¡®Golda¡¯: el mejor y el peor de los tiempos para estrenar una pel¨ªcula b¨¦lica sobre Israel

Era el mejor de los tiempos y el peor para estrenar una pel¨ªcula pol¨ªtica de estrategia b¨¦lica acerca del conflicto ¨¢rabe-israel¨ª; la edad del odio y del apoyo; la ¨¦poca de las denuncias internacionales y de la leg¨ªtima defensa; la estaci¨®n de las resoluciones y del bloqueo. Era el oto?o de la desesperaci¨®n, pero de la (in)oportunidad del evento no tiene la culpa la pel¨ªcula en s¨ª. Golda, producci¨®n entre Reino Unido y Estados Unidos dirigida por el israel¨ª Guy Nattiv, no es un biopic al uso de la que fuera primera ministra de Israel entre 1969 y 1974, Golda Meir; es el relato b¨¦lico de la guerra de Yom Kipur, el conflicto que enfrent¨® al estado jud¨ªo contra un grupo de pa¨ªses ¨¢rabes liderados por Egipto y Siria en 1973, expuesto desde la sala de m¨¢quinas del gobierno y de los m¨¢s altos mandos militares israel¨ªes, y llega a los cines en un buen mal momento. La historia no de dos ciudades, sino de dos culturas.

?Es posible analizar una pel¨ªcula como Golda, ambientada hace 50 a?os, sin tener en cuenta lo que est¨¢ pasando hoy? Quiz¨¢ s¨ª en lo puramente cinematogr¨¢fico, en lo t¨¦cnico y en lo art¨ªstico, pero ser¨ªa un error dejar de lado la actualidad porque todo cine tiene algo de pol¨ªtico, y este t¨ªtulo infinitamente m¨¢s. Incluso su existencia como producto del a?o 2023 tiene mucho de car¨¢cter pol¨ªtico, sobre todo teniendo en cuenta que, desde su base, se trata de una defensa a ultranza, rozando la hagiograf¨ªa, del mandato y de la personalidad de Meir. La mujer que lider¨® una guerra desde los despachos mientras lidiaba con un grave linfoma, aunque sin separar de sus labios el irresistible aroma de un cigarrillo tras otro, algo en lo que formalmente se deleita el director, y de un modo relamido en exceso. La mujer que, consciente de sus errores y de la muerte de cientos de soldados, acab¨® escribiendo en sus memorias: ¡°Deber¨¦ vivir hasta el fin de mis d¨ªas sabiendo algo tan terrible¡±. Una frase que su int¨¦rprete, Helen Mirren ¡ªen un excelente trabajo de composici¨®n, ayudado por el maquillaje¡ª, cita expl¨ªcitamente en Golda, aunque no en sus escritos sino frente a la Comisi¨®n Agranat de 1974, con la que se abre y cierra la historia, y la que libr¨® a todos los pol¨ªticos de culpas, endos¨¢ndolas a los militares.

No son pocos los paralelismos entre aquella contienda del Yom Kipur y los m¨¢s recientes acontecimientos en la guerra entre Israel y Gaza, con Ham¨¢s al frente. El sorpresivo ataque de Siria y Egipto en el d¨ªa m¨¢s sagrado del a?o jud¨ªo, al estilo del de Ham¨¢s durante la fiesta del Sucot del 7 de octubre de 2023. Los incomprensibles y pol¨¦micos errores del sistema de espionaje y escuchas del Mosad, que no se enteraron con la suficiente antelaci¨®n de los ataques: hace 50 a?os, y ahora. La insistencia de EE UU en la apertura de un corredor humanitario. Y hasta un casual y caprichoso redondeo: la muerte hace unos d¨ªas del ex secretario de Estado Henry Kissinger, muy presente en la pel¨ªcula, y al que interpreta Liev Schreiber. ¡°Llama a Kissinger¡±, dice Meir cuando comienzan las hostilidades, rematando al tel¨¦fono con una frase casi infantil en su iron¨ªa: ¡°Henry, vuelvo a tener problemas con los vecinos¡±.

Para los amantes del cine pol¨ªtico (y he aqu¨ª este cr¨ªtico), todo lo anterior puede tener su inter¨¦s, pero Golda no es una buena pel¨ªcula, sino un, a menudo, incomprensible y poco dram¨¢tico galimat¨ªas de estrategia b¨¦lica y de movimiento de ej¨¦rcitos, articulado desde una grandilocuencia formal un tanto a?eja y, eso s¨ª, con fundamentales flashes documentales (sobre todo, al final) que recuerdan la importancia de Meir y de Anuar Sadat, presidente de Egipto, y de los posteriores acuerdos de Camp David.

Una pel¨ªcula que juega demasiado a la lisonja, a la explicaci¨®n de la tralla y al gui?o retrospectivo, en lugar de abrazar la complejidad de la geopol¨ªtica y de los ideales de unos y otros. Y en tales sentidos, el de la brocha gorda del piropo y el de los di¨¢logos escritos desde el ventajismo del tiempo transcurrido, uno de ellos se lleva la palma. Cuando Meir contradice sobre una operaci¨®n al entonces comandante Ariel Sharon, acusado posteriormente de cr¨ªmenes de guerra por su responsabilidad indirecta en la masacre de Sabra y Chatila, y le dice: ¡°Arik, tendr¨¢s tu oportunidad, ya llegar¨¢s a primer ministro¡±.