Aitana despliega su pop aer¨®bico y rutinario para todas las edades en su tercer lleno en el WiZink
La cantante de ¡®Alpha¡¯, estupenda de voz pero sin un gramo de singularidad en sus recetas, anuncia un concierto en el Santiago Bernab¨¦u para diciembre de 2024
Hay gente para todo, lo cual est¨¢ muy bien. Cosa distinta es separar grano y paja, filfas y filones, contingentes y necesarios, pero todo se andar¨¢. El mismo recinto que estos d¨ªas acogi¨® dos plet¨®ricos llenazos consecutivos de Vetusta Morla, un concierto prodigioso de Xoel L¨®pez, la emotiva despedida de Rayden y hasta la visita de Greta Van Fleet ¡ªuna hermandad de Michigan con tanto desparpajo como para ponerle papeles de calco a los discos de Led Zeppelin¡ª abr¨ªa las puertas este martes a Aitana Oca?a Morales, una barcelonesa de 24 a?os que, en t¨¦rminos estrictamente num¨¦ricos, termin¨® imponi¨¦ndose a todos sus ilustres predecesores. Su visita al WiZink, la tercera con las localidades agotadas tras sus dos fechas en noviembre, le sirvi¨® adem¨¢s para anunciar con solemnidad y despliegue videogr¨¢fico que este recinto para 15.000 espectadores ya se le ha quedado peque?o. La siguiente cita, el 28 de diciembre del pr¨®ximo a?o, fija su punto de encuentro en el mism¨ªsimo estadio Santiago Bernab¨¦u.
?Hay motivos para semejante entusiasmo? Solo seg¨²n d¨®nde queramos colocar el list¨®n. Aitana cuenta con una voz espl¨¦ndida y ofrece un espect¨¢culo bailongo, disfrutable y solvente, muy bien coreografiado y generoso en luminotecnia, empat¨ªa intergeneracional y buenas intenciones. La autora de Alpha convoca en las gradas no solo a un p¨²blico joven, sino tambi¨¦n p¨¢rvulo, con miles de chiquillos y a¨²n m¨¢s chiquillas por debajo de los 10 a?os que sonr¨ªen, se desga?itan y disfrutan como buenos peque?ajos que son. Y por ah¨ª se empieza, m¨¢s all¨¢ de que nuestra ¨ªdolo a¨²n no se haya molestado en aportar un gramo de singularidad a sus recetas, dolorosamente rutinarias en los tramos de pop y desesperantes, por reiterativas, en sus m¨¢s recientes devaneos con la electr¨®nica.
Todo ello avala que sea mucho m¨¢s sencillo recabar informaci¨®n en torno a parejas presentes, pret¨¦ritas, retomadas o futuribles de nuestra protagonista que sobre sus postulados est¨¦ticos o intenciones art¨ªsticas. Hay durante los 100 minutos de espect¨¢culo algunos juegos magn¨ªficos de luces y sombras, destellos discotequeros que alcanzan hasta la ¨²ltima esquina del recinto y una decena de bailarines y bailarinas con el don de ejecutar movimientos corporales impensables para el com¨²n integrante del g¨¦nero humano. Pero igualmente nos encontramos con unos cuantos kilogramos de m¨²sica pregrabada ¡ªtambi¨¦n en la parte vocal¡ª y con dos docenas de t¨ªtulos en los que cualquier atisbo de originalidad ha sido aniquilado con sa?a. No vaya a ser que luego el algoritmo se nos despiste.
Y as¨ª sucede que nuestra flamante nueva princesa de pistas y pabellones no es capaz de aportar un m¨ªnimo de entusiasmo novosecular frente a todas las grandes reinas que la han antecedido. Hay una actitud moderna y encomiable en abolir el qu¨¦ dir¨¢n (Los ?ngeles); en reivindicar el orgullo, el amor propio y la predisposici¨®n a que ning¨²n indocumentado de medio pelo te amargue la existencia (Ahora que ya no est¨¢s), un mensaje muy necesario en estos momentos en que podemos repudiar a los machirulos con bendici¨®n plena de la RAE. Pero al final el pop aer¨®bico termina gan¨¢ndole siempre la partida al argumento o el concepto. En general, son m¨¢s ¨²tiles los conocimientos sobre la industria textil, o los tutoriales para memorizar alg¨²n fragmento de esas coreograf¨ªas endiabladas, que aguzar el o¨ªdo a la espera de alguna sorpresa que ¡ªperd¨®n por destriparles el final de la pel¨ªcula¡ª en ning¨²n momento llega a acontecer.
Podemos aferrarnos al consuelo de que Darar¨ª se hermana por la v¨ªa de la onomatopeya con otro de los exitazos bailables de la temporada, Padam padam, de Kylie Minogue. Luna es una balada potable y bien desarrollada y resuelta, la primera vez en que, tras media hora de concierto, la oficiante se reivindica como una vocalista con virtudes manifiestas. Esa certeza se vuelve a¨²n m¨¢s palpable en el caso de M¨¢s, que, sin ser una canci¨®n deslumbrante, deja margen a que sucedan cosas cada vez que se interpreta, a que Aitana se desga?ite y asuma el riesgo de que el resultado sea m¨¢s brillante o desva¨ªdo que el de otra noche anterior o venidera. La esencia misma del directo, vaya.
Llegados al momento de miamor, con su twerking y sus refriegas, solo cabe refrendar que vivimos en una sociedad lo bastante ociosa, aburrida y pacata como para buscar en un baile sensual un motivo de controversia. Pero a eso nos dedicamos ahora, a pontificar sobre la nada. Hace bien Aitana en parafrasear y homenajear a ?rsula Corber¨®, que en los Ondas ya hab¨ªa reivindicado el valor de la autoestima. ¡°Digo yo que algo bien estar¨¦ haciendo¡±, exclam¨® la cantante, cargada de raz¨®n. Y conste que dispone de un ampl¨ªsimo margen de mejora, empezando por los discursos. Aportaciones como ¡°Yo siempre lo digo: hay d¨ªas mejores y hay d¨ªas peores¡± o ¡°Ya se est¨¢ acabando el a?o: eso es una realidad¡± (sic y sic) avalan la l¨²cida maldad reciente de El Mundo Today al respecto: ¡°Aitana levanta otra pol¨¦mica al asegurar en mitad de un concierto que el razonamiento inductivo y la creencia en la causalidad s¨ª pueden justificarse racionalmente¡±.
El humor ¨¢cido escuece, pero tambi¨¦n a veces estimula. Llegar¨¢ el d¨ªa en que Aitana aproveche mejor sus posibilidades y nos ahorre malos tragos como el de ¡°Pensando en ti me paso toa la noche y ya no puedo dormir¡± (Pensando en ti), un horror m¨¢s all¨¢ de esa s¨ªncopa ling¨¹¨ªstica, agravado con la osad¨ªa de incluir un sampler de Sweet Dreams Are Made of This en la ecuaci¨®n. Pero podemos transigir con Las Babys, una loca versi¨®n de Saturday Night, de Wighfield, que bailaron hasta los siesos. Y satisface ese final con la h¨²meda y pegadiza Formentera, precedido por un aviso: era ¡°la ¨²ltima de verdad¡±, porque eso de andar saliendo y entrando, por aquello del viejo ritual de los bises, le da ¡°mucha verg¨¹enza¡±. Pues mira, igual en eso hasta estamos de acuerdo.
Babelia
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