Hallado en C¨®rdoba un hueso de elefante de batalla de hace dos mil a?os: los expertos investigan si luch¨® con An¨ªbal o con Julio C¨¦sar
Los arque¨®logos localizan tambi¨¦n 17 bola?os que disparaban las catapultas, armas, adem¨¢s de f¨ªbulas, monedas y molinos de distintas ¨¦pocas
El enigma es de proporciones mastod¨®nticas, por lo que su hallazgo ha sido silenciado durante cuatro a?os hasta recabar m¨¢s informaci¨®n. En 2019, los arque¨®logos hallaron durante una excavaci¨®n de urgencia en C¨®rdoba un carpal (hueso de la mano) de ¡°un elefante de grandes proporciones¡± muerto entre finales del siglo IV y mediados del I a. C. El lugar donde se localiz¨®, la colina de Los Quemados y su entorno, en plena capital cordobesa, fue posiblemente protagonista de importantes batallas con proboscidios africanos. Se han localizado, adem¨¢s, armas y 17 bola?os que disparaban las catapultas. El romano Cayo Lucio Marco tom¨® la ciudad, hasta entonces en manos cartaginesas, en el 206 a. C. Y en el 45 a. C., Julio C¨¦sar, protegido por los elefantes del rey mauritano B¨®gudo, expuls¨® a los pompeyanos, en el transcurso de la Segunda Guerra Civil de la Rep¨²blica. Por lo tanto, las preguntas son: ?el hueso es de un elefante de los ej¨¦rcitos de An¨ªbal o de Julio C¨¦sar? ?O de uno de los paquidermos enviados por los reyes del norte de ?frica al cerco de Numancia, incluso? ?El animal muri¨® en batalla o por otra raz¨®n? Los expertos dudan.
Rafael Mart¨ªnez, el zo¨®logo y profesor de Prehistoria de la Universidad de C¨®rdoba que ha examinado el resto ¨®seo, explica a EL PA?S que se trata de un ¡°carpal de la pezu?a derecha, hueso tambi¨¦n conocido como capitatum, de un paquidermo africano o indio. Es muy complicado determinar la especie, si asi¨¢tico (Elephas maximus) o africano (Loxodonta africana). Este hallazgo tiene un enorme inter¨¦s dada la pr¨¢ctica ausencia de restos de elefantes de contexto prerromano en Europa, excluyendo, claro est¨¢, objetos de marfil, cuya materia prima, o en ocasiones el mismo objeto, fueron objeto de comercio e importaci¨®n¡±.
¡°En cualquier caso¡±, contin¨²a, ¡±este discreto hueso puede ser interpretado como prueba de la presencia de estos animales en el entorno de la actual C¨®rdoba entre los siglos IV y II a. C. El inter¨¦s que tiene es que no es un colmillo, que era materia prima para hacer artesan¨ªa, sino un hueso de la mano. Podr¨ªa pertenecer al periodo de las Guerras P¨²nicas [entre cartagineses y romanos]. Podr¨ªa ser el primer elefante descubierto de las tropas de An¨ªbal, pero no se puede asegurar. Me encojo de hombros, pero con toda seguridad era un elefante de talla considerable¡±.
Los expertos no han podido realizar un an¨¢lisis de carbono 14 para determinar la fecha de la muerte de paquidermo, porque el fragmento ¨®seo, de 15 por 8 cent¨ªmetros, no est¨¢ fosilizado, sino que se mantiene poroso. Los especialistas, no obstante, han guardado una peque?a muestra para realizar un posible an¨¢lisis de las prote¨ªnas para obtener m¨¢s informaci¨®n.
La historia del hallazgo comienza en 2019, cuando la Fundaci¨®n Amancio Ortega desembols¨® 40 millones de euros para dotar a los hospitales espa?oles de equipos de alta tecnolog¨ªa. Tres de los aparatos fueron destinados al hospital universitario cordob¨¦s Reina Sof¨ªa. En concreto, dos aceleradores y un equipo de radioterapia intraoperatoria, lo que convirti¨® al centro hospitalario en el primero andaluz con esta tecnolog¨ªa. Pero surgi¨® un problema. Como se emplea radiaci¨®n en los tratamientos, era necesario excavar un b¨²nker de hormig¨®n para mantener alejados los efectos de los equipos del resto de los pacientes del centro sanitario. La Junta de Andaluc¨ªa dio el visto bueno a la donaci¨®n del empresario gallego, por lo que, dadas las caracter¨ªsticas hist¨®ricas de la colina donde se alza el hospital, aprob¨® unas excavaciones de urgencia.
Agust¨ªn L¨®pez Jim¨¦nez, experto de la Arqueob¨¦tica, la consultora que ha llevado a cabo las investigaciones arqueol¨®gicas, explica que el lugar donde se ha hallado el hueso fue ¡°un importante centro jerarquizador de explotaci¨®n econ¨®mica de la cultura tart¨¦sica y posteriormente turdetana¡±. Y reconstruye el hallazgo: ¡°Al iniciar la intervenci¨®n documentamos estructuras del periodo andalus¨ª emiral y califal [siglos VIII a X]. Bajo ellas afloraron restos de muros de adobes derrumbados del periodo ib¨¦rico pleno, en torno al siglo III a. C. Bajo el derrumbe de uno de estos muros es donde se encontraba el carpal. Pero, adem¨¢s, se hallaron 17 bola?os, o proyectiles de artiller¨ªa de peque?o tama?o (11,5 cent¨ªmetros), y tambi¨¦n se hall¨® un regat¨®n de una lanza, pico que serv¨ªa para clavarla en el suelo. Pero no tenemos constancia de que se produjera una batalla o sitio en el lugar, por lo que fue una sorpresa el hallazgo de estos elementos de guerra¡±. Adem¨¢s, se localiz¨® un horno realizado con ladrillos de adobe, algunas monedas, una piedra de molino ib¨¦rico, f¨ªbulas anulares hisp¨¢nicas y f¨ªbulas tipo La T¨¨ne (siglo IV a. C).
Fernando Quesada, uno de los mayores expertos en armas prerromanas del mundo y que colabora en la investigaci¨®n, no se inclina por ninguna de las dos opciones (elefante romano o cartagin¨¦s). ¡°No est¨¢n hechos los contextos y no he visto los materiales. Puede ser un elefante de An¨ªbal o de Julio C¨¦sar cuando reclam¨® al rey de Mauritania, B¨®gudo, para que viniese a Montemayor [C¨®rdoba] en su ayuda y posiblemente trajera elefantes. No sabemos si los bola?os est¨¢n asociadas al animal, por lo que no tengo una opini¨®n formada. En estos momentos es imposible determinarlo¡±.
Quesada recuerda que el elefante podr¨ªa corresponder a un animal del siglo III. a. C., pero tambi¨¦n a un ejemplar del I. a. C. ¡°Podr¨ªa ser que un paquidermo del norte de ?frica pasase a ingresar los ej¨¦rcitos cartagineses, pero tambi¨¦n podr¨ªa ser del 50 a. C., con lo que el contexto corresponder¨ªa a las guerras civiles romanas en Andaluc¨ªa, cuando Julio C¨¦sar viene a Hispania. En ese caso, nos meter¨ªamos en unas campa?as militares confusas que estamos estudiando en el yacimiento de Montemayor, a solo un d¨ªa de marcha de C¨®rdoba. Es decir, podr¨ªa ser un elefante del rey B¨®gudo que acude a socorrer a unos de los bandos. En algunas campa?as est¨¢ involucrado directamente C¨¦sar, pero en otras no. Tambi¨¦n sabemos que en otros episodios, como en Numancia [133 a. C.], los reyes del norte de ?frica enviaron elefantes en ayuda y tendr¨ªan que pasar por Andaluc¨ªa. Es prematuro saberlo¡±.
C¨®rdoba no es el ¨²nico lugar donde los cartagineses pudieron emplear paquidermos. En Driebes (Guadalajara), a orillas del Tajo, est¨¢ comprobado que An¨ªbal combati¨® con 40 elefantes para derrotar a las tropas carpetanas, vetonas y olcades, muy superiores en n¨²mero. Pero los ind¨ªgenas no tuvieron en cuenta la genialidad del invasor, que coloc¨® sus tropas en los vados del r¨ªo ¨Dlos ¨²nicos lugares por donde se pod¨ªa cruzar a pie¨D, con lo que los carpetanos tuvieron que concentrar sus guerreros en esos sitios y perdieron as¨ª su ventaja num¨¦rica: muchas tropas, pero poco espacio para combatir.
Para forzarles a cruzar, An¨ªbal construy¨® una empalizada en paralelo al cauce. En los vados coloc¨® fundamentalmente a la caballer¨ªa y, tras la empalizada, a la infanter¨ªa y a la mayor parte de los elefantes. Cuando los carpetanos intentaban atravesar el r¨ªo, mor¨ªan arrastrados por las aguas o abatidos por los jinetes cartagineses, que se sustentaban mejor en el lecho fluvial. Del medio centenar de paquidermos africanos con los que An¨ªbal contaba, 20 pasaron a manos de su hermano Asdr¨²bal para que mantuviese la guerra contra los romanos mientras ¨¦l dirig¨ªa al resto de los animales hacia los Pirineos. Emilio Gamo, director de las investigaciones de Driebes, lleva a?os haciendo sondeos en el Tajo en busca de restos ¨®seos de los animales que entraron en batalla. ¡°De momento, no hemos tenido ¨¦xito, porque hay que cubrir una longitud de m¨¢s de 10 kil¨®metros de r¨ªo. Es muy dif¨ªcil¡±, afirma.
Las tropas de C¨¦sar lucharon entre los a?os 48 y 45 a. C. en torno a la ciudad de Ulia (actual Montemayor) contra las legiones de Pompeyo el Grande y sus hijos Gneo y Sexto, en un episodio que se conoce como las Guerras Civiles romanas. El ej¨¦rcito cesariano estaba comandado por el general Casio Longino. Despu¨¦s de m¨²ltiples vicisitudes ¨Dambos bandos eran romanos y ten¨ªan el mismo armamento y t¨¢cticas¨D, Casio pidi¨® ayuda al rey B¨®gudo, al que le dio tiempo a llegar con refuerzos, posiblemente con elefantes africanos, tal y como recuerda Quesada.
?A qu¨¦ ej¨¦rcito pertenece la mano del elefante hallada en plena ciudad cordobesa? De momento, y desde el viernes, la prueba de que un paquidermo de guerra de hace miles de a?os estuvo a orillas del Guadalquivir se guarda silenciosamente en los almacenes del Museo Arqueol¨®gico de C¨®rdoba.
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