La fascinaci¨®n eterna por las casas encantadas de Shirley Jackson
Hace m¨¢s de una d¨¦cada que el mundo rescat¨® a la Reina del Terror de su modesto lugar en la historia y, desde entonces, su leyenda no ha dejado de crecer, tambi¨¦n en Espa?a
Su vida fue corta pero intensa. Dur¨® apenas 48 a?os. Cay¨® fulminada en 1965 por un ataque al coraz¨®n: demasiado tabaco, una existencia forzosamente sedentaria, alg¨²n que otro problema con el alcohol. Pero durante esos a?os no solo fue el ama de casa que, a ratos, escrib¨ªa, como se insiste en recordar ¡ªno era eso lo que hac¨ªa: ella, sus historias, eran el ¨²nico sueldo que entraba en casa, una casa con cuatro hijos¡ª, sino la ¨²nica escritora de terror que, con el tiempo, crecer¨ªa hasta eclipsar a sus contempor¨¢neos, y a todo aquel que se acercase al g¨¦nero, porque su obra se agigantar¨ªa hasta lle...
Su vida fue corta pero intensa. Dur¨® apenas 48 a?os. Cay¨® fulminada en 1965 por un ataque al coraz¨®n: demasiado tabaco, una existencia forzosamente sedentaria, alg¨²n que otro problema con el alcohol. Pero durante esos a?os no solo fue el ama de casa que, a ratos, escrib¨ªa, como se insiste en recordar ¡ªno era eso lo que hac¨ªa: ella, sus historias, eran el ¨²nico sueldo que entraba en casa, una casa con cuatro hijos¡ª, sino la ¨²nica escritora de terror que, con el tiempo, crecer¨ªa hasta eclipsar a sus contempor¨¢neos, y a todo aquel que se acercase al g¨¦nero, porque su obra se agigantar¨ªa hasta llegar a convertirse en un faro para el resto, una suerte de luz que gu¨ªa y nunca piensa apagarse. Desde su inclusi¨®n en la can¨®nica Library of America en 2010, algo a lo que los escritores de terror tienden a no aspirar, Shirley Jackson, la autora del disruptor La loter¨ªa, de la epatante La maldici¨®n de Hill House, y la potent¨ªsima y retorcida voz de Merricat Blackwood (la narradora nada fiable m¨¢s famosa de la historia, que relata Siempre hemos vivido en el castillo), no ha dejado de crecer sin que nadie se atreva siquiera a intentar seguir sus pasos. ?Por qu¨¦?
Richard Matheson, autor hasta cierto punto contempor¨¢neo de Jackson ¡ªaunque a la vez inevitable disc¨ªpulo: su primera novela es de 1953, y para entonces ella llevaba una d¨¦cada publicando, y hab¨ªa despuntado en 1948, con el odio que desat¨® su legendario relato La loter¨ªa, que gener¨® cientos de cartas de lectores molestos, los haters de una ¨¦poca sin redes sociales, pero con sellos y sobres¡ª, podr¨ªa haber seguido sus pasos, y haber encontrado a editores en el presente decididos a convertirlo no solo en un cl¨¢sico del g¨¦nero, sino en un cl¨¢sico sin m¨¢s. Y lo mismo podr¨ªa haber ocurrido con Daphne du Maurier, la autora de Rebeca, que en Espa?a est¨¢ tratando de recuperar Alba. Pero no ha pasado con ellos nada parecido a lo que est¨¢ ocurriendo con Shirley Jackson en el resto del mundo, y tambi¨¦n en Espa?a. No hay a?o en que no se re¨²nan cartas ¡ªen 2021, su hijo Laurence Jackson Hyman edit¨® un volumen antol¨®gico en muchos sentidos¡ª, se publiquen nuevas biograf¨ªas ¡ªcomo la de Ruth Franklin¡ª o se reediten novelas, como acaba de ocurrir.
¡°Lo que diferencia a Shirley Jackson del resto es que ella cre¨® algo nuevo. Llev¨® el g¨¦nero mucho m¨¢s all¨¢. Cogi¨® cosas que se atribuyen a una tradici¨®n, la que viene de Edgar Allan Poe, y de lo norteamericano oscuro, y las molde¨® a su manera. Es verdaderamente prodigioso lo que hizo. Literatura de alt¨ªsimo nivel¡±. La que habla es Valeria Bergalli, responsable de Min¨²scula, la editorial que la publica en Espa?a. Lo lleva haciendo desde 2012. Entonces, cuando editaron Siempre hemos vivido en el castillo, recuerda, ¡°cost¨® que el lector no de g¨¦nero se interesara, llegaron antes aquellos que ya la conoc¨ªan, porque la estaban esperando¡±. Pero el hecho de que su nombre empezase a sonar en todas partes, que se rodasen pel¨ªculas sobre ella ¡ªcomo Shirley¡ª, se ambientasen series en universos que ella cre¨® ¡ªMike Flanagan con su actualizaci¨®n de La maldici¨®n de Hill House¡ª, y se recordase a menudo ¡ªes algo que ¨¦l mismo nunca ha dejado de hacer¡ª que Stephen King lo hab¨ªa aprendido todo de ella, hizo el resto.
Adem¨¢s, como dice Bergalli, ¡°las escritoras m¨¢s j¨®venes actuales en lengua inglesa no solo han destacado su enorme val¨ªa, sino la de la literatura g¨®tica como arma muy poderosa para narrar la vida cotidiana de las mujeres¡±. Una de esas autoras, Catriona Ward, que acaba de publicar La bah¨ªa del espejo (Runas), tiene una novela titulada exactamente igual que la que acaba de reeditar Min¨²scula de Jackson: El reloj de sol. ¡°Lo hice pensando en esa obra, por supuesto¡±, confiesa la escritora norteamericana. ¡°Entendi¨® como nadie c¨®mo la vida cotidiana, especialmente para las mujeres, puede resultar tan aterradora o m¨¢s que cualquier cosa sobrenatural. Es por eso, y por su prosa n¨ªtida, y por su oscura alquimia narrativa, que vuelvo a ella una y otra vez cuando necesito un empuj¨®n¡±, explica. Para Ward tambi¨¦n es evidente por qu¨¦ su obra crece con el tiempo, al contrario de la de sus contempor¨¢neos. ¡°Ella reinvent¨® el g¨®tico, cre¨® un g¨®tico para el siglo XX. Eso es lo que la hace ¨²nica¡±, sentencia.
Eso, y la forma en que cruz¨® todos los l¨ªmites, tambi¨¦n socialmente. ¡°Toc¨® nervios muy importantes de la cultura norteamericana. Consigui¨® desmontar la idea de la comunidad. Dej¨® claro c¨®mo de destructiva puede llegar a ser para aquel que no encaja, para el diferente¡±, expone Bergalli. Algo evidente en Siempre hemos vivido en el castillo y en el relato La loter¨ªa ¡ªen el que el vapuleado chivo expiatorio de una comunidad es, evidentemente, el menos querido, el diferente, y su final es macabro y sectario¡ª, pero tambi¨¦n en El reloj de sol, novela en la que una familia ¡ªde mujeres, con un ¨²nico sirviente, y un hombre elegido por su atractivo, y el viejo y enfermo heredero¡ª se encierra en una mansi¨®n a la espera del fin del mundo, apart¨¢ndose del resto. Rompiendo, de una manera salvaje, con aquello a lo que pertenec¨ªan o fing¨ªan pertenecer. El deseo de ver saltar por los aires el pueblo, y el mundo, es, en la novela, ensordecedor. ¡°Durante a?os se impidi¨® que Shirley Jackson jugase en las grandes ligas ¡ªpese a haber sido nominada al National Book Award¡ª, pero pertenec¨ªa a ellas¡±, insiste la editora.
Su lector est¨¢ consolidado en Espa?a, y no solo de g¨¦nero. ¡°Cada libro nuevo genera una expectaci¨®n tremenda. Y en todas las edades, tanto hombres como mujeres¡±, dice Bergalli, que anuncia otra novedad para este mismo a?o ¡ªde la que a¨²n no puede hablar¡ª y las dos otras novelas que faltan para m¨¢s adelante: The Bird¡¯s Nest y Road Through the Wall. Celebra que est¨¦ por fin abandonando la condici¨®n de personaje que coleccionaba libros esot¨¦ricos, alborotaba el pelaje de sus mascotas y era feliz en casa. No hay m¨¢s que leerla para darse cuenta de c¨®mo le afect¨® todo eso ¡ªla casa es el personaje principal de casi todo lo que dej¨® escrito, la casa y una mujer perdiendo la cabeza¡ª, y c¨®mo sembr¨® la duda sobre lo que existe y lo que no. ¡°Si en alg¨²n sentido interpela a los lectores actuales es precisamente en ese. No crea realidades cerradas. Todo es ambivalente. No puedes fiarte de sus narradoras, pero tampoco puedes fiarte del mundo¡±, apunta Bergalli. Y s¨ª, la mujer que pierde la cabeza en sus historias lo hace por lo inestable de una realidad habitada ¨²nicamente por ella misma.