La vida vivida en el hogar de los Sorolla
El fot¨®grafo Llu¨ªs Casal, fallecido en el mes de febrero, captura nuevos significados de la casa-museo dedicada al pintor de la luz en una exposici¨®n alojada en el propio edificio
El museo dedicado a Joaqu¨ªn Sorolla es algo m¨¢s que una sala expositiva. El palacete madrile?o del Paseo del General Mart¨ªnez Campos construido en 1911 fue la ¨²ltima vivienda del valenciano, concebida para unir la convivencia con su esposa Clotilde Garc¨ªa del Castillo y sus tres hijos con su actividad creadora. All¨ª es donde el pintor culmin¨® su proyecto de vida, en los insospechados jardines de inspiraci¨®n andaluza a los que un muro separa del bullicio urbano del barrio de Chamber¨ª. Hasta que su viuda leg¨® el edificio al Estado espa?ol y qued¨® abierto al p¨²blico. El fot¨®grafo de arquitectura Llu¨ªs Casals, nacido en Barcelona en 1954 y fallecido este mes de febrero, pase¨® durante a?os por esas estancias, como uno de sus visitantes. Recorri¨® sus antiguas habitaciones y el que fuera taller de trabajo, que un siglo despu¨¦s siguen ocupados por muchos de los objetos que construyeron la identidad familiar de los Sorrolla. Primero se acerc¨® al lugar como admirador de los cuadros. Luego se qued¨® para registrar con su c¨¢mara la vida vivida en ¨¦l y un tiempo pasado que ha quedado suspendido en este espacio. Las im¨¢genes resultantes pueden verse hasta el 20 de junio en la nueva exposici¨®n del centro, Po¨¦ticas de una casa, ubicada en la segunda planta del mismo edificio que retrata Casals. Es as¨ªmismo el proyecto culminante del catal¨¢n, que plantea un juego de espejos entre fot¨®grafo y pintor, entre la intimidad personal y la inspiraci¨®n art¨ªstica.
Enrique Varela Ag¨¹¨ª, director del Museo Sorolla y encargado de comisariar esta muestra junto al propio Llu¨ªs Casals, se inspir¨® en las reflexiones del fil¨®sofo y poeta franc¨¦s Gaston Bachelard plasmadas en su libro La po¨¦tica del espacio para analizar el concepto de casa como microcosmos. ¡°La de Sorolla, es una casa que contiene muchas casas. Era un espacio para la intimidad dom¨¦stica de su familia, pero tambi¨¦n lo era para la sociabilidad, para la creaci¨®n. Tambi¨¦n encierra en sus patios y jardines un peque?o ed¨¦n en medio de la ciudad y era un lugar pensado para exponer los objetos que coleccionaban sus due?os, lo que se nota en la arquitectura del edificio¡±, explica el conservador.
Adem¨¢s, la selecci¨®n fotogr¨¢fica reflexiona sobre el concepto casa-museo. ¡°No estamos ante un museo al uso, con una pared o a un muro frontal donde cuelga arte en sus paredes y que la gente contempla con total neutralidad. En este caso, la sala de exposici¨®n es un espacio tridimensional, habitado, donde el visitante se mueve por un hogar lleno de objetos, que son a su vez recuerdos personales. Quien acude a una casa-museo puede pasar f¨¢cilmente de ser visitante a ser tambi¨¦n habitante¡±, defiende Varela.
Es por eso que Po¨¦ticas de una casa busca aportar una mirada ¨²nica, explica el director del centro: ¡°Muchas de las im¨¢genes que registr¨® Llu¨ªs encierran lecturas y detalles que pasan desapercibidos incluso para quienes transitamos por estas salas de forma habitual¡±. Y, aunque la exposici¨®n no est¨¢ compuesta de cuadros del valenciano, observando las fotograf¨ªas del barcelon¨¦s se puede aprender tambi¨¦n sobre su pintura, en la que destaca su dominio de la luz. Una de las secciones en las que est¨¢ dividida esta muestra temporal se centra en este elemento. Las obras de Sorolla son tan luminosas como lo es su casa. Y Casals se revela, a trav¨¦s de su objetivo, como uno m¨¢s de sus estudiosos.
Si seguimos pelando capas, tambi¨¦n encontramos entre las fotograf¨ªas una forma de acercar al p¨²blico al g¨¦nero de la fotograf¨ªa arquitect¨®nica, en el que el talento tras la c¨¢mara dota de vida objetos inertes. Casals se encarg¨® de ultimar la exposici¨®n antes de fallecer a mediados de febrero. Seleccion¨® las im¨¢genes y estuvo trabajando con el estudio de dise?o para la materializaci¨®n museogr¨¢fica de la propuesta. Es tambi¨¦n ¡°un homenaje a su talento y su sensibilidad como fot¨®grafo¡± porque, esta vez, ¡°Llu¨ªs da un paso m¨¢s all¨¢ de su habitual trabajo como fot¨®grafo arquitect¨®nico y encuentra el alma del lugar. Mezcla ese ojo fr¨ªo, que recoge los vol¨²menes y las sombras de un espacio, con la emoci¨®n y la luz¡±, define el director.
Ampliaci¨®n y rehabilitaci¨®n
Uno de los objetivos del equipo de Varela, al frente del museo desde febrero de 2020, es lograr ¡°que el visitante sienta que est¨¢ entrando en una casa, que al llegar tenga las sensaci¨®n de que Sorolla acaba de salir por una de las puertas¡±, dice. Conservar un edificio hist¨®rico por el que, en condiciones normales, pasan 260.000 personas al a?o ¡°es mucho m¨¢s complicado que exponer en un cubo blanco, como ocurre en muchas de las galer¨ªas de arte actuales¡±. En el suyo, los visitantes transitan en un espacio de cerca de 1.500 metros cuadrados. Por eso, para sus responsables es clave la ampliaci¨®n y rehabilitaci¨®n que aprob¨® este verano el Consejo de Ministros, por un importe de 5,2 millones de euros, que ejecutar¨¢ en los pr¨®ximos a?os el estudio Nieto Sobejano Arquitectos.
Es algo que va a colocar al museo en otra dimensi¨®n, opina Varela: ¡°Nos va a dotar de nuevos espacios en los que desarrollar otro tipo de proyectos m¨¢s ambiciosos y con los que establecer un v¨ªnculo con los creadores de hoy que mantendr¨¢ a Sorolla en el mundo actual¡±. El di¨¢logo entre Casals y el valenciano de Po¨¦ticas de una casa es el primer paso de ese salto a la contemporaneidad.
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