¡®Cerrar los ojos¡¯: inmune a esta po¨¦tica de V¨ªctor Erice
Soy incapaz de sentir nada grato. Tampoco me irrito demasiado. No s¨¦ qu¨¦ es peor, si la indiferencia o el encabronamiento
Se utiliza con entusiasmo selectivo y primoroso el t¨¦rmino pel¨ªculas de culto, directores de culto, escritores de culto, artistas de culto. Yo he sentido desde peque?o alergia al culto. Ser¨¢ porque lo relaciono con las iglesias, las religiones, los dioses, la adoraci¨®n, los actos de fe. Se supone que en el mundo de la cultura implica crear obras que est¨¢n m¨¢s all¨¢ del bien y del mal, intocables, intemporales, reverenciadas. Y se aplica como un eterno mantra al cine que ha realizado ...
Se utiliza con entusiasmo selectivo y primoroso el t¨¦rmino pel¨ªculas de culto, directores de culto, escritores de culto, artistas de culto. Yo he sentido desde peque?o alergia al culto. Ser¨¢ porque lo relaciono con las iglesias, las religiones, los dioses, la adoraci¨®n, los actos de fe. Se supone que en el mundo de la cultura implica crear obras que est¨¢n m¨¢s all¨¢ del bien y del mal, intocables, intemporales, reverenciadas. Y se aplica como un eterno mantra al cine que ha realizado V¨ªctor Erice. Qu¨¦ pesado debe de ser que las expectativas ante su ¨²ltima y muy demorada criatura tengan que ser masivamente las que corresponden al cine de culto.
Y, por supuesto, como todo el mundo, me sent¨ª intrigado, fascinado, emocionado con algo aut¨¦nticamente po¨¦tico titulado El esp¨ªritu de la colmena y hace mucho tiempo que no he vuelto a revisar El sur, pero siguen incrustadas en mi agradecida memoria la secuencia en la que el padre baila con la ni?a durante su primera comuni¨®n y la conversaci¨®n nocturna entre la cr¨ªa y Rafaela Aparicio. Pero no me trasmitieron encanto de ning¨²n tipo el insufrible mediometraje que Erice integr¨® en Los desaf¨ªos, ni su dormitivo experimento en El sol del membrillo, ni alg¨²n cortometraje suyo que he padecido. O sea, que he disfrutado a veces de su original, potente, l¨ªrico y transparente talento y en otras solo he percibido vacuidad con exageradas pretensiones de arte.
Consecuentemente, como tantos cin¨¦filos, aunque sin vestirme de parroquiano o de sacrist¨¢n ante la ¨²ltima misa que va a celebrar el gran sacerdote, me acerco con razonada ilusi¨®n a Cerrar los ojos, cuarto largometraje de alguien ins¨®lito en variados sentidos. El arranque es enigm¨¢tico. Un millonario jud¨ªo, gravemente enfermo y atrincherado en su soledad le encarga a un hombre que busque y encuentre a su hija. Esta intriga detectivesca, con aroma teatral, pero supuestamente real, corresponde al rodaje de una pel¨ªcula que nunca se terminar¨¢, ya que el actor que la protagoniza desaparece y nadie puede encontrar su pista. A lo largo de tres horas, que se me hacen tan largas como nada exultantes, el director de aquella pel¨ªcula, antiguo e ¨ªntimo amigo del desaparecido, alguien que se niega a admitir que aquel hombre autodestructivo se suicidara o fuera asesinado por encargo de un marido cornudo, se empe?ar¨¢ en buscar su rastro, recurriendo a la hija de aquel, a un amor com¨²n de ambos, a un programa de televisi¨®n especializado en la b¨²squeda de gente desaparecida, a un amigo com¨²n e individuo entre pintoresco y resignado que encarna el amor ancestral y el mimo hacia una forma de concebir el cine y sus esencias que ya est¨¢ agonizando, a una residencia de monjas que cuida a ancianos y a gente muy perdida, a un neur¨®logo (en una secuencia desechable) y a no s¨¦ cu¨¢ntos personajes m¨¢s. Ninguno de ellos me apasiona.
Se supone que el material dram¨¢tico que maneja el creador tiene poso y capacidad para transmitir emoci¨®n. Pretende hablar de gente devastada por la vida y de supervivencias dolorosas, de soledades, de recuerdos lacerantes, de reencuentros con los viejos amores, de cositas simb¨®licas que caben en una cajita, pero que han marcado la existencia, de refugios provisionales cuando todo ha sido ruina, de gente ¨ªntimamente herida. Pero no hay forma de que eso me haga vibrar. Tampoco esa parte final, que algunos espectadores que se hab¨ªan sentido tibios o distanciados hasta entonces me aseguran que les empapa de calor, humanidad, comprensi¨®n, de esas sensaciones tan agradecibles. Yo, todo el rato en plan t¨¦mpano. El problema tal vez sea m¨ªo y no de la exquisita sensibilidad, la capacidad narrativa y la l¨ªrica de su muy distinguido autor. Pero soy incapaz de sentir nada grato. Tampoco me irrito demasiado. No s¨¦ qu¨¦ es peor, si la indiferencia o el encabronamiento.
Cerrar los ojos
Dirección: Víctor Erice.
Intérpretes: Manolo Solo, José Coronado, Ana Torrent, Mario Pardo, Petra Martínez.
Género: drama. España, 2023.
Duración: 169 minutos.
Estreno: 29 de septiembre.