John Waters inunda con su mal gusto el museo del cine de Hollywood
El Museo de la Academia inaugura una gran exposici¨®n al director, el gran provocador con cintas como ¡®Pink Flamingos¡¯ y ¡®Polyester¡¯
Pink Flamingos, una de las pel¨ªculas m¨¢s soeces del cine estadounidense, naci¨® en una pulcra libreta de notas. La historia de la drag queen Divine (Harris Glen Milstead), quien sostiene ser la persona m¨¢s desagradable del mundo, se cuenta con una apretada caligraf¨ªa en tinta azul. Las letras manuscritas est¨¢n perfectamente acomodadas entre los renglones del cuaderno, respetando los m¨¢rgenes y apenas con tachones. Este primer guion de una obra de culto refleja perfectamente a su autor, John Waters, uno de los m¨¢s grandes provocadores del cine. Un hombre que suele vestirse como un dandy y mantiene un bigotillo recortado con esmero. Esta semana, en la inauguraci¨®n de la m¨¢s grande retrospectiva de su trabajo, Waters advirti¨® a la prensa: ¡°Bienvenidos al basurero de mis memorias¡±.
Risotadas se escucharon en las galer¨ªas poco despu¨¦s de que Pope of Trash (el Papa de la porquer¨ªa) abrieras sus puertas en el Museo de la Academia del cine, ubicado en Los ?ngeles. La muestra estar¨¢ vigente al p¨²blico desde este domingo hasta el 4 de agosto de 2024. Es la nueva gran apuesta para una instituci¨®n que a¨²n busca hacerse un nombre dentro de la oferta cultural local. El centro inaugur¨® hace casi dos a?os con una gran exhibici¨®n de Hayao Miyazaki, el genio japon¨¦s de la animaci¨®n. A esta le sigui¨® una sobre el cine negro realizado entre 1898 y 1971. Ahora toca el turno al director, y en ocasiones escritor, que ha indignado a miles.
Una sala que recrea una iglesia sirve como entrada al mundo de Waters, nacido en Baltimore en 1946. Los muros de la galer¨ªa est¨¢n pintados de negro. En ellos hay unos vitrales de las musas que han inspirado la obra del cineasta, personajes que buscan la fama sin importar si esta llega por figurar en la secci¨®n de sucesos de los peri¨®dicos. Este mural incluye la Cenicienta, la primera pel¨ªcula que Waters vio en el cine y que tuvo una gran influencia en ¨¦l. La introducci¨®n es un gui?o de las curadoras, Jenny He y Dara Jaffe, al inicio de la carrera del cineasta. Este comenz¨® en 1964 con sus primeros pasos como gran provocador, mostrando sus cortometrajes tempranos en una iglesia episcopal de su ciudad.
¡°Me encantar¨ªa que mis padres estuvieran aqu¨ª porque siempre me hicieron creer que yo pod¨ªa hacer lo que quisiera, a pesar de que les horrorizaba lo que yo hac¨ªa. Pensaron: ?qu¨¦ mejor que esto? Es mejor que la c¨¢rcel. Porque si no hubiera tenido una salida para usar a todos mis lun¨¢ticos antisociales, qui¨¦n sabe lo que habr¨ªa ocurrido¡±, dijo Waters durante la inauguraci¨®n.
Antes de la explosi¨®n del streaming, Hollywood ten¨ªa una obsesi¨®n por los autores cuya visi¨®n era lo suficientemente potente para llevar a las audiencias a las salas de cine. Pope of Trash muestra que toda artima?a es v¨¢lida para llegar a ese fin. Con el estreno de Pink Flamingos, Waters pidi¨® que se repartiera a los espectadores bolsas de papel por si alguien ten¨ªa que vomitar. Este ardid hizo que muchos acudieran en masa al Elgin, el ¨²nico cine que la mostraba en Nueva York a la medianoche, para poner a prueba su est¨®mago.
Aquella pel¨ªcula estuvo en exhibici¨®n durante un a?o debido a la gran demanda del p¨²blico en busca de emociones fuertes. El tr¨¢iler de la pel¨ªcula, otra pieza que forma parte de la muestra, no inclu¨ªa una sola escena de la cinta. Solo figuraban opiniones de espectadores que acababan de verla. ¡°Es lo m¨¢s desagradable que he visto en mi vida¡±, ¡°Maravillosa¡±, ¡°Es mejor que Gritos y Susurros [la pel¨ªcula de 1972 de Ingmar Bergman]¡±, son algunas cosas que se dicen.
¡°Con esta exhibici¨®n queda claro que hay un sentido del humor que nunca hace que nuestros enemigos se sientan est¨²pidos. Los hacemos sentir inteligentes incluso cuando no lo son, los hacemos re¨ªr y podemos hacer que escuchen¡±, dijo Waters este jueves en una conversaci¨®n con las curadoras. Pero la exposici¨®n tambi¨¦n hace bailar, gracias a las obsesiones musicales del creador. Estas tienen salida en dos cintas. La primera es Hairspray (1988), en la que aparece Debbie Harry de Blondie, y despu¨¦s Cry-baby (1990), donde el cinesta da uno de los primeros protag¨®nicos a la estrella televisiva llamada Johnny Depp.
En 1980, el director utilizar¨ªa otra t¨¢ctica para satisfacer a su nicho. Para Poliester, su primera pel¨ªcula de estudio, Waters recuper¨® una tecnolog¨ªa empleada 20 a?os antes. En 1960, el thriller Scent of Mystery (Vacaciones en Espa?a), protagonizada por Peter Lorre y Elizabeth Taylor, us¨® algo llamado Smell-O-Vision, un aroma en aerosol que acompa?aba el metraje con la promesa de ofrecer una experiencia sensorial ¨²nica al espectador.
Waters recuper¨® aquella idea para hacer el Odorama. En lugar de ofrecer el aroma del perfume de Elizabeth Taylor, como hizo la pel¨ªcula de Jack Cardiff, Waters ofrec¨ªa el olor de la repugnancia gracias a un cart¨®n de rasca y huele que deb¨ªa acercarse a las fosas nasales en ocho escenas. ¡°Oler es creer¡±, fue la frase elegida por el cineasta, cuyo men¨² olfativo ofrec¨ªa pedos, gasolina, la esencia de un zorrillo, pegamento y el hedor de unos zapatos apestosos.
Todo buen conocedor de los Simpsons tendr¨¢ en la cabeza el episodio donde Waters presta su voz a John, un homosexual que muestra a la familia el valor de vivir la vida que uno quiere sin importar la opini¨®n de los dem¨¢s. Esto ante la indignaci¨®n de Homer. El director llama a estas breves apariciones o personajes secundarios una forma de ¡°mantenimiento de la fama¡±. Y no se limita a los t¨ªtulos de ¨¦xito. Ha aparecido en contenidos tan distintos como la infantil Alvin y las ardillas, pasando por CSI y llega hasta cl¨¢sicos de terror como La semilla de Chucky. La muestra tambi¨¦n dedica un espacio para el impacto de Waters en la cultura popular estadounidense.
El establishment de Hollywood se resisti¨® durante mucho tiempo a los encantos del pont¨ªfice de la inmundicia. Waters no entr¨® al sindicato de directores hasta la d¨¦cada de los a?os 90, cuando fue respaldado por David Lynch y por Claudia Weill, directora del cl¨¢sico indie Las amigas (1978). Aquella fue una palmada en la espalda al gran rebelde del cine estadounidense. Un gesto que no el autor no dej¨® de buscar. Este lunes, John Waters devel¨® su estrella en el Paseo de la fama. ¡°Ahora estoy m¨¢s cerca de las cloacas que nunca¡±, brome¨® el director. Hollywood al fin se rinde al rey del trash.
Babelia
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