevivi¨® y no par¨® hasta conseguir que el violador fuera juzgado.
Los Rold¨¢n
Luisa Ignacia Rold¨¢n Villavicencio naci¨® en Sevilla en 1652, hija del escultor Pedro Rold¨¢n. Su padre, observando la inclinaci¨®n hacia la escultura que manifestaba la ni?a desde peque?a, le ense?¨® a dibujar y modelar. El taller del padre era una aut¨¦ntica empresa familiar. En ¨¦l trabajaban cuatro de sus hijos, tres yernos y un sobrino. A ella le encargaban tareas como dorar las figuras, pero sin esperar ¨®rdenes empez¨® a dise?ar y a esculpir manejando sierras, martillos o punteros. Alumna aventajada y brillante, pronto domin¨® las t¨¦cnicas del trabajo en madera o en piedra. Como en otros casos, lo que sal¨ªa del taller se consideraba obra del padre de familia, Pedro Rold¨¢n. Andando el tiempo, Luisa Ignacia Rold¨¢n impuso su conocimiento y criterio hasta convertirse en una de las artistas m¨¢s notables del Barroco espa?ol.
Los Sorolla
Helena Sorolla era la menor de los tres hijos que tuvieron Joaqu¨ªn Sorolla y Clotilde Garc¨ªa. Nacida en Valencia, en 1895, fue una mujer moderna y librepensadora, formada en la Instituci¨®n Libre de Ense?anza. Sus hermanos, Mar¨ªa y Joaqu¨ªn, se dedicaron a la pintura paisaj¨ªstica, un g¨¦nero dif¨ªcil de superar ante un padre como el suyo. Sin embargo, Helena eligi¨® dedicarse a la escultura, una actividad que compatibiliz¨® con su dedicaci¨®n a la familia. En 2014 se celebr¨® en Valencia una retrospectiva dedicada a su obra. La cr¨ªtica lament¨® que abandonara demasiado pronto su vocaci¨®n para dedicarse a su familia, aunque a veces el peso de una gran estrella, como Joaqu¨ªn Sorolla, puede quitar demasiado aire para la creaci¨®n propia.
Los Fortuny
Mariano Fortuny Madrazo (Granada, 1871-Venecia, 1949) era hijo del pintor del mismo nombre y nieto, por parte de madre, de Federico Madrazo, pintor y director del Prado. Con esos apellidos de relumbr¨®n en su l¨ªnea familiar, Fortuny supo entender el arte como un todo en el que todas las disciplinas eran igual de importantes. En una exposici¨®n antol¨®gica celebrada en su Granada natal en 2021, se recordaba que, como dise?ador, consigui¨® que Orson Welles vistiera sus trajes en Otelo o que Charles Chaplin le llegara a comprar m¨¢s de 30 vestidos. Apasionado de la tecnolog¨ªa, invent¨® un sistema de iluminaci¨®n teatral indirecta radicalmente novedoso en su momento. Cre¨® escenograf¨ªas y se invent¨® un vestido, el Delphos, con el que Lauren Bacall recogi¨® su Oscar en 1979. Y, mientras hac¨ªa todo eso, siempre mantuvo la pintura como un ejercicio permanente. Con 18 a?os se instal¨® en Venecia y all¨ª alcanz¨® fama mundial, tal como se refleja en el Museo Palazzo Fortuny de Venecia, uno de los m¨¢s bellos del mundo.